¡Sana tu intestino!. Hilary Boynton
estadounidense estándar a la Dieta de Introducción GAPS. También necesitaba prepararme para las limitadas opciones de comida y la idea de comer por la salud, y solo por la salud. Después de un breve periodo haciendo la Dieta, noté que algunas comidas aún me daban dolor de estómago, así que anotaba todo lo que comía: un componente clave para aprender a descubrir lo que funciona en tu cuerpo y lo que no.
Desafortunadamente, después de comenzar la Dieta de Introducción experimenté una gran distensión estomacal por comer sopa de calabaza y ¡terminé pareciendo una embarazada de cuatro meses! Aquello no tenía sentido. Comencé a ir a un doctor de medicina funcional (un médico que busca el origen de las enfermedades) para que nos atendiera a mi hijo y a mí. Una serie de pruebas revelaron que yo padecía malabsorción de fructosa, que carecía casi por completo de ácido clorhídrico en el estómago y sufría un serio crecimiento de levaduras. La Dieta GAPS me ayudó a descubrir estos problemas subyacentes en mi tracto intestinal. El protocolo de curación en mi vida y en la de mi hijo es diferente al de Hilary y su familia. Así, aunque abogo completamente por la Dieta GAPS, descubrí que mi cuerpo no iba a prosperar mientras tuviera problemas subyacentes, tales como un crecimiento excesivo de levadura, parásitos, bacterias intestinales (SBI o SIBO por sus siglas en inglés), malabsorción de fructosa, o falta de ácido clorhídrico y de enzimas digestivas o de ácidos biliares. Una vez que se reconocen y se tratan esos problemas, la Dieta GAPS puede sanar y sellar tu intestino, que es su objetivo.
Mi historia no tiene la finalidad de desalentarte, sino de darte una idea de lo que puede estar ocurriendo si estás siguiendo GAPS y no te has curado todavía. Es desalentador y frustrante gastar grandes cantidades de tiempo, energía y dinero en una dieta que no está funcionando. Mira: funcionará, pero puede que tengas que hacer otras cosas antes. Mi consejo es que hagas registros ordenados de lo que estás comiendo y de los síntomas posteriores que experimentas, luego busca un grupo médico que trabaje con medicina funcional (un médico, un nutricionista, y/o un naturópata). Si eres parecida a mí y has sufrido disbiosis intestinal durante años, debes someterte a varias pruebas para determinar qué problemas subyacentes necesitas tratar incluso antes de iniciar GAPS.
Hoy, en 2014, me alegra poder decir que nunca me he sentido mejor en mi vida. El dolor de estómago, la ansiedad y la depresión que una vez me atormentaron han desaparecido. Mi hijo, Chet, es un niño de tres años feliz y saludable que recibe alimentos de verdad y nutritivos. La Dieta GAPS me ayudó a descubrir en abundancia la alegría y la gratitud por una vida que nunca creí posible.
Este libro es fruto del amor. Ambas, Hilary y yo, esperamos que te sirva como referencia para lograr una salud óptima y auténtica. Cuando te embarques en este viaje, debes saber que a veces puede ser frustrante y solitario, como suele serlo ir contra corriente, pero ten por cierto que te curarás. Puedes recuperar tu salud a través de la paciencia, la determinación y el amor de tu corazón. A medida que las primas de seguro aumenten y nuestros seres queridos enfermen debido a los frankenfoods* que hemos permitido en nuestras vidas, crecerá la conciencia de cómo nuestro sistema intestinal controla la salud de nuestros cuerpos. Mantened la fe en que estáis haciendo lo correcto y en que no estáis solos.
Nota de la autora
Aunque ¡Sana tu intestino! ha nacido del cariño de ambas, Mary y yo decidimos, para simplificar, que el libro contara mi historia, mientras que la inspiración visual es cortesía de las hermosas fotografías de Mary.
—Hilary Boynton
* [N. de la E.] Se ha traducido el término real food por «comida de verdad» o «alimentación de verdad» priorizando el criterio lingüístico y descartando la tendencia de numerosos blogueros y webs de nutrición que utilizan la expresión «comida real».
* Término peyorativo para referirse a los alimentos genéticamente modificados.
ANTES DE EMPEZAR LA DIETA GAPS
LA Dieta GAPS se basa en el principio de que lo que ingerimos afecta a nuestra salud intestinal, al tiempo que pone de manifiesto qué nutrientes son absorbidos en nuestros cuerpos y qué toxinas quedan fuera. En pocas palabras, la función del sistema intestinal afecta a casi todas las funciones del cuerpo. La Dieta GAPS está específicamente diseñada para curar problemas y desórdenes digestivos y para paliar cualquier enfermedad que pueda estar relacionada con ellos. Es un protocolo limitado (pero delicioso) que promoverá la sanación y sellado de las paredes intestinales afectadas –lo que comúnmente se conoce como intestino permeable–, de modo que los individuos con enfermedades, tanto psicológicas como físicas, puedan mejorar su salud. Fue concebida por la doctora Natasha Campbell-McBride a partir de la dieta de Carbohidratos Específicos del doctor Sydney Valentine Haas, que en su momento fue popularizada por Elaine Gottschall en su libro Rompiendo el círculo vicioso publicado en 1994.
Empezar por el principio: el libro de consulta gaps
Antes de que te embarques en la Dieta GAPS, es esencial que leas GAPS, el síndrome psico-intestinal, de la doctora Natasha Campbell-McBride, en su edición revisada y ampliada, para comprender este protocolo nutricional y su aplicación como un tratamiento natural para el autismo, el TDAH/TDA, la enfermedad de Crohn, la enfermedad celíaca, la dislexia, la dispraxia, la depresión, la esquizofrenia, y otras dolencias crónicas. La Dieta GAPS es compleja y por ello no dejamos de insistir en la importancia de leer el trabajo de la doctora Campbell-McBride.
La Dieta GAPS se lleva a cabo en dos fases. La Dieta de Introducción que tiene una duración de dieciocho a treinta días (aproximadamente de tres a cinco días por etapa) e implica eliminar de tu ingesta diaria los alimentos que puedan irritar el intestino, tales como los productos lácteos. Más adelante puedes reintroducir poco a poco ciertos alimentos, siempre atento a las reacciones adversas que pueden incluir dolor de estómago, temblor de manos, convulsiones, eccema y síntomas similares. Si estás familiarizado con la cocina y consumes habitualmente una dieta rica en alimentos nutritivos y ecológicos, empezar con la Dieta de Introducción no supondrá un gran cambio en tu vida. Sin embargo, si tiendes a consumir alimentos más bien procesados, considera empezar con la Dieta GAPS antes de la Dieta de Introducción, más restrictiva, para que te desenganches del azúcar, la sal, los aditivos y los conservantes que tu cuerpo ansía.
Una vez que te hayas familiarizado y te sientas cómodo con los alimentos permitidos durante cada etapa de la Dieta de Introducción, te sentirás más preparado para entrar del todo en ella. La Dieta GAPS es la parte principal de este protocolo nutricional y para la plena restauración del sistema intestinal debe seguirse durante al menos dos años. Incluye una amplia selección de alimentos que son sencillos de preparar y fáciles de asimilar. Disfrutar de la Dieta GAPS después de las restricciones de la Dieta de Introducción es como celebrar un banquete todos los días.
La mayoría de nosotros no es consciente de la importancia de la salud intestinal y cuán alejados hemos estado de este hecho en el mundo moderno. Muchos de nosotros no fuimos amamantados. Recibimos incontables vacunas simultáneas en nuestra infancia y nos recetaron un exceso de antibióticos y medicamentos desde que nacimos. Cualquiera de estos fenómenos puede contribuir a un temprano desequilibrio de la flora intestinal –por no mencionar los posteriores años de consumo de alimentos procesados, edulcorantes artificiales, alimentos genéticamente modificados y hortalizas y frutas altamente tratadas con pesticidas. Pues bien, el concepto de salud intestinal empieza a ser de dominio público. Es irónico, puesto que Hipócrates, el padre de la medicina moderna (460-370 a. de C.) afirmó, hace mucho tiempo ya, que «todas las enfermedades comienzan en el intestino».
Al nacer, la flora intestinal de la madre pasa a su bebé. Buena o mala, el bebé recibe lo que recibe. Piensa en la flora intestinal de tu bisabuela comparada