La Biblia en España, Tomo I (de 3). Borrow George
La respuesta de la Sociedad fué un cruel desengaño para Borrow: reconocíase en ella que Graydon era tan legítimo representante de la Sociedad Bíblica como él; no se accedía a desautorizar y condenar su proceder, y, además se le advertía a Borrow que, en adelante, se abstuviese de publicar cartas como la del Correo Nacional. Por su parte, el Gobierno español, tras algunos artículos oficiosos en que se le excitaba a proceder «con mano dura» contra los escarnecedores de la religión, prohibió de Real orden (25 de mayo) la circulación y venta del Nuevo Testamento editado por Borrow.
En relaciones poco cordiales con sus jefes y frente a la hostilidad resuelta de los gobernantes españoles, Borrow no podía ya realizar en la Península una obra duradera ni fructífera. Aquel verano del 38 anduvo don Jorge por La Sagra y por tierras de Segovia. El 24 de agosto llegó a sus manos la orden de sus jefes llamándole a Inglaterra, y, allá se fué, a través de Francia, y en tres o cuatro meses que permaneció en su país zanjó sus diferencias con los directores y logró que le enviaran a España por tercera y última vez. El 31 de diciembre de 1838 desembarcó en Cádiz, y, salvo los tres primeros meses, que pasó en Madrid dedicado a la propaganda, casi todo el año 39 estuvo en Sevilla, en relativa inacción. Allí fueron a buscarle Mrs. Clarke y su hija, a quienes instaló en su propia casa de la Plazuela de la Pila Seca; hizo, solo, un viaje a Tánger, donde le alcanzó la orden del Comité de la Sociedad Bíblica dando por terminada su misión en España, y en Tánger se acaba bruscamente la narración de sus aventuras. De retorno en Sevilla, anunció su matrimonio con Mrs. Clarke (la Señá Biuda con Don Jorgito el Brujo), y comenzó los preparativos para volver a Inglaterra. Una disputa con un alcalde de barrio de Sevilla le costó ir a la cárcel, donde le tuvieron treinta horas; todavía estuvo en Madrid gestionando las reparaciones debidas por ese agravio, y en abril de 1840 se embarcó para Inglaterra con Mrs. Clarke y su hija y su corcel árabe. Apenas tomó tierra, se casó, y fué a instalarse a Oulton Cottage (Lowestoft), propiedad de su esposa, donde vivió muchos años entregado a las pacíficas tareas literarias.
Lo primero que publicó fué su obra sobre gitanos13, en la que había trabajado mucho durante su permanencia en España. Contiene una descripción preliminar de los gitanos de diversos países y un estudio de la historia y costumbres de los de España, compuesto de observaciones personales y extractos de libros referentes a ellos. Siguen una colección de poesías populares en caló, recogidas verbalmente por Borrow, y un vocabulario. En The Zincali se aprecia «una fuerte personalidad y una observación extraordinaria»14; pero cualquiera puede advertir el desorden con que está compuesto el libro. Es importante para conocer las costumbres de los gitanos, y completa además algunas aventuras que en La Biblia en España sólo están indicadas.
La publicación de The Zincali puso a Borrow en relación con Ricardo Ford, docto en cosas hispánicas, que preparaba por entonces su Manual de España15. Ford aconsejó a Borrow que publicase sus aventuras personales y se dejara de extractar libracos españoles. Al saber que tenía entre manos una Biblia en España, insistió en sus advertencias: nada de vagas descripciones, nada de erudición libresca; hechos, muchos hechos, observados directamente; arrojo para no caer en las vulgaridades; no preocuparse del bien decir; evitar las gazmoñerías y la declamación. Borrow se aprovechó de esos consejos. En su retiro de Oulton ordenó y completó los materiales de que disponía: diarios de viaje, cartas a la Sociedad Bíblica, y en diciembre de 1842 se publicaba la obra16 que velozmente le llevó a la celebridad.
Su triunfo fué inmenso. En el primer año se agotaron seis ediciones de a mil ejemplares en tres volúmenes, y una edición de diez mil ejemplares en dos tomos. Dos veces reimpresa en Norteamérica aquel mismo año 43, fué traducida al alemán, al francés y al ruso; en 1911 iban publicadas de La Biblia en España más de veinte ediciones inglesas. Borrow saboreó la popularidad; sus escritos posteriores contribuyeron poco a sostenerla. Sus aventuras en España despertaron en el público un deseo muy vivo de conocer otros hechos de la vida del «héroe». Ricardo Ford le aconsejó que escribiese su autobiografía. Don Jorge, sin levantar mano, compuso el Lavengro, historia de su niñez y juventud, continuándola años después17, hasta la fecha en que comienza aquel misterioso período de su vida, de que ya se hizo mención. La obra defraudó las esperanzas del público; los críticos, con gran indignación del autor, pronunciaron sobre ella un fallo adverso; se aguardaba una narración rigurosamente veraz, y aparecía un revoltijo de sucesos reales e imaginarios más que suficiente para desorientar al lector. Borrow se consoló difícilmente de lo que algunos llamaron su «fracaso». La vanidad herida, no iba a contribuir a suavizarle el humor, cada día más áspero y agrio. Llevaba con impaciencia la vida sedentaria de escritor. Sentía, además, inquietudes religiosas; los antiguos «terrores» le atormentaban. Borrow quería viajar y solicitó empleos fuera de su patria; misiones literarias en Asia, el consulado de Hong-Kong: pero sin resultado. Hizo un viaje por el Oriente de Europa, y recogió nuevos datos acerca de la vida y lenguaje de sus amigos los gitanos en Hungría, Valaquia y Macedonia. Anduvo también por su país; visitó Gales, Escocia y otros lugares, y recogió parte del fruto de estas jornadas en un libro18 que fué la última obra importante que publicó. Desde 1860 residía en Londres, donde vivió catorce años sin producir nada desde la aparición de Wild Wales, sumido en tanta oscuridad, en tal silencio, que algunos le creían muerto. Estimulado por el deseo de conservar su antigua primacía en los estudios gitanos, que otros cultivaban ya con diferente método, se lanzó a publicar, en 1874, un vocabulario19 del dialecto de los gitanos ingleses, obra que, al aparecer, era ya anticuada. En suma: Borrow se sobrevivió; tan sólo la muerte – observa Mr. Knapp – podía devolverle la notoriedad perdida. La muerte tardaba en llegar. Borrow se marchó de Londres en 1874, y se refugió en su casa de Oulton; estaba viudo desde 1869. El arriscado Don Jorge de otros tiempos era un anciano de mal humor, que vivía triste y solo en una casa de campo mal cuidada, y se paseaba por el jardín enmarañado cantando poemas de su cosecha. Su extraño continente, su soledad y «sus conversaciones con los gitanos, a quienes permitía acampar en la finca, crearon en torno suyo una especie de leyenda. Los muchachos, en viéndole pasar, le gritaban: ¡Gitano!, o ¡brujo!» Muy cerca ya del fin, su hijastra fué con su marido a vivir en su compañía. En la mañana del 26 de julio de 1881, el matrimonio se fué a Lowestoft a sus asuntos, dejando a Borrow completamente solo; mucho les rogó que no se fueran, porque se sentía morir; pero le dijeron que ya otras veces había expresado igual temor sin fundamento alguno. Cuando volvieron, a las pocas horas, se lo encontraron muerto.
Aunque The Bible in Spain no fuese, en términos absolutos, el mejor libro de Borrow, sería en todo caso, con enorme diferencia respecto de sus otros escritos, el que más títulos tendría a la atención de nuestro público. El mérito intrínseco del libro, y la singular reputación de España, le hicieron popular en Inglaterra y Norteamérica y conocido en varias naciones de Europa, motivos también valederos para su divulgación en nuestro país, con más el de ser los españoles, no lectores distantes, sino parte interesada, actores en las escenas y su tierra marco de aquella narración. No es muy honroso para nuestra curiosidad que hayan transcurrido cerca de ochenta años desde que vió la luz, sin ponerlo hasta hoy, traducido, al alcance de todos. El libro fué compuesto, en su mayor parte, en los lugares mismos que describe. Borrow redactaba un diario de viaje, y remitía, además, a la Sociedad Bíblica cartas de relación de sus aventuras y trabajos. La Sociedad prestó a Borrow esas cartas luego de cerciorarse de que, al aprovecharlas, no cometería ninguna indiscreción. «¡No he revelado los secretos de la Sociedad!», decía después Borrow; en efecto, no mienta su desacuerdo con los directores, y tributa a Graydon, el «ángel malo» de la causa bíblica, ardientes elogios. Las cartas de Borrow a la Sociedad Bíblica20 son tan extensas como la mitad de The Bible in Spain; pero sólo aprovechó la tercera parte de ellas en la composición del libro; lo demás salió de sus diarios, fundiéndose todo al calor de su espíritu cuando recordaba y revivía a distancia las impresiones indelebles recibidas.
13
The Zincali; or An Account of the Gypsies of Spain. With an original collection of their Songs and Poetry, and a copious Dictionary of their Language. By George Borrow… In two volumes. London, John Murray, 1841.
14
E. Thomas: George Borrow, the man and his books. I. V. London, Chapman and Hall, 1912.
15
16
The Bible in Spain; or the Journeys, Adventures, and Imprisonments of an Englishman, in an attempt to circulate the Scriptures in the Peninsula. By George Borrow, author of «The Gypsies of Spain». In three volumes. London, John Murray, 1843.
17
Lavengro; the Scholar – the Gypsy – the Priest. By George Borrow… In three volumes. London, John Murray, 1851.
18
Wild Wales: its people, Language, and Scenery. By George Borrow… In three volumes. London, John Murray, 1862.
19
Romano Lavo-Lil: Word-Book of the Romany, or English Gypsy Language… By George Borrow. London, John Murray, 1874.
20
«Letters of George Borrow to the Bible Society», edited by T. H. Darlow, 1911.