Hada del Bosque da Vida a los Pájaros. Max Marshall

      Con un elegante dominio del lenguaje y un profundo conocimiento del alma humana, esta escritora crea personajes cuyos triunfos y luchas resuenan profundamente en lectores de todas las edades. Tanto si explora las complejidades del amor y la pérdida como si ahonda en las profundidades de la psique humana, la prosa de esta escritora es tan bella como perspicaz, revelando verdades que conmueven el corazón e inspiran el alma.

      Capítulo 1: El Hada del Bosque

      En el corazón de un frondoso bosque, donde los árboles susurraban secretos el uno al otro y la luz del sol bailó a través de las hojas, allí vivía un joven bosque de hadas llamada Melanie. Con el pelo del color del sol de oro y alas adornadas con delicados patrones como los pétalos de una flor, Melanie era una visión de la belleza y de la gracia.

      Cada mañana, Melanie despertaba a la suave melodía del canto de los pájaros y el aroma dulce de las flores silvestres que floreció alrededor de su casa de woodland. Como ella agitó a salir de su cómoda cama de musgo y hojas, su corazón se hinchan con el entusiasmo para el día de anticipación.

      Pisar fuera de su encantadora casa en el árbol, Melanie sería recibido por una sinfonía de pájaros piando, chittering ardillas, y el murmullo de las hojas. Ella iba a tomar una respiración profunda, inhalando el crujiente, fresco aire que llenaba sus pulmones con vitalidad.

      Con un salto en su paso y un brillo en sus ojos, Melanie establezca en sus aventuras diarias a través del bosque. Ella admirara la belleza de rocío-besó telarañas brillando en la luz de la mañana, y ella hacía una pausa para admirar los intrincados patrones de helechos despliegue de sus delicadas hojas de palma.

      Pero no se trataba sólo de las vistas y sonidos de la selva, que llenó a Melanie con alegría – , era una de las criaturas que lo llamó a casa. Desde el majestuoso ciervos que pastaban en los prados para el travieso zorro que se precipitó a través de la maleza, Melanie queridas de todos y cada uno de los habitantes de la selva.

      Con un corazón tierno y suave de las manos, Melanie tendería a las necesidades de los animales, ofreciéndoles comida y agua y calmante de sus preocupaciones con su suave, melódica voz. Iba a ver con placer, como los pájaros acudían a su alrededor, piando alegremente mientras gozaban de la trata a ella siempre.

      Y como el día se acercaba a su fin y el sol se sumerge por debajo del horizonte, pintando el cielo con tonos de rosa y oro, Melanie iba a regresar a su casa en el árbol, su corazón lleno de gratitud por la belleza y la maravilla de la selva que ella llama hogar.

      Capítulo 2: El hada de comer a los animales

      Como el sol de la mañana emitir sus rayos dorados sobre el dosel del bosque, Melanie agitó hacia fuera de su acogedora casa en el árbol, una pequeña canasta metida debajo de su brazo. Hoy fue un día especial – era el momento para visitar a su woodland amigos y compartir una comida con ellos.

      Con un salto en su paso y una canción en su corazón, Melanie partió en su viaje a través del bosque. La exuberante vegetación que parecía darle la bienvenida con los brazos abiertos, el susurro de las hojas en la brisa suave, como si en señal de saludo.

      Su primera parada fue el claro donde el ciervo le gustaba reunir, sus gráciles formas que emergen de las sombras como Melanie se acercó. Con una suave sonrisa, metió la mano en su cesta y sacó un puñado de tiernos brotes verdes y fragantes flores silvestres, ofreciéndoles a los ciervos con las manos extendidas.

      El ciervo acostado junto a ella, sus ojos brillando con gratitud como se mordisqueó el delicioso banquete que ella había dado. Melanie miró con alegría mientras comían, sus movimientos suaves y un testimonio del vínculo que comparte con sus hadas amigo.

      Siguiente, Melanie hizo su camino hasta el borde de la selva, donde los conejos y las ardillas le gustaba jugar. Ella dispersos puñados de frutos secos y semillas en el suelo, riendo como las ardillas se precipitó alrededor de sus pies, sus colas contracciones con emoción.

      Los conejos subí, su mullida oídos atentos en la curiosidad como degustaron las delicias de Melanie había traído para ellos. Ella observaba con deleite como lo mordió en la comida, sus narices fasciculaciones en la apreciación.

      En el transcurso del día, Melanie visitado todos los rincones de la selva, a compartir su abundancia con los pájaros, las ardillas, e incluso los pequeños insectos que zumbaban alrededor de su cabeza. Ella se reía y cantaba mientras trabajaba, su corazón rebosante de amor por las criaturas que se llama la casa forestal.

      Capítulo 3: las Flores en el bosque

      La suave luz de la mañana se filtra a través del denso dosel de hojas, Melanie salió de su casa del árbol, un brillo de emoción en sus ojos. Hoy en día, ella tenía una tarea especial en la mano para recoger las flores para adornar su casa de woodland y rellenar con los colores vibrantes y los dulces aromas de la naturaleza.

      Con un salto en su paso, Melanie partió en su viaje a través del bosque, su corazón cantando con anticipación. Ella sabía exactamente dónde encontrar las más bellas flores – el oculto claros y el sol moteada glades donde las flores silvestres bailando en la brisa.

      Como ella vagó más en el bosque, Melanie del penetrantes ojos manchada de destellos de color en medio de la mar de verde. Ella hizo una pausa para admirar los delicados pétalos de un clúster de púrpura violeta, inclinándose

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