Lo que mi voz leía. Javier Naranjo Moreno
caca de perro. caballo que amanecia al rededor de la escuela”. Esa profesora que también nos contaba que viajaba en bote varias horas y después en mula a una escuelita en una vereda del Bajo Cauca antioqueño, para arrebatarles a los cultivos de coca el destino de unos cuantos muchachos. Desconocíamos también el encanto y complicidad que encontró una promotora de lectura en un error ortográfico, que le ayudó a acercarse “a ese niño que me gustaba” y que le dijo: “beso se escribe con b grande y no con v pequeña”.
Finalizo con esta carta de la única niña que hay en el libro, porque las actividades se hacían con adultos y solo en dos o tres ocasiones las hicimos con niños.
Katherine de doce años le escribe a su profesora:
“Hola Mis a yo me a enseyadoa los gritos a lospeyiscones a laspalmetadas a las obe den sias y mepegamucha memaltratan y chononos deja descansar nodos de jajugar en el momentoqueellasal”.
Es preciso leer y releer en voz alta, despacio, para sentir en esa confusa “habla”, el maltrato y el dolor que causa una manera de enseñar bastante común y arrasadora.
Pero ¿qué es lo que se “enseya” ahí? Por fortuna sabemos que no es el único camino. En muchos de estos testimonios se multiplican los ejemplos de las más amorosas enseyanzas.
Javier Naranjo
Carepa, Antioquia, sept-25-2009. (Dora Arroyo)
Querido profesor Anicio Flórez.
Recuerdo en los años 80 cuando era una niña de apenas 7 años de edad recuerdo que tenia que caminar 1 hora aproximadamente de camino donde teniamos que subirnos la falda hasta los senos caminar por el pantano durante la hora de camino donde los perros de las casa por donde pasabamos nos hacían correr y tirarnos ael agua muchas veces los cuadernos senos mojaban la ropa que llevábamos en la bolsa para ponernos cuando llegaramos a la escuela se la llebaba el río. Con todo esos percances muchas veces llegabamos tarde ala escuela encontrábamos las puertas serrada y el profesor sosteniendo la puerta por que no tenia serradura.
El profesor ni siquiera nos preguntaba porque llegaron tarde sabiendo que veniamos de muy lejos sino que nos ponía a recoger papeles caca de perro. caballo que amanecia al rededor de la escuela
Con hasco y ojos serrados recogiamos lo que nos mandaban el profesor luego barrer el salon y las calles y luego a el salon nos hacia entra y de ñapa nos preguntaba las plana que habían hecho durante el tiempo que no habíamos estados
Gracias tedoy por hacer que con miedo y pesar aprendiera aleer y ser una profesional
Girardota, noviembre 17 de 2012.
Amada Mamá:
De niño recuerdo sobre todo las canciones. Pero no puedo repetirlas ahora, ya que no recuerdo con exactitud las letras y las melodías, es más bien una sensación cantarina, emocionante, feliz. Desde eso sé que la felicidad consiste es muy poco, en lo más cercano. Y cuando recuerdo empiezo a presenciar un desfile de imágenes que configuran un mapa, el mapa que marca la ruta desde mis primeros balbuceos hasta mis palabras de hoy. Para mí, como para la primera poesía, al principio fue el canto tuyo de todos los días: cuando hacías el almuerzo para mi papá en la madrugada cantabas, cuando me bañabas cantabas, cuando arreglabas la casa cantabas, cuando íbamos a comprar las cosas en la tienda cantabas, cuando nos acostábamos a hacer la siesta cantabas, al despertar, al comer… Tu canto es para mí mi lengua materna. El español en abstracto sin una madre no puede ser una lengua materna. Por esa razón me fue tan fácil aprender a leer y a escribir. Ya tenía mi lengua. No recuerdo quien me enseñó el abecedario, ni la gramática. Recuerdo quien me enseñó a cantar.
José Ignacio C.
Querido Papá,
Toda la vida me han dicho que fui y soy la niña de tus ojos. No sé si es porque fui la primogénita o la que más se parece a ti. Toda la vida he sentido que eso ha sido una ventaja, el ser tu favorita, porque siempre fue claro que a mi hermana no la veías con tanto orgullo, con ella nunca se te hinchó el pecho como cuando de mí se trataba. Aún hoy, cuando ambas estamos en nuestros 20s, es patente. A veces creo que soy tu favorita porque crees que soy una copia de tu inteligencia. Con cada logro académico que he recibido en mi vida, y han sido ya bastantes, te apurabas a afirmar entre seriedad y juego, que todo aquello lo logré porque esa inteligencia la recibí de ti. El mérito que casi siempre le quitaste a mi mamá es otro tema amplio.
No mentiré y diré que me siento mal al haber recibido tanta de tu atención; el que te hayas ocupado tanto de mi desarrollo si hizo que mis resultados fueran tan buenos. El problema (y sólo recientemente he reparado en ello) es que una parte de mí creció pensando que todo mi valor como persona estaba concentrado en mis calificaciones. Aún hoy lo siento así. Y claro, de niña, me iba bien en el colegio y por ello te sentías orgulloso de mí. Te regodeabas en lo pronto que aprendí a escribir mi nombre, en los libros de niños que me compraste (que en realidad fueron regalo de mi mamá) y leía en cualquier momento libre, en el hecho de que a los 7 años ya leía “libros de adultos” (un atlas con descripciones de todos los países del mundo).
Y en verdad lo disfrutaba, aún lo hago. Pero también pienso que el siempre estar leyendo es lo que se espera de mí, es mi estado natural. Lo normal es que mis textos sean perfectos. El status que es que mis ensayos sean superiores a los de mis compañeros: y lo son; no voy mostrar una falsa modestia frente a ello. Pero papá estoy cansada de siempre tener que gastar toda mi energía física y emocional tratando de ser la mejor. Hay veces en las que alguien me supera y eso me destruye. Estoy cansada de pensar tres, cuatro, múltiples veces en las cosas que quiero escribir y desecharlas antes de poner la palabra inicial en el papel porque de repente decido que es una idea estúpida. Estoy cansada de nunca hacer nada de lo mucho que quiero hacer porque antes de empezarlo ya “sé” que no será bueno, que no será un indicador del nivel que se espera de mí. ¿Cuántos guiones podría haber escrito ya? ¿Cuántas ideas para una película nunca existirán porque las consideré estúpidas antes de su génesis? ¿Cuántas de ellas eran verdaderamente buenas?
Padre, quiero reversarlo todo y volver al momento en el que escribir mis ideas dejó de ser una forma de expresar el contenido de mi alma y pasó a ser una muestra de mis capacidades. Quiero dejar de tener miedo de equivocarme, quiero dejar de pensar que pierdo valor si algo de lo que escribo no gusta.
Ahora que estoy en este punto de mi vida, ahora que supuestamente he decidido que una de las cosas que quiero hacer es ser guionista (porque, entre otras cosas siento que es una de las pocas áreas de la realización en las que no soy tan mala), quiero liberarme de esta carga.
Si alguna vez llego a tener hijos, espero no repetir tus errores y no hacerles sentir que todo su valor está en sus logros, sino que sus logros son resultado de lo valiosos que ya son, que son tesoros sólo por el hecho de ser.
De todas formas, te agradezco el simple hecho de intentarlo. El lenguaje en verdad es mi fuerte. Sólo me falta separar el disfrutarlo del nivel de resultados en él.
Te amo,
Lau.
El Retiro, 12 de junio de 2010.
Profe…Ana González. Sonsón Antioquia.
Siempre me he preguntado porq´ la lectura en tantos momentos se torna complejo. Porq´ tengo que leer y releer para