El Enfoque Naturopática A La Fertilidad. Julissa Hernandez

El Enfoque Naturopática A La Fertilidad - Julissa Hernandez


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un fármaco como Clomid, que funciona simulando un incremento hormonal que favorece la ovulación.

      Si esto falla, puede elegir invertir en intervenciones de tecnología de reproducción asistida (TRA) como la fertilización in vitro (FIV) o incluso incorporarse en una lista de espera para un trasplante de útero completo. Para un hombre con un problema de fertilidad, las soluciones médicas convencionales incluyen fármacos potenciadores de la testosterona e intervenciones quirúrgicas. Con todas estas opciones vanguardistas, ¿por qué una pareja que se esfuerza por crear un bebé conjuntamente querría recurrir a una aproximación naturopática a la concepción?

      En mis 21 años en la práctica como Doctora en Naturopatía (DN), he amado – en verdad, me ha encantado – ayudar a numerosas parejas a superar sus problemas de fertilidad. Una y otra vez, las parejas han acudido a mí tras probar los métodos de fertilidad convencionales, tras sufrir los efectos secundarios de los fármacos prescritos, y tras derrochar decenas de miles de dólares en la FIV. Una y otra vez, las desesperadas y frustradas parejas han cumplido su ansiado sueño de convertirse en padres biológicos, de crear su propio y precioso milagro, abordando las terapias naturopáticas. Una joven mujer llamada Karen, de 33 años en ese momento y casada, acudió a mí para una visita relativa a su fertilidad, sola, el 11 de mayo de 2011. Había pasado por dos costosos procedimientos de FIV, y ambos habían culminado en embarazos sin éxito.

      El primer procedimiento, como ella me explicó, debilitó sus paredes uterinas, causando un aborto espontáneo. Tras la segunda intervención de FIV, abortó de nuevo. Describió no solo el dolor emocional de pasar por dos procedimientos fallidos, sino también el dolor físico que ello le comportó. Antes de cada FIV, tenía que inyectarse constantemente medicamentos subcutáneos, aquellos que se inyectan en los depósitos de grasa justo bajo la piel, y medicamentos intramusculares, aquellos que se inyectan directamente en el músculo – un calvario insoportable.

      Tras el segundo fallo, derramando incontables lágrimas de tristeza, Karen y su marido tuvieron una discusión y decidieron adoptar la aproximación naturopática. Su marido se mostraba firme, pues no quería someterla de nuevo a tales molestias y dolor.

      A pesar de todas las noticias acerca de los hallazgos de alta tecnología (sin duda habrán oído hablar sobre el último avance: la criopreservación de óvulos), los tratamientos médicos convencionales para los problemas de fertilidad no siempre funcionan. E incluso cuando lo hacen, se cobran un terrible precio en la salud emocional, física y financiera de una pareja. Hablando suavemente, las aproximaciones alopáticas a la fertilidad son traumáticas.

      De acuerdo con varios expertos médicos, los efectos secundarios más comunes de las mujeres que toman medicamentos para estimular la fertilidad, incluyen:

       • Hinchazón y calambres

       • Sensibilidad mamaria dolorosa

       • Dolor de cabeza y migrañas persistentes

       • Sangrado vaginal intenso

       • Dolor pélvico

       • Sangre en la orina

       • Sofoco (similares a calores de la menopausia) y cambios de humor

       • Un aumento en el riesgo de fiebre de hasta 100.5 grados Fahrenheit.

      Además, estos fármacos pueden causar el síndrome de hiper-estimulación ovárica (SHEO). Este síndrome aparece cuando una mujer ha utilizado medicamentos hormonales inyectables durante la fertilización in vitro (FIV).

      Estas medicaciones estimulan a los ovarios para producir óvulos; sin embargo, es difícil decir cuánto fármaco necesitará cada mujer. Demasiada medicación puede llevar al SHEO, causando que los ovarios se hinchen y duelan.

      Junto con este fenómeno, algunas mujeres notan una rápida ganancia de peso, dolor abdominal, falta de aliento, y vómitos. Lo que es aún más perturbador es que el SHEO puede aparecer espontáneamente.

      La FIV y otras formas de Tecnología de Reproducción Asistida (TRA) vienen con su propia lista de síntomas severos y estresantes. Incluyen:

       • Disminución de la frecuencia urinaria

       • Náuseas o vómitos

       • Sensación de mareo o desvanecimiento, junto con falta de aliento

       • Rápida y dramática ganancia de peso —10 libras o más en tres a cinco días

       • Dolores estomacales y aventamiento

       • Riesgos de sangrado, infección, y daños a la vejiga o el intestino.

      Lo que es más, con muchas formas de TRA – y con la FIV en particular – las mujeres que logran concebir afrontan una probabilidad incrementada de aborto espontáneo (como ejemplifica la historia de Karen) o múltiples nacimientos con el riesgo de parto prematuro y bajo peso al nacer que ello conlleva. Más allá de los riesgos médicos y las, el proceso de invertir dinero, tiempo y esperanza en los tratamientos de fertilidad de la medicina convencional suponen un estrés severo para la relación y los recursos de una pareja. El estrés emocional y los problemas psicológicos son muy frecuentes, especialmente si la FIV ha fallado repetidamente.

      Muchos planes de seguros no proporcionan cobertura para el tratamiento de fertilidad de la medicina alopática, y la FIV es cara. De media, nacionalmente, un ciclo de FIV cuesta $12,000 sin incluir la medicación, que normalmente supone otros $3,000 a $5,000 adicionales. Tras el sufrimiento y el cargo financiero, la FIV resulta en una tasa sorprendentemente baja de nacimientos a término. De acuerdo con una investigación publicada en The Lancet, menos del 14 por ciento de las mujeres que se someten a un tratamiento de FIV consiguen su sueño de dar a luz a un bebé vivo. La tasa de éxito del nacimiento se reduce con la edad de la mujer y con cada ciclo repetido de FIV. Además, la tasa de aborto espontáneo en el embarazo a través de FIV es del 20 al 30 por ciento mayor que en el embarazo conseguido con la concepción natural.

      ¿Por qué adoptar el enfoque naturopático a la fertilidad? Hay muchas razones – ¡suficientes para escribir este libro! La primera y más importante es, porque funciona. Puedo afirmar con alegría que mi tasa de éxito con mis pacientes en los últimos 21 años de práctica ha sido del 100 por cien. Jamás he tenido una pareja que acudiera a mí en busca de concebir un hijo y que, tras seguir su programa paso-a-paso, siguiendo todas las recomendaciones relativas a terapias herbales, cambios en el estilo de vida, cambios de dieta, y sugerencias, que se me hayan quedado sin hijos, con sus corazones rotos, rabiosos por derrochar tiempo y dinero en una aproximación naturopática, y desesperanzados.

      En la era digital de hoy en día de acceso instantáneo a abundante información, las personas son mucho más conscientes y conocedoras acerca de su salud y asuntos médicos. Muchas se han percatado de que deben abordar ellos mismos su salud, en vez de seguir las órdenes de un doctor médico convencional y alopático sin pregunta alguna, actuando como robots sin mente, y sometiendo a sus cuerpos a productos químicos, procedimientos invasivos y, a menudo, efectos secundarios innecesarios y dañinos. Es una joya ver cuán consciente es la gente hoy en día de la existencia de otras opciones. La naturopatía, la medicina alternativa, se está convirtiendo en la medicina de elección. Prevenir las enfermedades es cada vez más importante para la mayoría de gente. Muchos se encuentran agotados de las segundas y terceras opiniones de los doctores convencionales que no llegan a una resolución, sólo para finalmente encontrar la solución en el reino de la medicina alternativa, natural, naturopática.

      Cuando era niña, oí hablar acerca de los remedios herbales para ayudar al cuerpo a sanarse. Observé de cerca a mi madre, que con lo que había aprendido creciendo en la República Dominicana y lo que había aprendido mediante la auto-formación, ayudaba a otros con sus problemas de salud recomendándoles hierbas y plantas diferentes. Ya como adolescente, encontré mi primer amor. Me enamoré de la medicina natural. Al finalizar mis estudios, me convertí en Profesional Certificada de la Salud Natural (CNHP) y, a los veinte, empecé a recibir consultas en mi primera oficina en la ciudad de Nueva York – en Manhattan, concretamente.


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