Soledad y aislamiento del colaborador en cuarentena por coronavirus. Las 4 Miradas de la gestión empresarial

      La soledad es emocional. El aislamiento, es estructural

      Aunque con el teletrabajo la productividad pueda crecer y mejorar las estructuras de costos asociadas a la evolución de los negocios, los líderes experimentados comprenden que estas ventajas significarán a la larga “erogaciones adicionales” que recaerán sobre la salud emocional de los trabajadores “remotos” y en consecuencia, sobre sus organizaciones.

      En particular, la preocupación se centra en los efectos de la soledad y el aislamiento que podría producir esta modalidad de trabajo. Como en otras oportunidades, los líderes temen un efecto directo (y negativo) del teletrabajo sobre la lealtad, el compromiso y la consecuente productividad del colaborador.

      El aspecto central de esta preocupación consiste en encontrar los antídotos para que la soledad y el aislamiento que pudieran derivarse del trabajo “en casa”, sean evitables y produzcan el menor efecto posible sobre la calidad y productividad del trabajador en el mediano y largo plazo.

      En una primera mirada sobre el problema, sabemos que los líderes son los principales gestores del comportamiento del trabajador ya sea en los lugares de trabajo, como en su casa.

      Una vez más, son los líderes quienes deben comprender qué deben hacer para mantener a sus trabajadores “conectados”, más allá de dónde realicen sus actividades laborales.

      Es difícil encontrar a un empleado que no “sueñe” con trabajar desde su casa, sin embargo, buena parte de ellos comprenden que la soledad y el aislamiento podrían ser los principales escollos al concretar ese “sueño”.