La Santa Biblia - Tomo III. Johannes Biermanski
tretas Roma llenó sus arcas y sustentó la magnificencia, el lujo y los vicios de los que pretendían ser representantes de Aquel que no tuvo donde recostar la cabeza. (Véase el Apéndice.)
EL Apéndice: INDULGENCIAS. - Para una historia detallada de la doctrina de las indulgencias, véase art. Indulgencias, en el "Diccionario de ciencias eclesiásticas," por los Dres. Perujo y Angulo (Barcelona, 1883-1890); C. Ullmann, "Reformatoren vor der Reformation," tom. I, lib. 2, sec. 2, págs. 259-307 (Hamburgo, ed. de 1841); M. Creighton, "History of the Papacy," tom. V, págs. 56-64, 71; L. von Ranke, "Deutsche Geschichte im Zeitalter der Reformation," lib. 2, cap. 1, párs. 131, 132,139-142, 153-155 (3.° ed., Berlin, 1852, tom. I, págs. 233-243); H. C. Lea, "A History of Auricular Confession and Indulgences"; G. P. Fisher, "Historia de la Reformación," cap. 4, pár. 7 (traducida por H. W. Brown, catedrático del seminario teológico presbiteriano de Tlalpam, México. Filadelfia, E. U. A., 1891); Juan Calvino, "Institución religiosa," lib. 3, cap. 5, págs. 447-451 (Obras de los reformadores antiguos españoles, No. 14, Madrid, 1858).
En cuanto a los resultados de la doctrina de las indulgencias durante el período de la Reforma, véase el estudio en inglés del Dr. H. C. Lea, intitulado, "Las indulgencias en España" y publicado en los "Papers of the American Society of Church History," tom. I, págs. 129-171. Refiriéndose al valor de la luz arrojada por este estudio histórico el Dr. Lea dice en su párrofo inicial: "Sin ser molestada por la controversia que se ensañara entre Lutero y el Dr. Eck y Silvestre Prierias, España seguía tranquila recorriendo el viejo y trillado sendero, y nos suministra los incontestables documentos oficiales que nos permiten examinar el asunto a la pura luz de la historia."
La institución bíblica de la Cena del Señor fue substituida por el sacrificio idolátrico de la misa. Los sacerdotes papales pretendieron con su insulsa momería convertir el pan y el vino en "el cuerpo y sangre verdaderos de Cristo." (Cardenal Wiseman, Conferencias sobre "The Real Presence," Confer. 8, sec. 3, pár. 26.) Con blasfema presunción e indecible desenfado se arrogarom el poder de crear a Dios, al Creador de todas las cosas. Se les obligaba a los cristianos, so pena de muerte, a confesar su fe en esta horrible herejía que era toda una afrenta al cielo. Muchos y muchos que se negaron a ello fueron quemados vivos. (Véase el Apéndice.)
EL Apéndice: LA MISA. - Respecto a la doctrina de la misa, véase la obra del cardenal Wiseman, "The Real Presence of the Body and Blood of Our Lord Jesus Christ in the Blessed Eucharist" ("La real presencia del cuerpo y de la sangre de nuestro Señor Jesu-Cristo en la santa eucaristiá"); además el Diccionario Enciclop. Hisp.-Amer., art. Eucaristía (último párrafo: "Definiciones del concilio de Trento relativas a la doctrina de la eucaristíca"); "Cánones y decretos del concilio de Trento," sesión 13, caps. 1-8 (en la edición, "Los sacrosantos ecuménicos concilios de Trento y Vaticano, en latín y castellano," por A. M. Díez, Madrid, 1903, págs. 126-137). J. Calvino, "Institución religiosa," lib. 4, caps. 17, 18, págs. 925-985 (Obras de los reformadores antiguos españoles, No. 14, Madrid, 1858); K. R. Hagenbach, "Lehrbuch der Dogmengeschichte," tom. I, págs. 180-188, 331-336, y tom. II, págs. 161-179 (2a. ed., Léipzig, 1827).
En el siglo XIII se estableció la más terrible de las maquinaciones del papado: la inquisición. El príncipe de las tinieblas obró de acuerdo con los jefes de la jerarquía papal. En sus concilios secretos, Satanás y sus ángeles gobernaron los espíritus de los hombres perversos, mientras que invisible acampaba entre ellos un ángel de Dios que llevaba apunte de sus malvados decretos y escribía la historia de hechos por demás horrorosos para ser presentados a la vista de los hombres. "Babilonia la grande" fue "embriagada de la sangre de los santos." Los cuerpos mutilados de millones de mártires clamaban a Dios venganza contra aquel poder apóstata.
Cita:
"Incluso entonces descubrí que querían prepararme para ser un espía y precursor de la destrucción de las iglesias protestantes. La Inquisición fue uno de los mecanismos más brutales que ha pensado la humanidad. Todo el poder y la crueldad de la Iglesia Católica - y ocurre aún hoy en día – por ello salió a la superficie, que desde el año 1200 d.C. hasta la actualidad 68 millones de víctimas se han quejado [editor: en la estadística con la consideración de la cifra negra: 150 hasta 250 millones de las víctimas humanas].
Los primeros de Orden en la Inquisición fueron los Dominicos. En el fondo actuaron los jesuitas. Dondequiera que los dominicos aparecieron, se propagó el miedo y el terror. ¡Nadie estaba a salvo de ellos [editor: de acuerdo con el ex sacerdote Gregorío Dalliard, ¡los franciscanos también eran muy activos, aún más, incluso en competencia con los frailes dominicos, quienes eran los mejores en la realización de los trabajos de la Inquisición! (editor: ¡Los mejores en masacrar!)]!
Hoy la Iglesia Católica Romana está ansiosa por distorsionar la historia de la inquisición y esconder sus obras sangrienta. Los libros sobre este tema desaparecen una y otra vez de las bibliotecas. “Es el secreto mejor guardado de la historia de la iglesia en los tiempos modernos”.
Extraído de: Alberto Romero Rivera, 1984, pág. 8
El papado había llegado a hacerse el despotá sobre el mundo. Los reyes y los emperadores acataban los decretos del pontífice romano. El destino de los hombres, en este tiempo y para la eternidad, parecía depender de su albedrío. Por centenares de años las doctrinas de Roma habían sido extensa e implícitamente recibidas, sus ritos cumplidos con reverencia y observadas sus fiestas por la generalidad. Su clero era colmado de honores y sostenido con liberalidad. Nunca desde entonces ha alcanzado Roma tan grande dignidad, magnificencia, ni poder.
Mas "el apogeo del papado resultó ser la más profunda degeneración del mundo {la medianoche del mundo}." (Wylie, "History of Protestantism," libro 1, cap. 4.) Las Sagradas Escrituras eran casi desconocidas no sólo de la gente sino de los mismo sacerdotes. A semejanza de los antiguos fariseos de antaño los guías papistas aborrecían la luz que podía revelar sus pecados. Rechazada la ley de YAHWEH, modelo de justicia, ejercieron poderío sin límites y practicaron desenfrenadamente los vicios. Prevalecieron el fraude, la avaricia y el libertinaje. Los hombres no retrocedieron ante ningún crimen con tal que de ese modo lograsen riquezas o posición. Los palacios de los papas y de los prelados eran teatros de los más viles excesos. Algunos de los pontífices reinantes se hicieron reos de crímenes tan horrorosos que los gobernantes civiles tuvieron que procurar deponer a dichos dignatarios de la iglesia como monstruos demasiado viles para ser tolerados. Durante siglos Europa no progresó en las ciencias, ni en las artes, ni en la civilización. La cristiandad quedó moral e intelectualmente paralizada.
La condición en que el mundo se encontraba bajo el poder romano resultaba ser el cumplimiento espantoso e impresionante de las palabras del profeta Oseas: "Mi pueblo está destruido por falta de conocimiento. Por cuanto tú has rechazado con desprecio el conocimiento de Elohim (D-os), yo también te rechazaré; ... puesto que te has olvidado de la ley de tu Elohim (D-os), me olvidaré yo también de tus hijos." "No hay verdad, y no hay misericordia, y no hay conocimiento de Elohim (D-os) en la tierra. ¡No hay más que perjurio, y mala fe, y homicidio, y hurto y adulterio! ¡rompen por todo; y un charco de sangre toca a otro!" (Oseas 4:6, 2, 1.) Tales fueron los resultados de haber desechado la Palabra de YAHWEH.
Extraído de: "El Conflicto de los Siglos durante la Era cristiana," por Señora Elena G. White, Pacific Press Publishing Assn., 1913, págs. 56-68
Editor: El santísimo nombre del Padre, YAHWEH, fue utilizado en vez de la denominación 'SEÑOR' o 'Dios'; y en el texto: el nombre del Hijo