Rana Samurai. Max Marshall
y Eden, los valientes jóvenes monjes que se habían entrenado durante años en el antiguo arte del combate y de la sabiduría, sabía que tenía que actuar con rapidez. Estos reunieron a sus suministros, apretarse el cinturón, y partieron hacia la ciudad, el corazón lleno de determinación y coraje.
Cuando se acercaban a las puertas de la ciudad, los sonidos de caos creció más fuerte. Los edificios quedaron en ruinas, y las calles estaban llenas de escombros. Los aullidos de los lobos se hizo eco a través del aire, enviando escalofríos a las espinas de los dos jóvenes monjes. Pero no vaciló. Sabían que el pueblo necesitaba, y no iban a dejar que el miedo se interponga en su camino.
Con la rápida y silenciosa movimientos, Cayson y Eden hizo su camino a través de la ciudad, en busca de signos de los lobos’ paradero. De repente, una figura sombría han saltado de un callejón, sus ojos brillaban con malicia. Se fue un grande, amenazante lobo, listo para saltar.
Sin dudarlo, Cayson levantó su bastón, mientras que Eden preparó su arco. Con la practica de precisión, que se movían como uno, una máquina bien engrasada de habilidad y trabajo en equipo. El lobo se abalanzó, pero estaban listos. Cayson del personal golpeado cierto, tocando la bestia de la espalda, mientras el Edén de la flecha voló recto y verdadero, la búsqueda de su marca.
Uno por uno, se enfrentan a los lobos, conduciendo de vuelta con una combinación de fuerza, la agilidad y la astucia. La gente del pueblo vio con asombro como estos dos jóvenes héroes lucharon contra los temibles depredadores, sus corazones llenos de esperanza y gratitud.
Como el último lobo huyó en las sombras, la ciudad quedó en silencio una vez más. Los pobladores salieron de sus casas, de las lágrimas de alivio que brilla en sus ojos. Se han reunido alrededor de Cayson y Eden, dándoles las gracias por su valentía y altruismo.
Y como la puesta de sol en el horizonte, emitiendo un resplandor cálido sobre la ciudad, Cayson y Eden sabía que había hecho lo que se propuso hacer. Ellos habían defendido la ciudad, protegido de sus habitantes, y se muestra que, incluso en la cara del peligro, la valentía y la unidad siempre prevalecerán.
Capítulo 7 – El Samurai de la Ciudad
Con sus espadas relucientes a la luz del sol, Cayson y Edén estaba en el borde del monasterio, listo para embarcarse en un peligroso viaje hacia la problemática de la ciudad. Sabían que el camino iba a ser peligroso, pero su determinación ardió intensamente dentro de ellos.
Como ellos dieron sus primeros pasos, la comodidad familiar de el monasterio de mar, a los jóvenes monjes sentía una mezcla de emoción y temor. La carretera se extendía ante ellos, que serpentea a través de densos bosques, a través de ríos rugientes, y más imponentes montañas. Ellos sabían que el peligro había a la vuelta de cada esquina, pero estaban preparados para enfrentarse a ella en la cabeza -.
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