La Posesión De Un Guardián. Amy Blankenship
lugar sabÃa que los dioses se reÃan de ella mientras el cielo se abrÃa y soltaba su lluvia con un chirrido tembloroso de trueno.
¿Por qué? ¿Por qué estaba haciendo esto? ¿Por qué no la mató en lugar de torturarla primero? SabÃa que no tenÃa ninguna posibilidad de salir corriendo. También era consciente del hecho de que él iba a detenerla antes de que ella llegara a la seguridad, pero eso no impidió su precipitada carrera por ello.
Kyou la observó acercarse a la aldea y decidió dejarla pensar que tenÃa media oportunidad de escapar por un minuto. Sólo lo harÃa mejor cuando la atrapara. Entonces otro olor lo golpeó. Sus hermanos. ¡No! ¡Ãl no lo permitirÃa! HabÃan fallado en protegerla y por eso, ahora se quedarÃa con él sin importar qué. Su sangre noble lo exigÃa.
Kyoko podÃa sentir el repentino cambio en él. Ella sintió el aura de Kyou cerrándose sobre ella y ella gritó, esta vez incapaz de retenerla. El sonido sonó como una campana de la muerte en todo el bosque como una mano sujetó su boca y un brazo alrededor de su cintura se tensó, cortando su suministro de aire como una vez más se golpeó contra su pecho. Sus pies estaban ahora colgando un par de centÃmetros del suelo.
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Toya miró hacia el oscuro cielo nocturno justo cuando llegaban las primeras gotas de lluvia. Esta noche fue una mala noche... podÃa sentirlo claro en su alma. Sus ojos coincidÃan con el color del relámpago que bailaba a través de la oscuridad mientras la tormenta se cerraba.
Incapaz de dormir mientras Kyoko no estaba con él, Toya habÃa subido a una rama alta de un árbol en las afueras del pueblo para vigilar. Todo lo que podÃa hacer era esperar hasta el amanecer y luego ir a su encuentro en los jardines de El Corazón del Tiempo. Si lo hiciera a su manera ... nunca se habrÃa ido a casa para empezar.
El suelo tembló con un estruendo de trueno, pero los ojos de Toya se abrieron ... su oÃdo captó un grito aterrorizado dentro de la tormenta. Ese grito le habÃa quitado el aliento. ¿Kyoko? ¿Qué estaba haciendo aquà a estas horas de la noche sin decirle primero?
Sus ojos se volvieron instantáneamente hacia la plata fundida a medida que sus instintos protectores se aceleraban. Nunca la habÃa oÃdo asustarse, ni siquiera durante la batalla. El latido de su corazón voló cuando sus alas plateadas saltaron a la vida y se alejó casi demasiado rápido para que el ojo humano la detectara.
¡Kyoko! El grito preocupado se desprendió de su garganta.
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Shinbe estaba fuera de la cabaña de Suki y ya no podÃa dormir. Sus pesadillas no lo permitÃan. Su mirada de amatista se clavó en el bosque que sostenÃa el portal El corazón del tiempo. Algo estaba mal, podÃa sentirlo ... no tenÃa nada que ver con la tormenta que se avecinaba en el bosque.
¿Kyou? ¿Qué estaba haciendo Kyou tan cerca? Por un momento muy largo, la garganta de Shinbe se negó a trabajar y su respiración se detuvo en su pecho mientras miraba a lo lejos. PodÃa sentirla... Kyoko habia vuelto. Su pelo azul de medianoche se balanceaba en los vientos tempestuosos que traÃan consigo el olor de la ira de su hermano y su puño cerrado. No estaba sola... ¡Kyou estaba con ella!
Agarró su bastón que estaba apoyado contra el marco de la puerta. Shinbe sabÃa que no tenÃa que llamar a los demás, ya podÃa sentirlos detrás de él. Alas translúcidas de amatista se extendÃan a su alrededor mientras sus pies dejaban el suelo.
Kamui rápidamente siguió el ejemplo, dejando un rastro de polvo multicolor a su paso. Kaen rugió a la vida levantando a Suki para unirse a la persecución.
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¡No! La voz de Kyou era severa como si la regañara por algo que no aprobaba. No esta vez. Esta vez no lo negarÃan. HabÃa querido tocarla antes, durante el calor de la batalla, pero nunca lo habÃa hecho. Algo le habÃa advertido que el contacto serÃa peligroso para ambos, asà que se habÃa refrenado.
Esta vez apaciguarÃa su verdadera naturaleza. Su alma lo habÃa plagado lo suficiente. Ella era el único ser humano que se enfrentaba a él en la batalla o en cualquier otro lugar y no correr con miedo. Apretó los brazos para detener sus luchas.
SabÃa que sus hermanos la querÃan ... pero Toya estaba enamorada de la sacerdotisa. Le hacÃa enojar porque su hermano estuviera cerca de algo que deseaba para sà mismo. TodavÃa no podÃa entender por qué Toya no se habÃa apareado con ella, sino que la habÃa dejado libre e indefensa. ¿No se dio cuenta de que el enemigo podÃa llevársela? El mero pensamiento de que Toya la tomara como suya envió una ola de posesividad a través de sus brazos mientras la sostenÃa.
Kyou sabia que Toya la habÃa escuchado gritar por ayuda. PodÃa sentir que el guardián de plata se acercaba a una velocidad alarmantemente rápida. No sólo le enseñarÃa a no salir sola por la noche ... también le enseñarÃa a su hermano ingenuo una lección por dejarla hacerlo.
Con un rápido pensamiento, creó un escudo que sabÃa que su hermano no podÃa romper. Miró hacia abajo a la muchacha de ojos esmeralda, con el miedo que habÃa causado. Kyou se quitó la mano de sus labios sólo para reemplazarla con sus labios ... cortando su grito. Ãl reclamó su boca en un beso duro, hambriento, implacable en su búsqueda. En cuanto la probó, era demasiado tarde para devolverla.
Kyoko al instante comenzó a luchar contra él, jadeando para respirar. ¿Qué estaba haciendo? Ella nunca habÃa sido besada antes y esto no era lo que ella habÃa soñado como su primer beso. Ella gritó contra sus labios sólo para ser invadida.
Kyou empujó su lengua en ella mientras sostenÃa su cara todavÃa, sus dedos entrelazados en su sedoso pelo castaño. Su otra mano se deslizó hacia atrás debajo de su falda acariciando la suave piel allà antes de encontrarse con el suave algodón entre sus muslos.
Miró fascinado mientras sus amplios ojos se cerraban instantáneamente y ella lloriqueó en el beso. Kyou podÃa sentir su confusión de desesperadamente queriendo que él se detuviera, pero también querÃa más mientras él daba vida a su cuerpo con sensaciones que nunca habÃa sentido antes. HabÃa muchas cosas que él le enseñarÃa esta noche.
Sus brillantes ojos dorados brillaron cuando una oleada de deseo blanco le disparó a través de él y entre sus lomos mientras se apretaba contra la suave redondez de su cadera. No habÃa querido llevarlo tan lejos ... ¿qué habÃa hecho?
La adrenalina de Toya le proporcionó velocidad hasta que su visión captó un tenue resplandor azul que provenÃa de la oscuridad del bosque. Rápidamente aterrizó, deteniéndose cuando los encontró. Una barrera azul fluorescente rodeó a Kyou y su rehén, crepitando con peligrosa energÃa. Lo que vio sus ojos lo destrozó y lo llenó de furia al mismo tiempo.
-¡ Kyou! Toya rugió de rabia. Moviendo las manos hacia abajo por los costados, sus dagas se deslizaron hacia la existencia. Agarrando las armas sagradas con firmeza, cruzó las brillantes cuchillas. El poder dentro de las dagas gemelas pulsó a la vida causando una onda de choque a su alrededor ... enviando su cabello revoloteando y revelando la rabia que mostraba en su rostro.
Toya rugió mientras se lanzaba contra la barrera y golpeaba sus hojas contra ella, sólo para ser repelido hacia atrás cuando los tornillos de energÃa disparaban desde la superficie del escudo. Su cuerpo se estrelló contra el tronco de un enorme árbol, deteniendo su vuelo. Gruñó mientras se deslizaba por la áspera corteza.
Recogiéndose de la suciedad, Toya observó airadamente mientras su hermano seguÃa besando a Kyoko. Entonces advirtió que los músculos del brazo de Kyou se apretujaban ligeramente y seguÃa el movimiento hacia