Psicofonías. El enigma de la transcomunicación instrumental. José Ignacio Carmona Sánchez
Una de las características de las psicofonías y por ende de la fenomenología paranormal es lo que viene a llamarse el paradigma sensorial o pareidolia. Nuestra mente, al recibir una información incompleta a tra vés de los sentidos, tiene una tendencia natural a completarla buscando modelos o patrones almacenados. No obs tante, intentar reducir el fenómeno solo a es ta explicación es tan absurdo como no tenerla en cuenta.
Seamos claros, aproximadamente un 95% de las supuestas voces se explican en el contexto anterior, su credibilidad se reduce a la honestidad de la fuente y a la mayor o menor cautela que afirmemos haber tomado durante la experimentación. Lo cual, como hemos visto, no solo no es suficiente, sino que termina por volverse en contra del propio fenómeno.
¿LAS PSICOFONÍAS SON UN FRAUDE?
En absoluto, pero los errores apreciativos son muy habituales. El hecho de que un alto porcentaje de voces puedan ser cuestionadas no desacredita al fenómeno, sino a los métodos y a las personas.
El término asociado al mundo de las voces conocido como «falsos positivos» no habla de una voluntariedad por parte del experimentador de promover un fraude, sino de una precipitada validación de un sonido natural debido al desconocimiento de los procesos o canales de su registro.
Existen programas que nos señalan gráficamente en el espectro cromático del sonograma cómo en las voces de las psicofonías no existe «golpe de glotis», lo cual indica que no ha sido pronunciada por una garganta humana. Esto de por sí no autentifica una voz, pero nos da pistas para que, conjuntamente con el uso de otros programas más sofisticados, podamos determinar con mayores y más precisas informaciones el origen y características de una voz. Ahora bien, el manejo de estos programas requiere de conocimientos fonéticos e informáticos que van más allá de un nivel de usuario.
La manera más simple de autentificar una psicofonía, cuando se carece de recursos técnicos, es aplicar el sentido común. Esto supone fijarse unos niveles de exigencia que nos haga trabajar solo con aquellos archivos razonablemente audibles y entendibles. Someter a preguntas a nuestros invisibles comunicantes no tiene como único objeto recabar información sobre aquellos o la conformación de su mundo, sino que un cuestionario bien diseñado puede indicar si el fenómeno interacciona inteligentemente con nosotros. En cierta ocasión pregunté en una antigua encomienda templaria por «algún hermano templario que esté cerca», recibiendo por contestación en apenas unos segundos: «sí, estamos cerca». En casos así, se sobrentiende que es muy difícil aludir a intromisiones espurias.
Jose I. Carmona junto a Fernando Jiménez del Oso durante las jornadas Vida después de la vida, Hellín (Albacete).
Sin embargo, esto no debería ser suficiente para los especialistas; más allá de grabar y autentificar voces, se hace necesario controlar el proceso que nos lleva hasta ellas. Para ello, se suele fabricar el contexto en el que se produce una voz inyectando frecuencias con unos valores fijos, para después precisar oscilográficamente si se ha producido una anomalía de los valores de referencia. Habría que hablar en este caso de un concienzudo trabajo de laboratorio y no de improvisadas experimentaciones de campo.
Otros métodos nos llevan a modificar las características técnicas de determinados aparatos. En el caso de las «voces directas de radio» (VDR), solemos anular el sintonizador del dial, de tal modo que minimizamos el riesgo de recibir sonidos normales al operar entre emisiones convencionales. Una práctica muy extendida es utilizar varias micro-emisoras que generen diferentes espectros de ruidos (blanco, marrón, etc.,), reconduciéndolos mediante un mezclador hacia un programa infor má tico de grabación. Una puntualización muy im portante de por qué se emplean diferentes ruidos y portadoras es que la causa paranormal necesita de un aporte suplementario para manifestarse. Este puede ser lumínico, acústico o herciano, de tal modo que se sirve de ese sustrato para impresionar sus mensajes.
En grabaciones a campo abierto, una buena recomendación es llevar más de una grabadora con el fin de cotejar los posibles ruidos ambientales, teniendo en cuenta que ambas grabadoras deberán ser modelos similares, puesto que si no es así se podrían producir frecuencias de respuesta diferentes. El motivo de usar dos grabadoras no es otro que observar si, en el momento de la sobreimpresión, la voz se ha sincronizado en ambas, pues generalmente las voces solo deberían recogerse en una de ellas. Si queremos tomar más medidas de prevención, es aconsejable servirnos de barreras electroacústicas para impedir la afectación del campo geomagnético y pantallas de radiofrecuencia que inhiben el paso de ondas hercianas.
¿FENÓMENO ELECTROMAGNÉTICO O ACÚSTICO?
Solo sabemos que la causa paranormal se ayuda de un sustrato para operar, y desconocemos si lo hace a través del canal lógico de registro, es decir, del micrófono. La causa paranormal o nuestros comunicantes, como queramos llamarles, obran incluso en el interior de jaulas de Faraday (que inhiben la acción de campos electromagnéticos externos), o en el de cajas anecoicas (llamadas vulgarmente cajas sordas, que tienen el fin de atenuar las ondas de presión). En el vacío de campanas neumáticas no me consta que se hayan obtenido hasta la fecha psicofonías reseñables.
Sospechamos que necesariamente tenga un patrón mayoritariamente acústico, pues, al prescindir del micrófono, el fenómeno tiende a remitir, aunque no desaparece del todo.
¿LAS PSICOFONÍAS SON SIEMPRE SONIDOS DE BAJA CALIDAD?
No, sencillamente los dispositivos como grabadoras de bobina abierta, tipo Revox, eran poco frecuentes en manos de aficionados, posteriormente el uso más generalizado lo encontramos en antiguas grabadoras analógicas de casete que ofrecían una calidad muy pobre. Si a esto unimos el uso profano de las herramientas de edición de sonido, en las primeras épocas de la era del ordenador, se terminaba sí o sí por estropear el archivo. El desarrollo de las nuevas tecnologías ha originado un punto de inflexión al respecto, y ahora contamos con voces de razonable calidad obtenidas en soportes digitales (grabadoras DAT, ordenadores, minidiscos...), toda vez que una mayor familiaridad con el uso de los programas informáticos nos lleva a cometer menos errores.
No deja de ser curioso que si, habitualmente, a los experimentadores se nos reprochaba que estos sonidos fueran poco comprensibles, aduciendo que podían ser cualquier cosa, paradójicamente al presentar hoy en día voces más rotundas, directamente pasamos a no ser creídos. Es decir, a pesar de que se han minimizado los errores de apreciación, se continúa reduciendo el fenómeno a un juicio de valor sobre la credibilidad del protagonista.
¿QUIÉNES SE INTERESAN POR LAS PSICOFONÍAS?
Aunque la TCI esté formada por una legión de curiosos con limitados recursos instrumentales, también atrae a personas muy cualificadas en diferentes campos. Algunas de ellas cuentan con laboratorios de última generación y amplios conocimientos científicos y técnicos que emplean en sus pesquisas. Sopese el lector las razones por las que directores de importantes empresas de telecomunicaciones, catedráticos de todas las materias y un número significativo de doctores, empeñan desinteresadamente su prestigio al suscribir, sin fisuras, teorías tan exóticas como el contacto con personas fallecidas y otros seres de diferentes planos de existencia.
El que personas con una cierta proyección social y laboral empleen un lenguaje tan directo está indicando que no es un fenómeno menor e irrelevante. Es más, a veces es frecuente que, sin ningún pudor, inviten a personas a vencer su curiosidad