La fragilidad de la vida y las luces del calidoscopio. Blanca Monreal
a mi familia y amigos,
por valorar mis poemas y alentarme para que continúe escribiendo.
Mi agradecimiento también a la editorial
La Equilibrista por haber apostado por mi obra.
1. La vida fluye
La vida fluye
en sigilos.
Oculta en la penumbra
pasa fugitiva.
Dejando atrás la trasparencia,
se vislumbra una pérdida
irreparable
—como un leve rumor—.
El dolor es inconmensurable.
Y la estela que persiste
a su paso
ninguna música
la reconforta.
El adiós sella el retorno.
En su éxodo feroz,
halla una inexplicable melancolía
que hiere obstinada.
Siempre regresamos al adiós
y hasta el recuerdo se desvanece
y el alma respira,
diluida en el aire,
inalterable.
2. Presagio
Pasaste cerca
de la tarde luminosa
destrozando la ternura,
desolando el arenal
—en un desprecio inexplicable—.
Haciendo temblar
el látigo asombrado
e indeciso.
Sucumbiendo al presagio.
3. No existe espacio
¿Por qué quedarse
velando este duelo
de náufrago?
No existe espacio para huir.
Sobreviviré con él
hasta que se detenga.
Aterida el alma
por un rumor amenazante.
Detenida la imaginación
en la aldaba de una puerta
que no se abre.
Dolor que azotas
y como una brasa
incineras mi corazón
irresistiblemente.
No puedo luchar
contra ti,
estoy vencida.
Y sigue golpeando
y golpeando.
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