Escribir el trabajo de grado. Andrea Torres Perdigón

Escribir el trabajo de grado - Andrea Torres Perdigón


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medida, se aconseja acordar siempre estas características con su tutor de investigación, teniendo en cuenta los consejos que aquí presentamos Escribir el trabajo de grado y también las convenciones más específicas de cada área del saber.

      Dado que su documento de investigación presentará, en la mayoría de los campos, fenómenos de la manera más objetiva posible, la conjugación de los verbos que predomina es la tercera persona del singular o del plural (él/ella afirma o ellos/ellas afirman). Esto evita que las afirmaciones parezcan demasiado personales o caprichosas. En ejemplos como “la situación es compleja”, el carácter de la apreciación personal pierde importancia; para su lector, lo importante en este ejemplo es la complejidad de una situación, y no tanto quién está afirmando o diciendo que la situación es compleja. Por el contrario, al escribir “pienso que es complejo”, ese rasgo personal se hace mucho más presente y llama más la atención. “El proyecto hace manifiesto que las comunidades deben participar...” se diferencia de “con el proyecto manifestamos que las comunidades deben participar...” por el énfasis que se le da a quien realiza el proyecto: en el primer ejemplo no se le da importancia a quién lo hace, mientras que en el segundo los autores resultan más visibles e importantes.

      En la mayoría de áreas del saber tiende a ser más frecuente la primera formulación, es decir, aquella en la que se le da poca importancia al carácter personal de las afirmaciones y mayor preponderancia a los hechos que se describen o al análisis que se presenta. Incluso cuando hay argumentación y defensa de un punto de vista propio, en los textos de investigación tiende a expresarse sin que el énfasis en lo personal sea muy marcado.

      Ahora bien, en campos como las artes, los estudios culturales o en algunas ciencias sociales, se reivindica en ocasiones el uso de la primera persona del singular, así como el tono subjetivo de la experiencia del investigador. Este tipo de convenciones dependen de la disciplina y también de las escuelas o enfoques, así que, antes de redactar, es importante tener claridad de esta característica de su texto y del tono, y conversar con su asesor de investigación al respecto. Lo importante es que el uso de la persona gramatical (sea la primera o tercera) esté justificado y que haga parte de las convenciones de su campo o disciplina. La uniformidad general en la persona gramatical es asimismo importante. Esto implica que, en una misma oración, por ejemplo, hay que evitar el uso sucesivo de enunciados como “la situación es compleja” y de “pienso Escribir el trabajo de grado que es difícil”. Esto evita que sus lectores tengan la sensación de un texto desarticulado o explicado desde puntos de vista cambiantes. Procure ser coherente en el uso de la persona gramatical que elija.

      El tono de los documentos de investigación es formal, de manera que se aconseja evitar vocablos coloquiales o excesivamente locales o regionales. Si bien en la vida cotidiana el uso de ciertas palabras se da de manera espontánea en contextos informales, los textos de investigación requieren que los términos empleados se adecúen a un registro formal y académico para que sean comprendidos por un público amplio. El registro lingüístico se refiere a los niveles estilísticos con los que cuentan los hablantes para modular sus mensajes en circunstancias específicas (Ducrot y Todorov, 1974; Ducrot y Schaeffer, 1995; Halliday, 1982). Esos subcódigos están disponibles en cada lengua e implican un conjunto de términos y de formas de organizar las oraciones que se eligen por ser considerados más formales o académicos que otros.

      Por ejemplo, un enunciado como “la lectura me pareció chévere e interesante”, que en circunstancias de una conversación informal o dentro de una clase transmite un mensaje claro, en un texto de investigación se va a transformar en una versión como “en el texto se encuentran afirmaciones sugerentes”. “Texto” es más preciso que “lectura”, el verbo deja de ser personal y el adjetivo “chévere”, que es coloquial en Colombia y Venezuela, pasa a ser descrito en términos más precisos y formales: “afirmaciones sugerentes”. En este ejemplo, tanto el vocabulario empleado como la estructura general del enunciado se distinguen por su registro de lengua.

      Tenga presente que el registro formal de la lengua puede adquirirse prestando atención a la forma en la que están escritos los textos que son considerados académicos o científicos en su área. Entre más atenta sea su lectura de esos textos, más variadas serán sus construcciones formales, sin sonar artificiales o ajenas a lo que usted desea expresar. La idea es que su voz y su estilo propio se reconozcan en el documento de investigación, aunque esté empleando un registro de lengua formal. Su propia escritura no debe parecerle artificial, solo por emplear un registro académico.

      Por otra parte, idealmente la formalidad del registro no debe interferir con la claridad en la exposición de sus ideas. Es decir, ante la redacción de un fragmento complejo, es preferible que use términos sencillos y claros, en lugar de palabras rebuscadas que no maneje ni entienda del todo. En ocasiones, por querer adoptar un registro formal, algunos estudiantes formulan sus ideas de una manera más confusa e intrincada que al usar un léxico conocido. El registro formal implica utilizar términos claros y precisos, pero que no son necesariamente los de las conversaciones cotidianas espontáneas e informales.

      El léxico técnico de su disciplina y la precisión en el uso de sus palabras es muy importante. Veamos un ejemplo: “los consumidores se ven vulnerados en su integridad por este tipo de abusos” da cuenta de términos específicos, mientras que afirmaciones como “la gente se ve afectada por estas situaciones” resultan vagas y muestran poco manejo de los términos especializados de una disciplina. En el ejemplo anterior, uno podría preguntarse cuál es la gente, cuál es la afectación y de qué situaciones concretas se está hablando.

      Si algún término técnico es relativamente reciente o considera que debe explicarlo, tómese el tiempo de describir dentro de su texto la definición, según los autores o enfoques que haya tomado, y cómo se entenderá este término dentro de su trabajo. No todos los conceptos significan lo mismo para todos los autores ni responden a una única definición. Por eso, es clave señalar desde qué autor o perspectiva usted está entendiendo los conceptos que sean técnicos o que generen controversia en su campo. En este sentido, es fundamental que el uso de los términos técnicos esté justificado y que estos se expliquen en la primera mención que haga de ellos dentro de su texto. Una vez que los haya explicado, ya no necesitará repetir la explicación más adelante.

      Emplee ocasionalmente la voz pasiva (sin caer en el exceso de su uso). Esta voz le da mayor neutralidad al texto y le permite destacar, en fragmentos específicos, los fenómenos o hechos por encima de los agentes o sujetos que los hicieron posibles o que realizaron acciones. En oraciones como “los análisis

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