Las siete palabras de Jesucristo desde la cruz. Héctor Pina
Sinopsis
La muerte de Jesús en la cruz, es el meollo del mensaje del evangelio. La cruz es el hecho más importante de la historia, forma parte del drama del Gólgota y expresa, en forma grafica y a todo color, la realidad del ser humano y de su historia. Todo lo que el ser humano es como expresión de la maldad, del odio, de la traición y de la destructibilidad está presente todo lo que el ser humano puede llegar a conocer como resultado del amor, de la misericordia, del perdón, y de la gracia redentora de Dios.
Desde la cruz, instrumento de muerte para los verdugos y de redención para Dios, Jesucristo pronuncia palabras que en todo tiempo y lugar dicen que el ser humano ha pecado y Jesús ha sufrido; que Jesús se ha hecho el pecado del hombre, y que los seres humanos, en él, son hechos justicia de Dios.
El autor, con los recursos de teólogo y docente experimentado, analiza en este libro el significado de las palabras de Jesucristo expresados desde la cruz y nos invita a descubrir su mensaje hoy.
Las siete palabras de Jesucristo desde la cruz
Héctor Pina del Castillo
© 2010 Héctor Pina del Castillo
Segunda edición digital, agosto 2020
ISBN N° 978-612-4252-57-0
Categoría: Teología y doctrina - Doctrina
Segunda edición impresa, mayo 2010
ISBN N° 978-9972-701-62-7
Primera edición, 2006
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Las citas bíblicas corresponden a la versión Reina Valera 1960
A la memoria de mi esposa, Amanda, a mi hija, Amanda Esther, a la memoria de mi madre, Hortensia, con amor.
Prólogo
Varios años hace desde que el gerente general de Radio del Pacífico, don Pedro Ferreira García, invitó a su servidor a exponer una de las Siete Palabras de Jesucristo desde la Cruz. Al año siguiente volvió a invitarlo, con la novedad de que esta vez lo hiciera sobre las siete palabras. Después de una breve oración de consulta al Señor, y convencido de que era su voluntad, aceptó de inmediato.
Realizada tal exposición, varias personas amigas hablaron sobre el particular; otros tantos llamaron por teléfono y expresaron su gratitud por la bendición que habían recibido a través de las ondas radiales. Desde entonces, y por varios años consecutivos, dicha exposición volvió a repetirse.
Uno de los creyentes, amigo del autor, se expresó así: «Si ha sido de bendición para muchos oír sus palabras, estoy seguro que lo será para muchos leerlas, ¿por qué no se anima a publicar el texto íntegro?». El gerente de Radio del Pacífico animó al autor a realizar el trabajo de forma escrita. Este es el resultado, con ciertos ajustes y adiciones. El autor ruega al Señor que el lector encuentre bendición al leerlo y haga partícipe a otros las bendiciones como resultado de su lectura.
Es propicia la oportunidad para agradecer en forma especial a don Pedro Ferreira García, gerente general de la mencionada radio, y a muchos otros creyentes, como él, que animaron al autor a plasmar este trabajo en forma escrita. Una especial gratitud también para el doctor Juan Arroyo, de Ediciones Puma, por ofrecer su ayuda para la publicación.
El autor ha tratado por todos los medios de que el lenguaje sea sencillo y comprensible a todos los lectores. ¡Ojalá que haya sido así! Asimismo, está convencido de que pastores, predicadores, obreros cristianos, misioneros, creyentes y lectores en general encontrarán algo que los anime y ayude en el ejercicio de su ministerio y en su fe en la persona de Jesucristo, el único Salvador del mundo y mucho más.
Algunos acostumbramos regalar a un pariente o un amigo, por Navidad, cumpleaños u otra ocasión especial, algo útil pero de poco costo. Aquí hay una forma de hacerlo.
¡A Dios sea la gloria!
El autor
Palabra de Dios
Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.
Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores.
—Isaías 53.4–12
Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés:
¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo:
Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes.
Y Moisés oró por el pueblo. Y Jehová dijo a Moisés:
Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.
Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
—Números 21.4–9
Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,