Yo veo / Tú significas. Lucy R. Lippard
morado cubriéndola.
Blanco y negro, horizontal, sin mucho contraste.
Una furgoneta Volkswagen aparcada junto a una hilera de rocas encaladas que van en diagonal desde el centro del borde superior a la esquina inferior derecha de la fotografía. Un grupo de gente está de pie fuera del vehículo, ya hay alguien dentro, una mujer está montando. Inclinada hacia delante, tiene una pierna arriba y otra en el suelo. Detrás de ella un hombre con camisa blanca se vuelve para atender a un segundo hombre, más alto, con sudadera oscura, que sostiene una bolsa tejida de gran tamaño. Tiene la boca abierta y con la mano libre gesticula hacia la figura que está dentro de la furgoneta. Una mujer delgada con pantalones ajustados y un jersey claro y grueso que le llega por debajo de las caderas está de pie con la mano sobre la manilla de la puerta trasera. Se ríe.
Aunque A y D se sienten mutuamente molestos por primera vez, y también molestos consigo mismos por la trivialidad de aquella riña inconclusa, ambos se sienten atraídos por E, que ha sido la causa de ella, algo que le parece evidente a B, quien malinterpreta la situación. C y F ya no pintan mucho en la trama que forman los otros cuatro, y lo saben. Para ellos resulta desconcertante estar allí. A mira a B y a E de un modo distinto, por fin se ha reconocido a sí misma lo que llevaba reprimiendo desde hace más de un año. Le incomoda que se crucen sus miradas. E, con su sensibilidad a los estados de ánimo del resto, se da cuenta de que está en el centro de todo, pero le preocupa más su propia atracción por D, que de repente le trata como a un viejo amigo. A se ha vuelto más extraña. Mira a B buscando orientación pero aparta la vista cuando se cruzan sus miradas. B quiere que E mire con ella a los otros dos. Él está absorto con D. Ella siente curiosidad y eso la excita sexualmente. La furgoneta Volkswagen es una mascota irónica para el Movimiento. Algunos judíos siguen sin comprar vehículos de esa marca por el tipo de Volk que transportaban antiguamente. Tras la cena y unas pocas copas en Mario’s, en Hempstead, Long Island, las vibraciones cambiarán. Las líneas se enredarán. Las posibilidades seriales de relaciones colaterales entre los cuatro son numerosas, incluso aunque el cambio de roles no sea un juego, herramienta, obsesión o trampa favorita, ni tampoco una necesidad, para ninguno de ellos.
13 de abril: Hay cosas en el libro que no suenan como mías, pero las he escrito yo. ¿De dónde vienen?
Las descripciones de fotos se pueden entender de dos maneras; pueden leerse o pueden imaginarse; lo segundo exige más trabajo, o quizá una mente de otro tipo. Una descripción ultraliteraria no siempre te deja ver lo que hay ahí; la belleza y el refinamiento de la propia escritura pueden interferir con la claridad de una simple visualización. Al menos no hay nada adulador en esas descripciones. Y encima lleva muchísimo tiempo escribirlas. Noto que ansío la exposición pura. Graham dice que el Libro de Mallarmé “prefigura el alineamiento ‘dimensionalizado’ de los agujeros troquelados en las tarjetas de ordenador que se apilan en los modernos sistemas de almacenamiento y recuperación”. Aquí la fotografía es el fósil, utilizado para recuperar la información o las emociones almacenadas en diversos niveles de conciencia. “La fotografía solo es el presente del pasado.” En el Libro, “los ‘puntos’ ‘vistos’ (de modo ficticio) ‘a través’ del ‘espacio’ de la estructura del libro se reconfiguran después en la imaginación del lector”, etc. Nunca he leído el libro de Mallarmé. No lo leeré hasta terminar esto.
Cielo Asociado a un Cambio Local Repentino. Secuelas Principales: Los bancos de niebla se forman sobre el mar con las corrientes de aire marítimo tropical. En todos los casos el aire está más caliente que el mar sobre el que circula. Su aparición e intensidad son muy a menudo impredecibles. Despejan tan rápidamente como aparecen. En primavera y en verano las brisas pueden empujarlos hacia las playas.
Se oyen avisos de niebla. Va a levantarse viento desde la mar. Suele ocurrir en las horas previas y durante el crepúsculo. Riesgo de calma total. Posibilidad de niebla marina acompañando a un frente con vientos de fuerza 4 a 7. Riesgo de falta de visibilidad. Presión: por lo general sin cambios apreciables. Minutos después de tomar la fotografía, la playa antes bañada de sol se oscurece por completo. Primero unas leves ráfagas solo a la altura de la rodilla. Luego suben hasta dejar las caras como máscaras colgando sobre el vacío. Se quedaron sin gasolina volviendo a la ciudad.
ENTRADA II / ABDE
Reacio, D escribe con un bolígrafo violeta que le han prestado: “Para cuando alcanzó sus propias pisadas respiraba con tanta dificultad que le saltaban chispas detrás de los ojos. Dentro, la señora Labin miraba sin ver los enjambres de barquitos chinos que volaban sobre el papel pintado de la pared. Afuera, las rosas florecían en espinas.” Así ha analizado un aficionado su letra: predomina lo intelectual, ama la comodidad, es deductivo pero se concede cierto grado de intuición; inteligente, introvertido, sensual, inseguro, voluble. Su faceta pública es bastante diferente a la privada. (De hecho esto tiene poco que ver con la introversión y más con los juegos de roles.) En las conversaciones necesita enfatizar, discutir o convencer. Es agresivo y tiene poca necesidad de hacer las relaciones personales más fáciles. Dice obtener siempre lo que quiere. Piensa que lleva razón, incluso cuando no hace lo que quiere. Amistoso aunque no del todo abierto. Pone a prueba a la gente. Le han llamado pesimista.
Ok. ¿Eres tú o no?
Chorradas.
No, de verdad. ¿Qué ves ahí de ti mismo?
Las partes buenas.
Te asusta. ¿Alguna vez te han analizado?
No es más que un juego de salón.
¿Te han analizado?
¿No lo hemos sido todos, acaso?
A no.
A no necesita un analista. Se lo suelta todo automáticamente a cualquiera que esté dispuesto a escuchar. Una versión diferente cada vez, además.
Estás cambiando de tema. ¿Qué es lo que no reconoces de ti?
Las partes malas.
¿A qué llamas las partes malas?
Oye, ¿esto qué es, un tercer grado? ¿Por qué habría yo de someterme a este análisis a lo Stanley Home? Es peligroso. Tengo una psique muy delicada y sensible. Háztelo tú, por decirlo con educación. La caridad empieza por...
¿Lo dejo entonces?
No, sigue. Hay un algo en todo eso. Aunque resulte ser del todo falso. ¿Hasta ese punto estás interesado en ti mismo?
No.
¡Ves!
Déjalo estar. Déjalo que rumie solito.
Que ronronee, querrás decir. Practica conmigo, anda, que me apetece un subidón de ego. Venga. ¿Solo te hace falta una firma, no?
Sí.
Blanco y negro, cuadrada, flash.
Interior, habitación de paredes blancas. Sofá cubierto con una manta a rayas anchas, torcida. Sillón de madera recargado y mesa de café baja, ovalada, bajo una pila desordenada de libros, periódicos y revistas. Cenicero de cristal con el logo de una marca de cerveza. Tres vasos, cada uno diferente. Una botella de vino medio llena. La portada del libro que está encima de la pila muestra a un hombre de cara alargada, bigote pequeño, gafas redondas y pesadas que agrandan sus ojos. En el sofá, entre dos hombres, se sienta una mujer joven de ojos grandes perfilados en negro, el pelo formando un moño sobre la cabeza, blusa de manga larga con volantes y pantalones. Aunque su pose es en extremo despreocupada, parece más grande que las otras figuras, como si estuviese en un espacio aparte. Su hombro derecho toca el del hombre rubio aunque está mirando al moreno, que asimismo la observa. Levanta ligeramente una de las comisuras de la boca. También alza las cejas. El rubio, que lleva puesto un chaleco de cuero y tiene las mangas remangadas hasta arriba, se sienta con las piernas separadas, la mano diestra apoyada en la rodilla izquierda, y bebe del vaso que sostiene en la mano izquierda. El moreno, vestido con camiseta y vaqueros, está recostado, algo rígido, con un pie desnudo en el suelo y el otro encima del sofá con la rodilla levantada. Su expresión es un tanto desafiante.
Los mensajes son en sí mismos