Hierbas Mágicas. Janice Wicka
hayamos extinguido o vivamos en otro planeta.
Se podría decir que las plantas son nuestras tatarabuelas y, como tal, hay que cuidarlas, mimarlas y respetarlas. Ellas nos aman y nos ofrecen de forma altruista todo lo que contienen, correspondamos a ese cariño.
A lo largo de este libro hablaremos de forma práctica y sencilla de algunas de ellas y su propiedades, para que su uso y disfrute esté al alcance de todo el mundo.
Lo bueno de las hierbas mágicas es que las tenemos al alcance de la mano, ya sea en nuestros propios jardines o en el mercado más cercano, y sus resultados son maravillosos tanto en el campo de la salud como en el campo de la magia.
La ruda, el romero y la lavanda, por ejemplo, limpian por dentro y por fuera tanto a las personas como a las casas, alejando los males y atrayendo la abundancia. Las recetas para conseguirlo son sencillas y directas.
Por supuesto, hay hierbas que es mejor no tratar si no es de modo profesional o bajo supervisión, como la belladona, la mandrágora o la ayahuasca, y no porque sean hierbas malignas o del diablo, sino por sus efectos y su toxicidad.
La magia de las hierbas está al alcance de su mano, aprenda fácilmente a utilizarlas en su favor y bienestar.
I: Recomendaciones
Para empezar, quiero hacer unas breves precisiones:
-Las hierbas secas funcionan mejor que las hierbas frescas porque al perder humedad mejoran y potencian sus aceites esenciales.
Secando las hierbas mágicas.
-Para secarlas basta con colgarlas, como a la ropa después de lavarla, en un lugar fresco y seco.
-La mayoría de ellas se puede cocinar como acompañante de nuestros alimentos diarios.
-Otras se pueden beber en forma de cocción, té o tisana.
-El té se hace echando agua caliente o hirviendo las hierbas.
-La cocción se hace dejando la hierba dentro del agua hasta que hierva, y esperando que se cueza como cualquier guisado o sopa.
-La tisana se hace echando las hierbas al agua caliente recién hervida y dejando reposar la mezcla.
-Las hay que se pueden fumar, quemar o vaporizar.
-La quema es la que se hace como el incienso para que la hierba mágica humee y la persona respire sus vapores, tanto para curar una afección como para limpiar la piel y depurar los sentidos.
Vaporización.
-La vaporización consiste en oler y respirar el vapor de una tisana o cocción recién retirada del fuego tapándose la cabeza con un trapo o toalla. En algunos baños al vapor se añaden hierbas que se cuezan o quemen para poder respirar sus vapores con todo el cuerpo.
Aplicando un cataplasma.
-La cataplasma es la hierba cocida dentro de una tela o cedazo, para aplicarlo directamente sobre la zona afectada.
-El emplasto es la hierba cocida y machacada hasta formar una pasta o masa que se aplica directamente sobre el área afectada, y que en algunos casos se mastica o incluso se ingiere.
-Todas se pueden macerar, cocidas o secas, frescas o fermentadas, en alcohol natural, aceite de oliva o simple agua, para aplicar en la zona afectada, para cocinar, para curar laceraciones bucales o para masticar.
-Los aceites esenciales se pueden producir con la maceración, la cocción directa sin agua, o añadiendo un poco de agua, aceite de oliva o alcohol de caña.
-Pero la forma que más recomiendo es su uso tópico, es decir, externo, sobre la piel, sobre todo en el ombligo porque es nuestro principal núcleo de alimentación desde nuestra más tierna infancia y se mantiene activo toda nuestra vida, por mucho que lo olvidemos y dejemos de atenderlo; así como en otros núcleos energéticos del cuerpo, como los famosos chacras, y en todas y cada una de las articulaciones, sin olvidar.
El ombligo, fuente de salud.
-En algunos casos añadiré breves rituales, señalando días, horas y velas que pueden potenciar las virtudes de ciertas hierbas, normalmente las que uso más habitualmente y de forma personal, y que mejor resultado me han dado, como el romero y la ruda.
-No seguiré un orden alfabético, sino el orden que la experiencia me ha dado sobre el uso de estas hierbas.
-Señalaré los peligros o toxicidad de algunas, las cuales deben utilizarse en dosis mínimas o sólo por expertos.
-En todos los casos las dosis pequeñas son mejores y más sanas que los excesos, ya que los excesos pueden producir efectos contrarios a los esperados, como en el caso de la valeriana, que en lugar de tranquilizar altera los nervios y aleja el sueño cuando se exagera la dosis. A menudo el rastro de la esencia es suficiente, como en el uso de las Flores de Bach, las vacunas y la homeopatía.
-Me referiré básicamente a las hierbas que utilizo personalmente y que me han dado buenos resultados, por lo que es muy posible que deje de lado a muchas otras, o sólo haga una breve referencia a ellas porque me las han recomendado cuando son positivas, o para prevenir de su toxicidad cuando sus efectos son negativos.
-Hay plantas y hierbas mágicas con las que no trabajo, como la mandrágora, la belladona, el toloache, la amapola, la ayahuasca y la coca, por ejemplo, por un lado porque en muchos países están prohibidas, y por otro porque sus efectos pueden ser nocivos cuando no se administran por manos expertas, y yo no soy ninguna experta en su uso y aplicación.
-Los tratamientos contra ciertos males cuando se padecen de verdad, deben ser puntuales y no habituales, primero porque si se usan habitualmente el cuerpo puede acostumbrarse a ellos, segundo porque una cosa es curar y otra depender física o psicológicamente de un producto por sano y natural que sea. El cuerpo humano es capaz de acostumbrarse incluso a los venenos y a los tóxicos más potentes, y cuenta con neurorreceptores de adicción, algunos porque son placenteros, otros porque son estimulantes, unos porque emborrachan, otros porque incentivan la molicie o la pereza, y otros más porque alteran las hormonas o distorsionan la realidad cotidiana.
-Por supuesto, se recomienda llevar una vida sana y positiva, no repetir patrones de supuesta y obligada normalidad en los planos físico, mental, anímico y espiritual, recuerde que usted es una persona única e irrepetible. Libérese de estereotipos y típicos tópicos, modas, ideologías, falsas creencias, apegos y dependencias. Viva su vida en plenitud, ame la existencia, ayude a quién lo necesite y se lo pida, y pida ayuda cuando la necesite de verdad, porque los demás están aquí para completarnos, no para hundirnos. Constrúyase en positivo como ser, y no como aparente identidad.
II: ¿Cómo y por qué enfermamos?
No se puede negar que la química y la farmacología han logrado estudiar, descubrir y sintetizar buena parte de las cualidades mágicas de las hierbas, convirtiendo en ciencia repetitiva un conocimiento ancestral y dejando de lado muchas de sus propiedades que no se ajustan a la vida “normal”, ya sea por miedo, por secretismo, por intereses y conveniencias económicas o por considerarlas fuera de lugar.
Las hierbas actúan en un plano físico, y es así cómo la industria las utiliza, las vende y las aprovecha, pero también regulan emociones, abren la mente, depuran el alma y elevan al espíritu; y en este aspecto sólo la parafarmacia y sus píldoras de la felicidad se atreven a abrirles la puerta, pero no van más allá para no salirse de la normalidad impuesta o de la legalidad; únicamente aprovechan la pereza de las sociedades modernas para industrializar y vender