La mujer migrante en Colombia. María Teresa Palacios Sanabria

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      Dentro de la riqueza del concepto, para Saskia Sassen, la feminización de la migración implica una comprensión de la complejidad de esta realidad, dentro de una economía globalizada (2003, p. 1), pues la movilidad está fuertemente interrelacionada con la apertura mundial y con la interdependencia comercial entre Estados desarrollados y en vía de desarrollo. Lo anterior no escapa del espectro de acción de la mujer, pues la perspectiva feminista se relaciona con la geografía; de allí que la filósofa enriquezca el discurso con la noción de las contrageografías de la globalización, descrito como aquel proceso en el cual las economías mundiales abren un amplio espectro dentro del mercado laboral, que de manera indirecta habilita espacios de ocupación a la mujer (Sassen, 2004). Al mismo tiempo, este proceso acentúa y genera una serie de desigualdades y segregaciones en contra de la mujer, situación que se produce por el desempeño de estas en muchos oficios infravalorados, informales y sin seguridad (Sassen, 2004, p. 123). De allí la importancia de que en las políticas adoptadas por los Estados se incluya el inexcusable enfoque diferencial en favor de la mujer migrante.

      La importancia del rol de la mujer y el reconocimiento de sus necesidades es tal que, desde la adopción de la Agenda 2030, que desarrolló los Objetivos de Desarrollo Sostenible, se puso de manifiesto la necesidad de transversalizar en estos la igualdad de género, el acceso a las oportunidades y la erradicación de la violencia, como camino hacia la consecución de la justicia. De esta manera, es posible hallar el punto de convergencia entre la mujer y los movimientos migratorios en metas orientadas a dignificar las condiciones de la migración; erradicar la trata de personas y el tráfico de migrantes (ONU, 2015, 5.2); poner fin a las formas modernas de esclavitud y erradicar el trabajo forzoso (ONU, 2015, 8.7), promoviendo premisas de trabajo decente y seguro, reducción de las desigualdades entre los países y facilidades para la migración segura, ordenada y regular (ONU, 2015, 10.7).

      Lo expuesto anteriormente plantea una clara invitación a la academia para desarrollar procesos de reflexión en los que se ubique como eje central a la mujer migrante, pues su presencia, impacto y contribución, tanto para la sociedad de origen como para la de acogida, es un hecho indiscutible. Es necesario que se superen los sesgos de discriminación por motivos de sexo y de origen nacional y se contribuya de manera decidida a la construcción de Estados más equitativos, justos, pacíficos, que reconozcan a cada sujeto su importancia dentro del estándar más alto de dignidad y derechos humanos.

       2. La mujer migrante como centro de la migración: un aporte a la discusión de un tema poco reconocido y estudiado

      Partiendo de la importancia de la mujer migrante que se ha evidenciado en la historia, aunado al rol que ha venido adquiriendo en la dinámica de las migraciones actuales, el Grupo de Investigación en Derechos Humanos de la Facultad de Jurisprudencia, dando continuidad a su interés académico que sobre migración ha venido desarrollando desde hace más de 14 años, decidió girar la mirada hacia el análisis de la mujer en el marco de la migración, lo cual ha adquirido especial relevancia en la actualidad con ocasión del masivo éxodo de venezolanos derivado de la crisis política, económica y social que vive su país. En ese sentido, se reafirma la connotación histórica de migración de las mujeres y se evidencia una agravación de sus riesgos y condición de vulnerabilidad a causa de la situación que actualmente se vive en Colombia.

      El proyecto1 que da origen a esta publicación tuvo como objetivo central analizar, desde un enfoque de derechos humanos, la feminización en el marco de los flujos migratorios entre Venezuela y Colombia, durante el periodo 2014-2018, con el fin de visibilizar la situación de las mujeres migrantes, lo que las convierte en un grupo con doble condición de vulnerabilidad, como se ratificará a lo largo de los escritos que se compilan en este texto. Para alcanzar el objetivo, se realizaron diagnósticos regionales en tres ciudades seleccionadas para el proyecto: Bogotá, Cúcuta y Santa Marta, en los cuales se pretendió identificar la situación de los derechos humanos de este sector de la población y las rutas de acceso para su protección. El diagnóstico tuvo como fase central la realización de talleres con dos grupos de actores involucrados en la migración: i) con funcionarios de entidades públicas y organizaciones sociales que intervienen en la atención a mujeres migrantes provenientes de Venezuela en cada una de las ciudades seleccionadas y ii) con mujeres migrantes provenientes de Venezuela y con la academia, con el fin de detectar problemáticas en el acceso a los derechos y validar las rutas de acceso a dichos derechos.

      Se tomaron para el diagnóstico las tres ciudades referidas, por la afluencia de migrantes provenientes de Venezuela y las referencias que de la problemática se podían abstraer de estas, dadas sus condiciones geográficas, culturales, etc. Respecto a Bogotá, porque como lo ha reportado Migración Colombia, a diciembre de 2019 se registra en Colombia un total de 1 771 237 migrantes venezolanos, de los cuales el 20% se ubica en Bogotá y la cataloga como la primera ciudad de destino. En relación con Cúcuta, no solo porque la migración ha sido una constante en la historia de la región, sino por su condición fronteriza con Venezuela, lo que representa el paso obligado de muchos migrantes por la zona, bien de manera temporal, bien de forma definitiva; estas dos ciudades se ubican en el rango de más de 100 000 migrantes venezolanos, según las mediciones de la autoridad migratoria. En cuanto a Santa Marta, porque se pretendió analizar una ciudad con otras características geográficas y que si bien no reportaba cifras tan altas de migración como las dos anteriores, evidenciaba una importante afluencia de migrantes en lo que se refiere a ciudades del Caribe. Según Migración Colombia, dentro de los departamentos que tienen entre 50 000 y 100 000 migrantes venezolanos se ubican varios del Caribe colombiano, entre ellos, el del Magdalena reporta más de 90 000 a diciembre de 2019.

      En cifras de ciudadanos venezolanos por departamento, por encima del Magdalena solo se ubican La Guajira y Atlántico, pero estarían dentro del rango de más de 100 000 migrantes y en ese nivel ya se habían seleccionado para el diagnóstico a Bogotá y a Norte de Santander (ver tabla 1). Al analizar las cifras de los años 2018, como fecha de cierre del proyecto, y 2019, a manera comparativa, para entender la importancia del departamento del Magdalena en términos de crecimiento de la migración, se evidencia un aumento porcentual del 105%, en tanto que Atlántico y La Guajira si bien tuvieron crecimientos, no fueron de esa magnitud. Al interior de este departamento, la ciudad de Santa Marta condensa casi el 50% de los migrantes, lo que evidencia la importancia de escoger esta ciudad como laboratorio para el diagnóstico (ver tabla 2).

Departamento20182019
Atlántico105 459156 346
La Guajira123 756155 689
Magdalena41 46085 092
Bolívar31 67474 645
Cesar32 47154 638
Sucre11 49822 257
Córdoba6 37312 410

      Fuente: Elaboración propia.

DepartamentoVariación %
Magdalena105%
Atlántico48 %
La Guajira25 %

      Fuente: Elaboración propia.

      Para el desarrollo de la investigación, se diseñó un equipo de trabajo liderado por la Universidad del Rosario, conformado por investigadoras de la misma universidad y consultoras en las ciudades seleccionadas, con el fin de crear un escenario idóneo para la consecución, organización y análisis de la información en este tema de vital importancia, pero que ha sido poco abordado en las discusiones alrededor de la migración. De esta manera, los aspectos más relevantes del análisis realizado en el marco del proyecto se recogen en los escritos que conforman este texto, los cuales, esperamos,


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