Creación Y Evolución. Guido Pagliarino
Wallace y ambas se vieron precedidas por la teorÃa evolucionista de Jean-Baptiste Lamarck. Por otro lado, como veremos con detalle en el capÃtulo 7, en el neoevolucionismo se propone una nueva subteorÃa, la del equilibrio puntuado.
Presento un breve excurso histórico, al que añado algunas consideraciones:
Charles Darwin (1809-1882)
El cientÃfico agnóstico inglés Charles Darwin fue creyente en la primera parte de su vida y, en su juventud, incluso un fundamentalista cristiano, al nacer en un entorno protestante, de padre anglicano y madre unitaria14 y haber sido sometido a una muy rigurosa educación religiosa, que comprendÃa el estudio casi literal de la Biblia, y luego enviado a estudiar teologÃa en el Christ's College de Cambridge. Como indica en su autobiografÃa, todo esto le habÃa dejado durante mucho tiempo la idea de la verdad absoluta y literal de cada palabra de la Biblia. Se declararÃa agnóstico después de sus investigaciones, al tiempo que publicaba de su obra fundamental, El origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida, conocida generalmente como El origen de las especies.
Como es sabido, inició su carrera como naturalista emprendiendo en 1831, como huésped del comandante, un viaje de cinco años alrededor del mundo en el bergantÃn de la marina militar británica Beagle, que albergaba una expedición cartográfica y asà visitó las islas de Cabo Verde y las Falkland (o Malvinas), las costas atlánticas y pacÃficas y finalmente Australia. En el archipiélago de las Galápagos advirtió que cada isla tenÃa tipos distintos de tortugas y especies de aves que eran similares en ciertos aspectos y eran distintas en otros y también observó ciertas semejanzas entre ciertos fósiles que habÃa descubierto y ciertas especies vivientes. HabÃa leÃdo entretanto el ensayo de 1798 sobre la población15 del pastor protestante Thomas Malthus (1766-1834), en el que este economista sostenÃa que el aumento de la población humana era superior al de los recursos alimentarios y se desarrollaba en progresión geométrica, mientras que el alimento disponible aumentaba solo en progresión aritmética, por lo que se veÃa empujado a cultivar tierras cada vez menos fértiles, sufriendo asà una gran penuria de géneros alimenticios con una difusión cada vez mayor del hambre, con muertos por inanición en una especie de control natural a posteriori que seleccionaba a la población humana. Entre Malthus y los descubrimientos y observaciones naturales, nacieron en Darwin las ideas que llevaron a formular la teorÃa de la evolución por selección natural. En particular, habÃa partido de la suposición de que las diversas tortugas habÃan tenido como origen una especie común y luego fueron mutando, adaptándose a los distintos ambientes de las diversas islas del archipiélago de las Galápagos. Volvió a Londres en 1836 con las muestras vegetales y animales recogidas y los fósiles recuperados. Presentó para su revisión sus hallazgos ornitológicos a expertos del British Museum y al año siguiente se le informó que esos pájaros, aunque de un aspecto muy diferente, pertenecÃan todos a la familia zoológica Fringillidae, y a la subfamilia Geospizinae, es decir, eran pinzones comunes. HabÃa deducido que en todas las especies vivientes, a lo largo de generaciones, habÃan nacido individuos con caracterÃsticas distintas con respecto a las de sus padres y entre esos individuos un principio de competencia, la selección natural, escoge a los mejor dotados para sobrevivir en el entorno. La generación siguiente tiene una mayor presencia de ejemplares que sobreviven y se reproducen mejor. En otras palabras, para este cientÃfico, en el proceso evolutivo intervienen algunos principios, el de la variación casual, tanto fisiológica como, a consecuencia de esta, de comportamiento, el principio de la herencia de las mutaciones y el de la selección natural en la competencia entre individuos. Darwin, teniendo en cuenta el entorno de las Galápagos, concibe además la idea de nichos protegidos que entiende que favorece el mecanismo, gracias a la ausencia, o al menos a la menor presencia, de depredadores y, en general, de daños ambientales. Sostiene además que el motor de todo es el ciego azar, aunque al principio habÃa supuesto un posible finalismo en las variaciones.
Hablar de azar en el darwinismo, y hoy en el neodarwinismo y en general en la investigación biológica y naturalista, significa decir que una mutación en un ser viviente no depende de la necesidad de ese organismo y que la transformación del mismo no se impone por una exigencia originada en el entorno, sino que se trata de una transformación completamente fortuita: el viviente mutado que por accidente consiga una condición mejor que otros con respecto al entorno en que se aloja sobrevive originando una nueva especie que prospera, mientras que los no mutados y los mal mutados de su especie se extinguen.16 Como ya escribà en un ensayo anterior,17 para Darwin «no habÃa ningún fin en la selección natural, que no estaba guiada por ninguna fuerza lógica de la naturaleza ni mucho menos por alguna Razón sobrenatural: para él las mutaciones eran mecánicas, no habÃa ninguna idea de progreso en la evolución ni existÃa una jerarquÃa entre los seres vivientes, incluido el hombre. Era el azar el que producÃa las variaciones, por lo tanto estas no tenÃan una finalidad ni para un cambio en el entorno ni para satisfacer una necesidad particular de un individuo. Según Darwin, si la variación casual era negativa no se transmitÃa; por el contario, si era positiva, sÃ. Ese punto de vista se oponÃa obviamente al cristiano. El paradigma de Darwin era el mecanicismo de Newton, que durante dos siglos habÃa contribuido enormemente a la investigación en el campo de la fÃsica y habÃa sido un punto de referencia para los cientÃficos: el siglo XIX estaba muy lejos de los posteriores descubrimientos desconcertantes del probabilismo, la mecánica cuántica y la relatividad y Darwin querÃa y pensaba poder crear un sistema sólido también para la biologÃa como era, en su tiempo, el newtoniano, basado en las tres leyes de la mecánica. También habÃa teorizado y presentado a su vez sus tres leyes: las mutaciones casuales que según él justificaban el surgimiento de las nuevas especies; la lucha por la supervivencia que premiaba las mutaciones mejor adaptadas; la selección natural causada por el aislamiento geográfico, que favorecÃa la extinción de las especies y el desarrollo otras. Al fin y al cabo, no era en sà la idea de la evolución la que perturbarÃa el cristianismo, sino el concepto de selección natural, que se enfrentaba con la idea del Plan divino para los seres humanos y era la idea de un proceso ciego y mecánico, mientras que para la fe cristiana, además, Dios se habÃa encarnado en la segunda Persona intencionadamente en la Historia».
En sus últimos años de vida, Darwin acepta un concepto llamado pangénesis, tomado de Lamarck (ver más abajo), es decir, la teorÃa de que el uso o falta de uso de un órgano provocarÃa variaciones consiguientes en las generaciones posteriores.
Sobre las crÃticas a Darwin
Hoy en dÃa el darwinismo está sometido a crÃticas y puntualizaciones, no solo por parte de creyentes, sino también en ciertos entornos neodarwinistas. En sÃntesis, son las siguientes:
El modelo darwinista no puede explicar fenómenos como las grandes mutaciones inesperadas y los eventos catastróficos de extinción, como el famoso de los dinosaurios, lo que contrasta con la teorÃa de la evolución gradual; los plazos necesarios para imponerse las nuevas especies serÃan demasiado largos si las mutaciones fueran lentas y naturales; el darwinismo clásico no explica el papel de las mutaciones neutrales, constituyendo estas por otro lado la mayorÃa de las propias mutaciones; no contempla las indudables distintas formas de cooperación entre seres vivientes, que contradicen la imagen de un mundo guiado solo por la lucha por la supervivencia; Darwin tampoco aclara el mecanismo de herencia de las caracterÃsticas adquiridas.
Neodarwinismo y nuevas fronteras
Hace tiempo que las nuevas fronteras de la genética, en particular el descubrimiento del ADN18 y los estudios consiguientes, materia que desconocÃan Darwin y las primeras generaciones de sus seguidores, han llevado a los neodarwinistas, siempre bajo la hipótesis casualista, a estudios de microbiologÃa dirigidos a corroborar la idea de la mutación y, por tanto, de la teorÃa