Una ballena es un país. Isabel Zapata

Una ballena es un país - Isabel Zapata


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      POESÍA

      ESTE LIBRO SE REALIZÓ CON APOYO DEL FONDO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES A TRAVÉS DEL PROGRAMA JÓVENES CREADORES 2017/2018.

      DERECHOS RESERVADOS

      © 2019 Isabel Zapata

      © 2019 Almadía Ediciones S.A.P.I. de C.V.

      Avenida Patriotismo 165,

      Colonia Escandón II Sección,

      Delegación Miguel Hidalgo,

      Ciudad de México,

      C.P. 11800

      RFC: AED140909BPA

      © De las ilustraciones y el diseño: Alejandro Magallanes

      www.almadia.com.mx www.facebook.com/editorialalmadía @Almadía_Edit

      Primera edición: abril de 2019

      ISBN: 978-607-8667-76-5

      Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.

      Isabel Zapata

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      Una ballena es un país

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      Para Emilio y Roncha, mi manada

      Preguntar “¿qué es un animal?” –o, yo añadiría, leerle a un niño un cuento sobre un perro o apoyar la causa de los derechos de los animales– inevitablemente tiene que ver con la manera en que entendemos lo que significa ser nosotros y no ellos. Es preguntarse “¿qué es un ser humano?”.

      JONATHAN SAFRAN FOER

      Yo soy un elefante útil a mí mismo.

      NICANOR PARRA

      Yo no soy de aquí

      Cuando por las noches sube la marea

      la playa se vuelve un pasillo del mercado:

      pañales, galletas de mar, caparazones de erizo,

      huevos de tiburón tejidos con alga al litoral.

      Considera ese artefacto de colágeno y curvas suaves.

      Los tiburones ponen huevos en forma de tornillo:

      espirales que se enroscan al suelo marino para quedarse en su lugar.

      Mira cómo respiran a través de su cáscara traslúcida.

      Considera su violenta geometría.

      En algunos se agita una semilla viva, un embrión que habita esa fosa de humedad y que, visto a contraluz, palpita como diciendo:

      Yo no soy de aquí.

      En el estrecho de Puget

      El ballenato pasó del agua al agua

      y nada más:

      vivió apenas treinta minutos en el estrecho de Puget.

      Su madre, Tahlequah, mantuvo su cadáver a flote

      (sobre su cabeza, dentro de su boca),

      durante casi dos mil kilómetros

      hasta que la carne empezó a desbaratarse.

      No era el primer hijo que perdía.

      El duelo no avanza en línea recta.

      Como quien deja caer monedas en otra mano sin contarlas,

      a los 17 días Tahlequah entregó el cuerpo a la gravedad.

      En ese momento, Richard Russell despegaba del aero-puerto de Seattle–Tacoma en un avión de pasajeros Bombardier Q400, de Horizon Air, con 76 asientos vacíos y uno ocupado, el suyo:

      PRIMERA GRABACIÓN

      Russell: ¿Me estás llevando hacia los jets?

      Controlador aéreo: No te estoy llevando a ningún jet, de hecho estoy intentando mantenerte lejos de cualquier avión que intente aterrizar en Sea-Tac.

      Russell: Ok, está bien, no quiero meterme en problemas. No quiero arruinarle el día a nadie.

      Controlador aéreo: (Inaudible) ¿entonces puedes apagarlo?

      Russell: Estoy en 21mil, empecé más o menos en 30mil.

      Controlador aéreo: ¿Tienes 21mil de gasolina?

      Russell: Sí… pero se está acabando rápido.

      SEGUNDA GRABACIÓN

      Russell: ¿Crees que si aterrizo esta cosa me darían un trabajo de piloto?

      Controlador aéreo: Creo que puedes tener cualquier trabajo si lo logras aterrizar. Si quieres, tu mejor oportunidad es la pista que ves a tu izquierda. Es la base McChord. Otra opción es intentarlo sobre el agua en el estrecho de Puget.

      Russell: ¿Pero ya hablaron con ellos? No creo que estén muy contentos con la idea, porque podría arruinar todo en el intento. Creo que tengo que dejar de ver el marcador de gasolina.

      Controlador aéreo: Sí, Rich, hablé con ellos y tampoco quieren que ni tú ni nadie salga lastimado. Si quieres aterrizar, ésa es tu mejor opción.

      Russell: No, no. No estoy listo. Dame las coordenadas de la mamá orca y su bebé, quiero ir a verla.

      El avión se estrelló en la isla Ketron, demasiado cerca del aeropuerto.

      El cielo entero fue su simulador y ahora ambos son del agua.

      Como el poema lo permite todo, imaginemos que Russell pudo ver,

      desde lo más alto de su pirueta, el cuerpo de la madre con su hijo

      como rayo bicolor cruzando el mar y antes de separar sus trayectorias

      juntos formaron tres destellos de luz y sombra finalmente avanzando

      como avanzamos todos, todo el tiempo, sin saberlo, hacia nuestra destrucción.

      Elogio de lo minúsculo

      La atención es el principio de la devoción.

      MARY OLIVER

      En la humedad de líquenes y helechos

      habitan osos de agua tan pequeños

      que escapan a la vista:

      pandas transparentes de ocho patas,

      invertebrados de paso tan lento

      que apenas se desplazan por el mundo.

      Cuando el agua se termina, la vida

      se desprende de ellos y quedan

      en un estado de animación suspendida

      que dura hasta que regresa la humedad.

      Luego vuelven a moverse y parece

      que nunca hubieran estado quietos.

      Los tardígrados pueden sobrevivir

      al vacío espacial, altísimas presiones

      temperaturas


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