Si Es Amor. Amanda Mariel
por hacer que corten el árbol.
CAPÍTULO 3
Hannah contuvo el aliento antes de entrar en el salón. Lo ultimo que ella quería era entretener a un chivato. De todos modos, Lord Wayfair le esperaba y Hannah no tenía motivos para ser desagradable con el. Ella haría todo lo que pudiera por ser una anfitriona cortés y entonces una vez se hubiera marchado, ella se las vería con Ramsbury. Forzando una sonrisa en su rostro, ella caminó por la habitación hasta donde se encontraba Lord Wayfair. Cuando ella se detuvo, el le tomó la mano y le dio un beso en los nudillos. “Buenas tardes milord,” dijo Hannah.
El se puso recto, devolviendo la sonrisa. “Efectivamente lo son, milady.”
Hannah se soltó de la mano y miró alrededor del salón buscando el carrito de te que ella había ordenado traer cuando el mayordomo anunció la visita. La bandeja de te plateada descansaba sobre una mesa situada a lo largo de la pared más alejada de donde ellos se encontraban. Hannah volvió de nuevo su atención hacia Lord Wayfair. “¿Le apetecería una taza de te?”
El sonrió titubeando antes de decir, “Si, por favor.”
Hannah caminó por el salón hacia donde se descansaba la bandeja de te antes de girarse hacia el. “¿Te y azúcar?” preguntó ella.
Lord Wayfair asintió, “un terrón.”
Hannah sirvió dos tazas, entonces añadió leche y azúcar. Ella se giró hacia llevando una taza en cada mano, “¿A que debo el placer de su visita?” ella le ofreció una de las tazas y el la cogió.
Hannah se sentó en un sillón orejero mientras aguardaba su respuesta. El hombre la miraba fijamente. Ahí parado con una expresión extraña mirándola fijamente. “¿Qué diantres iba mal?” Hannah tragó saliva, obligándose a ser paciente mientras le subían un poco las pulsaciones del corazón. Ella arqueó una ceja.
“Lord Wayfair, ¿Ocurre algo?”
El sacudió la cabeza. “No, no todo anda bien.” Lord Wayfair apoyó la taza de te, y sus miradas se encontraron. “Al menos, eso espero.”
“Me temo que no le comprendo.” Hannah entrecerró los ojos, concentrándose, mientras intentaba descifrar el significado de sus palabras.
Lord Wayfair se acercó y capturó sus manos. “No hay nada que temer.” El les dio un apretón. “No lo estoy haciendo muy bien.”
El corazón de Hannah se golpeaba contra sus costillas. Dios mío, me va a pedir matrimonio. Ella se puso en pie e intentó liberar sus manos, pero el las tenía bien agarradas.
“Espera, no te sorprendas.” Dijo el.
“Hannah volvió a girar la cabeza para mirarle. “No estoy sorprendida. Es solo que no estoy preparada para esto.” Incluso si deseara casarse, Lord Wayfair no sería su elección. ¿Acaso habría hablado el con su hermano? La cara se le puso blanca de solo pensarlo.
El le dedicó una amplia sonrisa. “Lady Hannah, me gusta desde que la conocí. Me tiene usted cautivado y me divierte.
“Déjelo ya,” dijo Hannah con voz vacilante.
Lord Wayfair la miró cabizbajo. “Ya que he llegado hasta aquí, déjame terminar.”
Hannah apretó los ojos. “Desearía que no lo hiciera.”
“¿Entonces no se casará conmigo?” El le frotó el dorso el de sus manos en pequeños círculos. “No tema, estoy herido, pero no destrozado.
Hannah abrió los ojos, y liberó sus manos. “Lo siento. No estoy lista para tal compromiso.”
Lord Wayfair miró hacia la puerta del salón. “No se disculpe. No ha ocurrido nada malo. Seguiremos siendo amigos.”
“Si, amigos.” Hannah esbozó una débil sonrisa.
“Quizás algún día pueda cambiar de opinión.” Lord Wayfair colocó un dedo bajo su barbilla y le inclinó la cabeza para mirarla a los ojos.” Si es así. Allí estaré. Mi oferta sigue en pie.”
Hannah se forzó a si misma a aguantarle la mirada. “Gracias.”
Lord Wayfair dio un paso atrás y entonces se inclinó ante ella. “Que tenga un buen día.”
“Si,”, dijo Hannah asintiendo con la cabeza mientras dejaba escapar un suspiro y desaparecía por el recibidor. ¿A que diantres venía eso? Ella no tenía ningún motivo para creer que le gustaba a Lord Wayfair. El no la había cortejado de manera oficial. Ni le había mandado flores, notas o regalado ninguna baratija.
Ellos habían bailado varias veces junto y dado un paseo juntos en el picnic de la semana pasada. Ella tomó unos sorbos de su te. Lord Wayfair también se había sentado al lado suya en el musical de Tisdale.
Hannah dio unos golpecitos en su mandíbula. Ahora que lo pensaba, el lord le había estado prestando bastante atención. ¡Caray! ¿Cómo es que ella no se había dado cuenta?
Hananh dejó la taza de te en la bandeja. Ella necesitaba algo más fuerte que ese caliente brebaje. Algo que pudiera calmarle los nervios. Si, whisky sería perfecto. Ella iría al Fortuna por la tarde. Seth no pondría ninguna objeción, ya que Narissa era la dueña del club.
No es que a Hannah le importara demasiado lo que su hermano pudiera objetar, pero después de los últimos eventos ocurridos, ella se había propuesto no ser tan impulsiva. La propuesta de Lord Wayfair solo era un añadido más a su determinación por no enfadar a a Seth. Ella no deseaba provocarle a su hermano un infarto, o peor aún, darle un motivo para que la obligara a casarse.
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