La muerte no existe. Sixto Paz Wells

La muerte no existe - Sixto Paz Wells


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por ejemplo. Entre otras cosas, la niña comenzó a escribir poesía y cuentos antes de los ocho años, que es cuando su madre se enteró de esta afición. Pero lo extraño es que escribía como una persona mayor, con mucho sentimiento y en género masculino.

      Ella, desde pequeña, decía:

      –¡Odio a los criminales! ¡No soporto ni permitiré las injusticias!

      A Ani le costó mucho venir o volver a este mundo, empezando por el embarazo de su madre, su nacimiento prematuro y hasta sus limitaciones de salud que la llevaron a varias muertes clínicas. Los médicos le auguraban una vida llena de limitaciones por todo lo sufrido y padecido; sin embargo hoy por hoy Itzel está en perfectas condiciones de salud: es inteligente y perspicaz, en todo normal, aunque esboza una madurez impropia para su juventud y muchas veces se comporta como un anciano sabio.

      Habría que analizar cuántos amigos invisibles hoy son parte de nuestra familia biológica; solo estaban esperando su momento para volver o integrarse y estar a nuestro lado.

      Capítulo III.

      De médico francés a ama de casa Sudamericana

      Todo en la vida tiene una explicación.

      Aunque muchas veces esta

      nos rompa los esquemas

      y nos resulte tan extraña

      como alejada de lo establecido.

      Enseñanzas Rama

      Mari es una extraordinaria ama de casa, madre de dos hijas bien educadas que, ya graduadas en la universidad y con honores, han sabido abrirse paso profesionalmente en la vida. Dueña de una inteligencia superior, hábil en todo lo que se propone, a pesar de sus brillantes estudios universitarios en Psicología y Neurología, después de diversos empleos decidió dedicarse por entero a su casa y a su familia.

      Desde pequeña padecía de extraños ataques, en los cuales se veía asediada por una sombra oscura que trataba a veces de sacarla violentamente de su cuerpo y otras de incorporarse a ella, lo cual le producía angustia y temor. A pesar de tener muy claramente definido su sexo y su rol en la presente existencia, más de una vez en sueños se veía como un hombre en Europa.

      Su feliz matrimonio no disminuyó los ataques, que aunque esporádicos llegaron a ser contemplados por su esposo, quien los definió como una suerte de epilepsia con intento de posesión.

      La práctica de la meditación por parte de ambos y de técnicas de regresión permitieron que Mari conociera en una clara visión que en su vida anterior ella había sido un médico francés interesado por el espiritismo y que estaba radicado en Inglaterra, así como que experimentaba con sus pacientes, buscando aprender cómo curar, pero también investigando sin ningún escrúpulo.

      Este tipo de conocimiento al que llegó Mari sobre sí misma, y supuestamente sobre anteriores encarnaciones suyas, la llevaron a bloquear definitivamente los ataques y la acechanza, que desaparecieron como por arte de magia a pesar de que le venían desde la niñez, y que habían desembocado en una serie de problemas de salud muy fuertes con lesiones en los huesos, diabetes, problemas de riñón, etc. como karmas acumulados de aquella vida anterior en la que ella experimentó en otros, que la habían llevado hasta verse sumida en varios protocolos de experimentación por parte de médicos buscando solucionarle sus problemas.

      Hoy Mari trabaja junto con su esposo la «terapia del perdón», con la convicción clara de que nada nos ocurre en la vida si no es por algún motivo, muchas veces de aprendizaje, otras de corrección o expiación. Y es que tenemos que tener cuidado a la hora de intentar abrir puertas entre dimensiones, porque estas pueden no solo abrirse sino atraer todo tipo de entidades, muchas de ellas inconvenientes y que podrían acompañarnos de una vida a otra acechándonos, y a través nuestro a los más cercanos a nosotros. Y en cuanto al proceder con los demás, siempre hemos de recordar aquello de: «El fin no justifica los medios» y «No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti».

      Capítulo IV.

      Los siete cuerpos

      El número siete simboliza la perfección.

      Siete son las dimensiones del universo material,

      siete son los chakras o ruedas de energía principales; siete son las leyes que todo lo regulan

      y siete los cuerpos con que realizamos el aprendizaje de la vida.

      Los guías extraterrestres

      Existen tres universos, uno contenido dentro de otro. Estos tres universos son el material, el mental y un tercero llamado espiritual. El universo espiritual creó al universo mental, y este a su vez al material. El material posee siete dimensiones y está regido por las siete leyes o principios antes mencionados en los nuevos paradigmas. El mental posee tres dimensiones y está regido por tres leyes o principios, mientras que el universo espiritual tendría dos dimensiones (son muchas más pero de una manera esquemática las explicamos así) y estaría regido por dos leyes. Para crecer en conocimiento y experiencia, cada vivencia nos permite contar con vehículos o cuerpos densos y sutiles para vivir experiencias interdimensionales.

      Los siete cuerpos del ser humano son:

      1 El cuerpo físico denso material: que es el envase biológico de los demás cuerpos.

      2 El cuerpo astral: que es el cuerpo de las emociones y los deseos, y está unido al físico por el cordón de plata, el cual se quiebra cuando morimos.

      3 El cuerpo mental inferior: que son la personalidad y el carácter.

      4 El cuerpo mental superior o cuarta dimensión: que es el cuerpo donde se encuentra todo nuestro potencial psíquico y percepción extrasensorial.

      5 El cuerpo del alma o la catedral del espíritu: que es el acopio de las experiencias de nuestras vidas pasadas. Ahí se encuentran nuestra misión y nuestro nombre cósmico o clave vibratoria personal, una suerte de mantram individual (sonido primordial). El nombre cósmico es la suma del sonido que acompañó la condensación de nuestra individualidad con el sello del momento en que a través de nuestras encarnaciones tomamos conciencia del camino espiritual.

      6 El cuerpo del espíritu: que es la conciencia.

      7 El cuerpo esencial: que sería nuestra chispa divina.

      En el ser humano se dan los tres universos en los tres planos de conciencia, como son el físico, el mental y el espiritual. Los primeros tres cuerpos, el físico, el astral y el mental inferior, constituyen el plano de la conciencia material y nos conectan a través del plano material con el universo material de siete dimensiones.

      Los cuerpos mental superior, el alma y el espíritu, constituyen el plano de la conciencia mental, y nos conectan a través del plano mental con el universo mental de tres dimensiones.

      El séptimo vehículo, que es nuestra esencia, también se divide en tres: voluntad, sabiduría y amor, constituyéndose como el plano de la conciencia espiritual y conectándonos a través del plano espiritual con el universo espiritual de la décimoprimera dimensión en adelante.

      Nosotros podemos vivir simultáneamente en las siete dimensiones del universo material, y a través de los planos de conciencia en los tres universos, solo que primero necesitamos darnos cuenta de que somos seres multidimensionales y que esta multiplicidad de realidades es parte de nuestra naturaleza, que es lo que conocemos como despertar de la conciencia. Si nos abrimos a este conocimiento fortaleciendo a continuación nuestra voluntad podremos mantener la conciencia despierta para iniciar el ascenso.

      ¿Y cómo hacerlo? Lo interesante es saber que la forma no es lo más importante, sino la actitud. Técnicas hay muchas; lo importante es que si creemos en lo que estamos haciendo y en su resultado final, lograremos nuestro objetivo, pero si no es así estaremos pasando de una técnica a otra, de una forma a otra sin avanzar, concretar ni profundizar.

      Capítulo V.

      Los nuevos paradigmas

      Los nuevos paradigmas

      están


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