Espérame cuando despierte. Ella J. Rojas
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ELLA J. ROJAS
ESPERAME CUANDO DESPIERTE
Superar la enfermedad, la muerte, vivir el duelo, el perdón, sanarse y empezar de nuevo
Editorial Autores de Argentina
Ella J. Rojas
Espérame cuando despierte... / Ella J. Rojas. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-87-0588-0
1. Autoayuda. I. Título.
CDD 158.1
Editorial Autores de Argentina
www.autoresdeargentina.com
Mail: [email protected]
Diseño de portada: Justo Echeverría
Diseño de maquetado: Maximiliano Nuttini
Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Dedicatoria
A Dios, por la vida.
A mi madre Enriqueta Llano Piedrahita. Simplemente ella, mi luz.
A mi esposo Elías y mis hijos Daniel y David Mi regalo.
A familiares y amigos que caminaron a mi lado.
Dr. Fernando Hakim, eternamente agradecida.
Dr. Jorge Otero, quien dibujo sonrisas en el rostro de mi madre en momentos de dolor.
Introducción
Decidí salirme de mi historia y verla como espectador para aliviarla del vicio de culpar a otros, porque, aunque es entendible que cuando pasamos por momentos difíciles estamos susceptibles, existe la tendencia a culpar a las personas a nuestro alrededor, porque hacen o dejan de hacer las cosas que esperamos.
Esta es una historia de amor, es una historia de amor por la vida, tras superar la prueba de la enfermedad y la muerte como protagonista y coprotagonista, y todos los acontecimientos que de ellas se derivan: fortalecer o terminar relaciones, morir o sobrevivir y por supuesto renacer y continuar un camino más liviano.
La enfermedad, la muerte, y todo alrededor de la historia de cada cual tiene un proceso de superación con altibajos, determinación y frustración, pero independientemente de cómo tomemos las circunstancias, hay que seguir hacia adelante pues el mundo no hace pausas cuando alguien se enferma o tiene una “mala racha”. El mundo, sigue.
No sólo la enfermedad trae retos, las rupturas de relaciones, la pérdida de un empleo, la falta de pasión o frustración en el trabajo, cada situación de cambio, bueno o malo que se vive, trae consigo retos adicionales que debemos superar.
No solo son los retos de la superación de las situaciones en sí, sino de superar las etapas que vivimos en el proceso y tratar de superarnos a nosotros mismos, ser dueños de nuestros sentimientos, de nuestras acciones y sus consecuencias.
Quizás algunos puedan sentirse identificados con la historia, no por vivir la enfermedad, sino por los cambios que siempre llegan en momentos inesperados.
Lo cierto es, que las circunstancias en ocasiones no cambian, pero como observadores de nuestra vida podemos darle diferentes matices y encontrar soluciones impensadas. O, simplemente vivir la situación con un poco más de tranquilidad, que definitivamente aporta mejores condiciones en el ritmo de la vida, y crea ese compás para sortear las circunstancias de la mejor manera.
La enfermedad no viene sola, trae consigo no sólo la patología en sí, trae la lucha con el sistema de salud, los sentimientos y emociones del enfermo y los de su familia, las situaciones económicas fáciles o difíciles de sortear, las situaciones laborales, y las amistades que se van, o se quedan. Es un combo completo que afecta o no relaciones, depende de cómo la viva cada uno de sus actores.
Trae también cambio, crecimiento, despedidas, depuración y lecciones. Incluso, a veces, quien cambia o empieza a ver la vida diferente no es el enfermo, sino quien lo vivió de lejos, acompañando o escapando, quien fue afectado por sus propios temores o por el proceso siendo acompañante. Dándole a quien camino al lado del enfermo, la oportunidad de mejorar sus actitudes, tomar la lección, aprender de ella y conocerse a sí mismo.
1. La enfermedad llega por sorpresa
—Espérame cuando despierte—. Dijo ella antes de entrar a sala de cirugía.
Habló un poco, sonrió y entró en un largo sueño.
Al abrir los ojos un señor de barba blanca la estaba mirando de lejos sin decir palabra y sin acercarse. Con miedo de moverse, movía los ojos buscando compañía, se sentía tranquila, pero ansiosa por ver a alguien...
Intacta, como si nada hubiera sucedido, pasa esas primeras horas, rodeada de sus dos amores, ese amor incomparable, irremplazable y poderoso. Su madre. Y ese amor de ilusión, su novio.
Su madre, el amor absoluto y el que lo aguanta todo. Su novio, el amor, a quien le pidió que la esperara al despertar, el posible gran amor con el que se espera escuchar: En la salud y en la enfermedad... estas dos palabras son como una sentencia y a su vez la mejor prueba de amor, y si la enfermedad ocurre antes de casarse, es un regalo de la vida y una oportunidad de saber si se está preparado para afrontar todas las circunstancias que se viven como pareja.
Esta historia es el escenario para considerar la complejidad de las circunstancias que se viven alrededor de la enfermedad como paciente y como pareja, en este primer capítulo, porque cada una de las relaciones puede verse afectada, veremos una a una, conforme va desarrollándose la historia, porque cada persona vive su papel de manera diferente.
Este es el contexto, no para contar una historia de amor, porque ésta puede ser una historia como cualquier otra. Es el escenario para pensar como pueden cambiar las relaciones, o no, en la enfermedad. Aprender de los errores o los aciertos.
Cuantas veces una persona ha tenido que pasar por una prueba más fuerte para darse cuenta que el camino que iba a tomar no era el indicado, cuantas veces la terquedad los manda al abismo solo por seguir la corriente, por no evaluar daños, o por no pasar por el dolor de comenzar de nuevo, porque a eso es a lo que más se le teme, a empezar de nuevo, ya sea renunciar a un trabajo que no llena, la ruptura de una relación que se enfría, o cualquier otra circunstancia que se desee cambiar, ése temor de perder y tratar de mantener “el peor es nada”, no da paso a la libertad para decir adiós en el momento que es necesario.
Contar la historia de esta relación, no es tan importante, como lo aprendido por ella, Gabriela. Lo aprendido fue, que la enfermedad se puede vivir sola, acompañada por una pareja, por familiares y amigos. La importancia radica en la manera como lo vive cada uno, la persona que está enferma y las personas que la acompañan alrededor, pues cada uno tiene una visión diferente de acuerdo a las circunstancias.
No hay manera de determinar cuál es la posición emocional correcta para actuar estando enfermo, siendo el esposo o la esposa, la madre o el padre, el hijo o el familiar del paciente. Simplemente, se actúa, como eres, con lo que tienes, con los sentimientos que vives en ese momento.
1.1 El diagnóstico
Dicen que las cosas pasan cuando tiene que pasar.
Cuando es necesario que la persona lo viva y por alguna razón aprenda de esas situaciones. No aprende solo quien enferma, si no todos a su alrededor, unos aprenden mal, otros bien, pero al fin de cuentas, pasados los meses y en ocasiones los años, la sabiduría llega.
Durante muchos años su migraña fue tratada paliativamente, nunca investigada, medicamentos cada vez más