Parterías de Latinoamérica. Georgina Sánchez Ramírez
a la población, y controlar más de cerca sus prácticas reproductivas).
También queda evidente el rol de profesionalización como una cuestión de clase: la construcción de la partería como una profesión de clase media urbana en la época moderna, y por tanto, la eliminación de la partería tradicional en Europa. Este proceso sigue repitiéndose en las nuevas políticas internacionales que ahora promueven la partería profesionalizada – caracterizada principalmente por y para las mujeres urbanas de clase media– como una herramienta contra la mortalidad materna, y que propicia la disminución de la violencia obstétrica y la no medicalización innecesaria de los partos en los países en vías de desarrollo. Y en cambio, estas nuevas políticas que no han tenido el eco esperado en contextos donde ejercer la partería tiene otro color de piel, otra forma de adquirir los conocimientos, acompañada de precarias y solitarias condiciones para ejercer su trabajo aunado a la vulnerabilidad ante los sectores de salud institucionalizados, pero en los que las parteras siguen siendo las depositarias de la confianza de las mujeres que acuden a ellas; nos referimos a las parteras de zonas rurales y pobres en donde irónicamente hay una mayor necesidad de reducir la muerte materna, y atender los partos desde una hibridación entre las tradiciones culturales y la detección oportuna de riesgos.
Lo anteriormente mencionado se presenta aquí, sólo como ejemplo para demostrar la enorme riqueza de análisis social, político e histórico que se ha podido hacer desde la investigación académica sobre la partería, y por lo tanto, argumentamos que debe fortalecerse como una línea de investigación también en Latinoamérica considerando que el libro de Marland y Rafferty (Op Cit), editado hace ya dos décadas, contribuye de manera significativa a reescribir la historia de la partería en Europa y los Estados Unidos en donde las parteras no sólo se vislumbran como heroínas –que ciertamente lo son– sino también como mujeres históricas complejas con sus conocimientos y con su propia profesión incrustada en un momento de transformación política dentro del cual deben negociar su sobrevivencia.
Los dilemas de hoy en Latinoamérica no son menos, y suman continuidad a las batallas históricas. Como ya mencionamos, la situación de las parteras tradicionales e indígenas frente a las políticas internacionales y nacionales en torno a su supuesta relación con la muerte materna (Barona, et al, 2018; Bello-Álvarez y Parada Bolaños, 2017; García y Cruz, 2008, entre otros) sigue siendo un tema de gran relevancia y debate, pero eso desdibuja otros derroteros con los que ellas tienen que lidiar (Argüello y Mateo, 2014; Sarelin 2014; Organización de las Naciones Unidas, 2014; Sánchez, 2015, entre otros) en los cuales también está inmersa su propia necesidad de reagrupación y sororidad para reposicionarse como un amplio sector que procura la salud sexual y reproductiva en diversos rincones del planeta, sin el debido reconocimiento y prestigio a su labor.
La humanización del parto frente a la tendencia hacia su medicalización, ha emergido con más fuerza durante la última década y sus raíces están en Brasil y Venezuela (Camacaro, et al, 2015; Laako 2016ª y 2016b). Las evidencias a nivel internacional en países desarrollados sobre las ventajas de la atención de partos de bajo riesgo por parteras profesionalizadas, ya sea en los hogares de las mujeres, en Casas de Parto o en áreas alternas de atención al parto no medicalizado dentro del mismo sistema de salud, alientan dos fenómenos. Por un lado, la promoción de la atención al parto por parteras y en espacios no hospitalarios, documentándose ampliamente los beneficio de la atención al parto vaginal sin intervenciones médicas innecesarias –como el uso de oxitocina, enemas, anestesia, episiotomías, y tiempos de expulsión apresurados o posiciones forzadas para parir– (Walsh & Declan, 2007; Janssen, Page, Klein, Liston & Lee, 2009; Laws, et al 2014); y por el otro, la formación e inclusión de parteras profesionalizadas que puedan hacer frente a la atención de los partos de bajo riesgo antes mencionados con el correspondiente reconocimiento, apoyo y colaboración del sector médico y de ginecobstetricia, como se documenta en otros países en donde la tasa de mortalidad materna y perinatal es cercana a cero, y en los que la atención al parto por parteras es un modelo legalmente reconocido, así como las ventajas del costo-beneficio para los sistemas de salud (Groh, 2003; Schroeder, et al. 2011; Shaw, et al, 2016; Walsh, et. al. 2018).
En síntesis, la partería ha despertado el interés académico desde la antropología, la historia, la ciencia política, la sociología, la medicina y los estudios de género. En América Latina apenas estamos empezando.
La obra Parterías de Latinoamérica: Diferentes territorios, mismas batallas se inserta como parte de esta literatura clásica, pero también emergente y académica sobre la partería. Nos alegra publicar esta obra pionera en donde a lo largo de sus capítulos, las autoras latinoamericanas narran con gran complejidad la historia sobre la partería en este continente, y explican a partir de casos especiales la situación contemporánea de las parteras y las parterías de países diferentes.
Uno de los elementos más atractivos de esta obra es la mirada interseccional1 del análisis que realizan las autoras en sus capítulos donde nos explican cómo, tanto las mujeres-madre, como las profesionales que las acompañan fueron simultáneamente afectadas por las biopolíticas, y la medicalización e institucionalización de los partos en Latinoamérica, atravesadas por la suma de sus identidades en el momento de vivir sus procesos. Así, los capítulos logran poner en la mesa cuestiones complejas sobre etnicidad, clase y género que inevitablemente implican la existencia de las parterías diferentes que, en el continente, conviven y entran en conflicto entre sí.
Otro aporte académico destacable del libro es la continuidad que se brinda en el análisis, a todo lo largo del siglo XX y hasta el XXI. Por una parte, los capítulos presentan un panorama nacional desde la entrada de la medicalización e institucionalización del parto al inicio del siglo XX, y luego hacia las políticas de anticoncepción (o planificación familiar) y el cambio cultural de las familias entre las décadas de 1950 a 1970, hasta llegar en la época contemporánea al discurso de la salud sexual y reproductiva como un derecho humano, la tendencia de reivindicar la humanización de la atención del parto, y la re-emergencia de la partería profesionalizada, a través de las Casas de Parto y el retorno a la atención de los partos en casa en zonas urbanas donde ya había desaparecido dicha práctica.
Por otra parte, tenemos también el panorama simultáneo de la transición de las políticas internacionales y sus efectos a nivel latinoamericano sobre las parteras tradicionales e indígenas, desde el “indigenismo” e integración de las parteras tradicionales de mediados y finales del siglo XX, hasta el cambio de exclusión y exigencias de interculturalidad del siglo XXI. Todos son fenómenos que se sustentan y coinciden con lo que se ha investigado sobre la partería en otras partes del mundo; sin embargo, a la vez son procesos con características particulares de Latinoamérica que nos permite comparar y explorar cómo ha sido el ser mujer y el ser partera en este continente.
Es así que los capítulos del libro, cada uno a su manera y con su marco teórico y caso específico, responden a las interrogantes planteadas en nuestra convocatoria, aunque también dejan espacios para seguir explorando: ¿Cómo ha evolucionado la partería en países en vías de desarrollo diferentes de América Latina? ¿Cuál es el futuro de la partera latinoamericana profesional o tradicional? ¿Qué problemáticas nuevas están enfrentando las parteras en la era del extractivismo y el despojo? ¿Qué posibilidades tienen las parteras de movilización políticas para generar fuerzas colectivas? ¿Hay alguna posibilidad de articular las parterías en América Latina con la Medicina moderna que no sea de subordinación? ¿Qué dicen las mujeres latinoamericanas sobre la opción de atender su salud con parteras y a qué estarían dispuestas desde su ciudadanía para defender esta profesión tan golpeada arbitrariamente?
Sin embargo, a pesar del creciente interés hacia el tema de la partería, la investigación actual cuenta también con grandes vacíos. Dado que por siglos la partería se ha ubicado en una posición marginal en grandes partes del mundo, y que las parteras han sido históricamente estigmatizadas, existen varias cuestiones de suma importancia que no conocemos de su historia y por lo tanto, de su situación actual. Uno de estos vacíos es la visión más comparativa y genealógica de la evolución de la partería en varios países de América Latina. Mientras que hoy se encuentran diversos estudios exhaustivos y comparativos sobre el desarrollo histórico