Guía para navegantes: anotaciones ilustradas en torno a lo digital. Andrés Fabián Agredo Ramos

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humana y radica profundamente en el cosmos. No es fortuito que los últimos avances tecnológicos quieran expandirse y sobredimensionar nuestro sistema planetario.

      | De la técnica a la tecnología

      Desde otra mirada, Bengoa (2009) articula desde la filosofía una definición que servirá de base a esta búsqueda. Referente a técnica, según su etimología griega, designa una habilidad mediante la que se transforma una realidad natural en una realidad artificial con el hacer. La téchnē, por tanto, no es solo una habilidad, sino también una destreza que sigue ciertos parámetros de orden y estructura social. Al distinguir una relación entre técnica y tecnología, Bengoa plantea una postura desde las ciencias, puesto que las tecnologías suponen ya una ciencia en marcha y abren el camino a nuevos desarrollos. Es decir, la técnica se relaciona más con una destreza empírica y la tecnología con un paso de retroalimentación superior, metodológicamente más avanzado y apoyado científicamente.

      La tecnología es egoista, es generosa.

      Ese conflicto, esa tensión, estarán con nosotros para siempre.

      Unas veces hará lo que quiera, otras veces hará cosas por nosotros.

       (Kelly (2009)

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      En este orden de ideas, las tecnologías modernizan un proceso pero mantienen el producto, para agilizar un procesamiento y obtener el mismo resultado con menor dificultad; en consecuencia, la tecnología incursiona en las culturas, es un recurso para favorecer e, incluso, engendrar la cultura de cada sociedad. En este sentido, De Pablos (2001) señala que la tecnología es un proceso, a veces complejo, pero no siempre, para efectuar una variada serie de actividades humanas, para obtener un resultado plasmado en un trabajo, sinónimo de un producto material o fruto de ese esfuerzo o proceso, siempre para ser utilizado por el ser humano en pos de una mejora de su calidad de vida.

      Un acercamiento más preciso remite los aportes de Miguel Ángel Quintanilla y su modo riguroso de abordar la ambigüedad sistemática entre técnica y tecnología. La técnica, según Quintanilla (2000), es un sistema de acciones exclusivamente del hombre, expresado en habilidades y conocimientos orientados a la transformación de objetos concretos para resolver con eficiencia un problema práctico. Las técnicas, en general, son de transformación y manipulación de objetos y procesos concretos para producir otros artefactos. Estas se distinguen en dos clases: las técnicas artesanales de características preindustriales y las técnicas industriales de fundamento científico; para estas últimas se reserva el concepto de tecnología.

      Asimismo, Quintanilla (2000) se interesa en diferenciar técnica, artefacto y sistema técnico. Las técnicas son realidades culturales abstractas o formas de conocimiento práctico que se pueden aprender con la enseñanza. En cambio, los artefactos son entidades materializadas, que se manipulan, usan, construyen y destruyen, pero estos, a diferencia de la técnica, no se enseñan ni aprenden. Por su parte, los sistemas técnicos comprenden los artefactos y las entidades intencionales que usan, diseñan e intervienen los artefactos (usuarios u operarios). En cuanto a tecnología, se refiere a un sistema de conocimientos de naturaleza científica que permiten describir, explicar, diseñar y designar soluciones técnicas a problemas prácticos de forma racional y metodológicamente rigurosos. Desde estos enunciados, Quintanilla también propone tres enfoques sobre las teorías de la técnica y la tecnología: enfoque cognitivo, instrumental y sistemático.

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      Desde el enfoque cognitivo, las técnicas empíricas son formas de conocimiento práctico; por su parte, las tecnologías son una ciencia aplicada a la resolución de problemas prácticos, de modo que es lo primordial la invención técnica y la aplicación del conocimiento científico.

      image Hay acciones tecnológicas que transforman la estructura espacial y temporal de los ámbitos de interacción social,

      generando nuevos ámbitos para la comunicación social y para la INTERACCIÓN A DISTANCIA. image

       Echeverría (1998)

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      Para el enfoque instrumental, tanto las técnicas como las tecnologías se vinculan directamente con los artefactos, los instrumentos y los productos que surgen del conocimiento técnico. Un ejemplo puede ser el vehículo mismo como resultado de un modelo asistido por ordenador, utensilios para modelos a escala, componentes de fundición, prensa y carrocería, pintura, ensamble, etc.

      En el enfoque sistemático, se considera que, para construir un discurso de la teoría de la técnica y la tecnología, no es mediante los artefactos ni el conocimiento, sino a través del concepto de sistema, es decir, mediante un sistema técnico a modo de entidad compleja establecida por artefactos, materiales, energía y usuarios. Pongamos por caso el universo de los videojuegos y todo el sistema complejo que aborda, la inversión en el desarrollo de consolas y accesorios de última generación, los formatos de juegos y distribución, las metodologías de producción, los momentos de validación y vínculos con el usuario, etc. En suma, toda la cadena sistemática que interfiere en la planificación, la producción, la distribución y la comercialización de este cosmos.

      Los artefactos y su dimensión técnica no solo obedecen a un orden único, sino que sugieren también una disposición sistémica que abarca una escala analógica, digitales y de híbrido a modo de tendencia. Idea soportada por Quintanilla (1989, p. 38) al afirmar que las acciones técnicas, al igual que las acciones tecnológicas, no solo transforman objetos materiales, sino que también pueden modificar relaciones e, incluso, funciones.

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      Otro modelo, para ilustrar estas relaciones, se puede identificar desde el apartado del aprendizaje, puesto que el concepto de técnica se aborda en relación con la enseñanza y con los procedimientos didácticos, pero están cercados por la tecnología en referencia a los actuales paradigmas del e-learning y b-learning. Así, se puede identificar el enfoque cognitivo en cuanto a las técnicas de enseñanza encaminadas a un conocimiento práctico; con referencia al instrumental, los artefactos, utensilios, hardware y software que acompañan la dupla enseñanza-aprendizaje; y en relación con el enfoque sistemático, que abarca la cadena metódica y sus respectivas relaciones.

      En concordancia, Echeverría (1998), quien se encuentra interesado en estos postulados, pero centrado en las telecomunicaciones y la telemática, propone una revisión desde las relaciones espaciales y temporales, y su posibilidad de interacción entre seres humanos, así como entre personas y objetos materiales. Esto incide en que las acciones técnicas tradicionales son aquellas en las que existe contacto físico en un entorno proximal, es decir, tanto los agentes como los instrumentos y los objetos que deben manipularse están dispuestos en una distancia mínima. Un labrador, un carpintero, un albañil o un minero transforman con cierta destreza técnica objetos concretos mediante determinados instrumentos. Las teletecnologías, en cambio, modifican el perímetro espacial en el que se pueden producir las acciones y hacen posibles las interacciones a distancia, de ahí que las teletecnologías posibilitan un entorno distal, en el que los agentes, los instrumentos y los objetos que deben transformarse pueden ser destinados a gran distancia. Para llevar a cabo una tarea, es necesario la presencialidad durante un lapso de tiempo en el que se desarrolle la acción. Contrario a ello, el entorno telemático surge a través de protocolos tecnológicamente construidos, sin que sea necesaria la presencialidad. Por tanto, las acciones tecnológicas facilitadas por la telemática pueden ser asincrónicas, por lo que esas tecnologías modifican también las relaciones temporales.

      Los


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