Música y Músicos Portorriqueños. Fernando Callejo Ferrer
la capital de Francia, antes de retornar a su país, ejerció de maestro de piano por más de seis meses, y lo mismo en New York, en donde pensaba establecerse definitivamente, lo que no pudo efectuar, porque el clima le fué altamente perjudicial a su salud, retornando definitivamente a Puerto Rico en 1893 y estableciéndose en Ponce, en donde ejerce desde entonces. Periódicamente ha dado en su ciudad natal audiciones públicas de sus alumnas, que obtuvieron gran éxito, despertando el entusiasmo artístico del público en general y más particularmente del perito en materias de arte.
En 1904 envió un grupo de composiciones para piano y orquesta a la exposición de Saint Louis, Illinois, U. S., que fueron premiadas con diploma y medalla de oro.
Como pianista es tan concienzudo, que con técnica irreprochable, en la que no olvida los detalles más insignificantes, cuando interpreta, expone las ideas substanciales de las obras sin amaneramientos ni osadías.
Es además un buen compositor y musicólogo de amplia y sólida cultura.
Como compositor ha producido mucho y bueno, permaneciendo inéditas la mayor parte de sus obras, en las que predominan las de forma clásica para instrumentos de cuerda y las características para piano. Fuera de Ponce, apenas se conocen sus composiciones. Y para que pueda aquilatarse con cuanta propiedad le damos el calificativo de maestro compositor, transcribiremos, a continuación, un juicio crítico que publicó El Día, de Ponce, edición correspondiente al 19 de febrero de 1914, en la que su autor, el ilustrado compañero Braulio Dueño Colón, después de ciertas salvedades sobre lo que el prejuzga "incompetencia para emitir juicios", dice lo siguiente:
"TRIO en mí bemol. Op. 21, para violín, viola y violoncello. – Siempre he considerado que de todas las combinaciones instrumentales es el trío la más difícil de escribir, no tan sólo por ser la que menos recursos proporciona al autor para el desarrollo temático, sino por ser la que menos se presta para cierto género de combinaciones melódicas, a menos que sea el piano uno de los instrumentos que figure en el trío; siendo éste el caso del señor Chavier, por cuanto su composición está escrita para violín, viola y violoncello."
"Es indudable que a esas circunstancias que señalo, se debe el que los compositores hayan sido tan parcos en la composición de tríos de esa especie."
"No tengo a mano el catálogo de los compositores clásicos; pero registrando mi memoria, sólo recuerdo haber visto un trío de Romberg, compositor alemán, para violín, flauta y cello. En los demás que conozco, figura siempre el piano como uno de los componentes del trío."
"Teniendo en cuenta lo que llevo manifestado, hay que confesar, forzosamente, que el señor Chavier ha salido airoso de prueba tan difícil. Su trío Op. 21 es una demostración elocuente de sus conocimientos musicales. No es un mero juego de sonidos, sino una serie de temas bien desarrollados, obedeciendo a un plan sencillo, pero llevado a cabo dentro de la más exquisita unidad tonal y rítmica. El bravísimo scherso finale, en 6 por 8, está admirablemente combinado y tiene el sprít del de la sonata de Krautser de Beethoven."
"Cuarteto, Op. 25 en mí menor para dos violines, viola y cello. – He leído y releído detenidamente este cuarteto y siento, de veras, no haber tenido la oportunidad de oírlo; no porque crea yo, como un querido amigo y compañero mío, que sea indispensable oir una composición musical para poder juzgar si está bien o mal escrita, sino porque me gustaría poder apreciar si el efecto de ese Cuarteto al ser ejecutado difiere algo del que yo he podido apreciar al oírlo dentro de mí mismo, cuando lo leía. Al examinar esta obra he podido observar lo siguiente: Originalidad en las ideas, perfecta adaptabilidad de la frase melódica a lo que exige la música di cámera, buen trabajo temático, delicado ingenio en las combinaciones melódicas y discreta proporción en el trabajo asignado a cada instrumento; pudiendo decirse de este Cuarteto lo que decía Marx del primer tiempo de un Cuarteto de Beethoven, 'una verdadera causerie en la que los cuatro instrumentos usan de la palabra bajo la indiscutible dirección del primer violín.'"
"El Andante Cantabile ed Espressivo, es encantador, y a mi juicio, lo mejor del Cuarteto, no obstante que el Finale representa una labor concienzuda bajo el punto de vista escolástico."
"De todas las obras del grupo que he examinado, ésta es, tal vez, en la que se destaca mejor la personalidad artística del compositor."
"Dos sets de variaciones, para piano, Op. 29, y 32. – Son magníficas unas y otras; y no podía ser de otra manera, si se tiene en cuenta que el autor posee las tres cualidades más esenciales para esa clase de trabajos, cuales son: conocimiento profundo del contrapunto, imaginación fértil y dominio del piano."
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