Encuentro con otro. Ánima Au

Encuentro con otro - Ánima Au


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       Se tiene la idea de que una misión es un escenario donde se le debe llevar asistencia a los más pobres. Y en razón de la verdad así es; pero no es solo un asistencialismo, un proyecto de mejorarles la vida solo a nivel material. Para ese asistencialismo está el Estado y sus instituciones dirigidas a ello. El caso es que como muchas veces a los lugares donde se evangeliza no llega el Estado, ni nadie, solo la fe, es que se debe responder a las necesidades básicas. Poniendo un poco de fuerza y “un granito de arena” para que se esté mejor. Pero no es el fin último de la misión hacer asistencialismo. Este asistencialismo responde a que si la persona no puede comer (y lo que conlleva todo eso, es decir, condiciones dignas de vida) no se le puede llenar el espíritu, pues para poder evangelizar se debe existir y esa existencia la da Dios.

       Decíamos que en razón de la verdad se debe llevar asistencialismo a los más pobres, pero el fin último es un tipo de asistencialismo mayor, es llevarle la noticia de que después de la muerte hay vida y que en este mundo se puede estar mejor (aunque las condiciones materiales sean muy desfavorables) si nos guiamos por una ética fundada por Cristo, donde todos somos hermanos.

       Entre las misiones ejemplares de nuestras tierras están los jesuitas, que, no quiero abundar en su vasto trabajo, solo quiero nombrar que fueron echados (y hasta perseguidos en la Iglesia por más de 70 años). Si estos hombres se hubieran quedado solo con la asistencia y el resguardo como misión, hubieran desaparecido. Pero el mensaje de la misión es mayor. Es un mensaje de vida. Ese es el verdadero envío. A diferencia de grupos de personas que se juntan para hacer asistencialismo o trabajos comunitarios, la misión es un envío de amor. Es que por amor se va a proclamar la buena noticia y es que se responde a las necesidades tanto materiales como espirituales.

       En el artículo que refiero leo cómo la autora ve cómo su fe se ha ido, tiene una elección sexual privadísima (que nadie debe juzgar) y cuenta cómo están sus compañeros de misión. Me da mucho dolor leer una nota donde alguien se siente así, pues detrás de un aparente discurso de haber superado un mal trago, leo un dolor o un acto de que algo no quedó completo.

       Cristo no vino a juzgar, vino a ayudar. Y nos ayuda invitándonos a ayudar, a llevar el mensaje de salvación. Le diría a la autora que, más allá de la decepción, el mensaje de Cristo es mucho más grande que la desilusión. Por supuesto que duele cuando pasamos por momentos que no son como creíamos, pero el mundo en que vivimos no es como nosotros creemos, sino como es. La rebelión de Cristo es una rebelión basada en el amor (no en armas); es un amor que, aunque rompan lo bueno que hemos construido, volvemos a empezar (aquí es donde entra lo de poner la otra mejilla); ante decepciones, desganos y golpes recibidos, la invitación de Cristo es empezar de nuevo, como las caídas del calvario. No olvide la autora que no estamos en un lecho de rosas, estamos en un mundo muy difícil, pero la propuesta de Cristo (y por ende el de la misión) es hacer que sea un poco mejor.

       Leo también en el fondo de estas palabras, un reproche a la Iglesia, como que está en cosas que no responden a su supuesto mensaje; es que la Iglesia es una institución con defectos, pero también con aciertos. Y ahí radica el secreto de la verdadera misión, en que se lleva a Cristo, no los errores de la Iglesia. ¿Qué deberían haber pensado los jesuitas cuando misionaban y luego se encontraban en una situación difícil (aun a veces por los mismos miembros de la institución)? Deberían haber dejado, si creyeran que era una empresa humana; pero ellos entendían que era una empresa basada en el amor, en la revolución del corazón, la que se hace sin armas.

       En la Argentina de hoy es necesario que esa revolución del amor crezca más, mucho más. Son tiempos muy difíciles. Manifiesta la autora no tener fe, que tiene una elección sexual que no coincide con la fe, pero debe saber ella que a la única que la perjudica no creer en Cristo es a ella. El regalo de la fe fue entregado (no importa su condición física, sexual o de raza). Ella puede volver a tenerla (la fe) solo viendo cómo vuelve a crecer la flor o cómo siguen naciendo niños. El desafío de crecer la fe es hacer un mundo donde las flores crezcan en su plenitud y los niños puedan hacer una sociedad mejor. Y eso no se logra con un asistencialismo vacío y ateo, se logra con bases decididas y firmes sostenidas por la fe en el amor. Eso es misionar.

      Idea IV

      Educación, respuesta a mejorar el nivel

      del trabajo a la nación

       La idea de una educación gratuita es mejorar el nivel en que viven las personas en la sociedad y en los ámbitos personales, para hacer un país mejor. Tanto en los distintos niveles de educación (primaria, secundaria o terciaria) sería una buena alternativa que el Estado garantice trabajo para sus egresados (de la educación pública); que el alumno sepa que cuando termina sus estudios tiene un trabajo. Nuestro país es muy grande, donde científicos e ingenieros, técnicos, operarios y hombres de letras podrán responder ante la gran necesidad que hay de hacer crecer nuestra nación.

       Propongo que lo que gasta la nación por la educación de sus ciudadanos sea retribuido por ellos para el crecimiento de la patria (y no una fuga de cerebros). La idea es que los egresados tengan un compromiso moral con la nación. Que el egresado tenga un trabajo de 10 años (con un sueldo digno y con la posibilidad de quedar efectivo luego del plazo). Pienso una repartición que organice según necesidades (en todo el territorio nacional). En caso de que el egresado obtenga trabajo en el extranjero, se le descuente del sueldo un monto por definir (razonable), como devolución del costo de la educación (dentro de los límites de los 10 años). Saludo atte.

      Idea V

      De las formas de convivencia

       Un alumno, que cursaba la asignatura de Física, en un horario vespertino y ya siendo la última hora, cometió un hecho significativamente inapropiado, el cual centró las miradas de todos. En un momento de cálculo matemático en forma impensada, él expelió un eructo.

       Tratar de entender cuál fue el motivo por el que sucedió esto nos llevaría a hacer reflexiones de las más diversas, puesto que partiríamos de la desubicación, falta de respeto, deterioro de convivencia y de buenas costumbres y la lista seguiría.

       Pero entiendo que el centro de la cuestión está dado en que se quebrantó la cadena que indicaba la forma en que se debían comportar los miembros de un curso, personas que comparten un lugar para lograr la ampliación de los conocimientos.

       Nadie puede juzgar el quehacer íntimo y personal de las personas, en cuanto no sea tomado como un agravio a otros. Pero ¿por qué sería un agravio este hecho? Y la respuesta está dada en que está establecida como idea de buen trato que ese hecho está reservado para lo privado y lo reservado. Este ejemplo habla a las claras de que hay costumbres que se están perdiendo.

       El contexto indica qué es lo que se está haciendo, pero no por el contexto en sí, sino por el hecho. Entender que un hecho importante hace que sea enmarcado en un conjunto importante. Nadie, en su sano juicio, concurriría a un paseo por la playa en esmoquin, pues esa vestimenta está reservada para acontecimientos de otra índole. Esta muestra puede ser comparada con el acto del alumno, el cual realizó algo tan desubicado como el aquí ejemplificado.

       Y ahí está el desvanecimiento de las cosas. Este alumno estaba realizando algo tan importante para su crecimiento como es estudiar (y ampliar sus conocimientos), pero a la vez tan desvalorizado por él que no tuvo problema en efectuar el acto. Él no tenía presente lo significativo que era hacer crecer sus conocimientos, por lo que no dudó en realizar algo fuera de lugar, para el lugar donde estaba.

       Podríamos concluir en que, para él, el estudiar no era importante. Y esto es lo realmente serio. El estudio da la posibilidad de crecer y de mejorar, lo cual él no tenía en su valoración como algo que encabece su esquema.

       La sociedad ha fomentado tanto otras cosas irrelevantes que el alumno ha ahogado su real necesidad con modelos que le hacen desvalorizar lo importante. Tanto esto es así que se puede ir o visitar un sitio con un cierto grado de importancia, con el riesgo


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