Gente de tango. Carlos Federico Torres
para el final de estas reseñas que elaboré, tal como lo relatara en la presentación del primer tomo, a partir de aquellas audiciones radiales de hace algunos años atrás cuya conducción compartía con ese inolvidable referente de la cultura santafesina que fuera Ricardo Gandini.
Puestos a consideración de los lectores interesados los 306 personajes que conforman el total de mi trabajo, seguramente surgirán de inmediato los nombres de otros que también deberían formar parte del mismo. Es una deuda que queda pendiente y que espero algún día poder saldar, no solo con los lectores, sino fundamentalmente con la memoria de aquellos para los que ese mínimo homenaje no he alcanzado a concretar.
Tal como ya lo hiciera al prologar el Tomo ii, quiero agradecer a la señora Mirta Liliana Rosa su valiosa tarea de correctora, encarada nuevamente en forma minuciosa y responsable y a la Universidad Católica de Santa Fe, y en especial a la Doctora Graciela Mancini responsable de su Sello Editorial, por esta nueva demostración de apoyo y confianza.
Y he esperado esta última presentación para dejar constancia también acerca de mi beneplácito con la diagramación del libro y de las tapas de sus tres tomos a cargo de mi tocayo (en cuanto a los nombres de pila) Carlos Federico Borra. Pido a los lectores que en relación a estas tapas observen las fotografías del bandoneón que aparece en cada una de ellas y como esas imágenes van avanzando de modo de mostrar sucesivamente y de forma muy creativa, todas las partes de este emblemático instrumento del tango.
Carlos Federico Torres
Santa Fe, 20 de marzo de 2015
Biografías
206. Nelson, Julio Jorge
Reconocido como el decano de los comentaristas del tango, nació en Buenos Aires el 27 de abril de 1913. Su verdadero nombre era Isaac Rosofsky.
Presentador de orquestas en sus comienzos, es muy curiosa la causa que según cuenta Julio Nudler le permitió idear esta actividad. Señala al respecto este autor que «Nelson observó que en los locales en los que actuaban los conjuntos musicales no se contaba con un presentador que anunciase los títulos de los temas que ellos iban a interpretar, por lo que era habitual que uno de los músicos escribiera el mismo con tiza en una pizarra».
Ésta fue la circunstancia que permitió a Nelson imaginar el lugar que comenzaría por entonces a ocupar.
Contra lo que quizás pueda suponerse, su relación con Gardel fue mínima, habiéndolo presentado solamente en una única oportunidad, en ocasión de una actuación de el Zorzal en el teatro El Nacional, en 1933.
Al año siguiente comenzó a difundir por radio Buenos Aires la audición Esta noche escuche a Gardel, con el fin de mantener vivo el interés del público por el cantor, quien desde el año anterior no estaba en el país.
A poco de fallecer Gardel, de cuya muerte se enteró la noche del accidente estando en el café Los 36 Billares, la flamante radio Callao con la conducción del locutor Carlos Enrique Cecchetti comenzó a difundir un programa dedicado exclusivamente al malogrado cantor. En 1936, Nelson pasó a conducirlo y le cambió el nombre por El bronce que sonríe. A partir de 1944, trasladó la audición a radio Mitre. Otro programa de difusión diaria que le diera gran popularidad fue El éxito de cada orquesta, cuyo itinerario fue en principio igual al de la anteriormente mencionada: comenzó en radio Callao, para pasar luego radio Mitre y finalmente, hasta el fallecimiento de Nelson, se difundió diariamente por radio Rivadavia. Ambas audiciones alcanzaron décadas de duración.
También desde 1949 dirigió con el comentarista de automovilismo con Alfredo Curcu la audición Una luz en el camino, la que se emitía en la madrugada.
Es bastante generalizada la opinión que imputaba a Nelson lucrar con el recuerdo y la memoria de Gardel, existiendo inclusive una difundida expresión según la cual «cuando Gardel pasó a mejor vida, Nelson también lo hizo». Sin embargo otras opiniones, en nuestro criterio más justas y acertadas, reconocen en Nelson a la persona que más contribuyó a la perdurabilidad de el Zorzal en la memoria del público.
Fue también importante su tarea como letrista, perteneciéndole los versos de Margarita Ghautier, su obra más difundida, sin dudas porque los acertados versos de Nelson inspirados en la famosa Dama de las camelias se acopla una bellísima melodía del pianista Joaquín Mauricio Mora.
Existen de este celebrado tango muchas versiones discográficas, entre ellas algunas solamente instrumentales, como por ejemplo la realizada por el Sexteto Tango, sobre la base de un excelente arreglo de Julián Plaza. Entre las que destacan los versos de Nelson recordamos la de las orquestas de Osmar Maderna con el cantor Pedro Dátila, realizada el 20 de febrero de 1947, y la de Alberto Mancione, cantando Ángel Varela, el 26 de noviembre de 1952.
Son también muy reconocidos los versos que escribió para el tango Carriego, con música de Raúl Nievas Blanco, del que existe una siempre vigente grabación de la orquesta de Miguel Caló con el cantor Roberto Arrieta.
Otras de sus poesías muy celebradas fueron las de los tangos La casa vacía, en este caso en colaboración con Reinaldo Yiso, siendo su melodía del prolífico compositor Arturo Gallucci, también llevado al disco por la mencionada orquesta, con la voz en este caso de Roberto Rufino, y Óyeme mamá, cuya melodía compuso el pianista y director Armando Ballotti, grabado por la orquesta de Francini y Pontier con el cantor uruguayo Pablo Moreno, en septiembre de 1952.
En realidad, su tarea de letrista no lo vinculó especialmente con ningún compositor en particular, compartiendo títulos con los músicos mencionados y también con Miguel Nijenshon, José García y Marcos Larrosa, entre otros.Además, intervino en dos películas, referidas ambas a la vida del Zorzal: Historia de un ídolo y Soy del tiempo de Gardel.
El 2 de marzo de 1976 sufrió un infarto cardíaco del que no pudo recobrarse, falleciendo cuatro días después en el sanatorio Anchorena en el que había sido internado. Tenía 62 años de edad.
207. Nichele, Reinaldo Fidel
Violinista y compositor, nacido en Zárate (provincia de Buenos Aires), el 1º de junio de 1918, aunque su infancia y adolescencia transcurrieron en Montevideo, donde su padre se desempeñaba como técnico en refrigeración.
Realizó sus estudios de violín con el maestro Camilo Giucci, y su debut profesional se produjo a los 13 años de edad en el Casino de Carrasco de la capital uruguaya, integrando la orquesta de Juan Bauer. En 1936, ya en Buenos Aires, integró la orquesta de Fortunato Mattino. En 1937, ingresó a la flamante orquesta de Aníbal Troilo, de la que se desvinculó brevemente a fin de integrar la de Roberto Zerrillo que realizó el acompañamiento de Libertad Lamarque en algunas giras que esta cantante realizó.
Tras este fugaz paso con el mencionado director y violinista uruguayo, Nichele se reincorporó a la orquesta de Pichuco al año siguiente, permaneciendo en ella hasta 1955.
De esta etapa, ha quedado una grabación a la que Horacio Salas califica como un hito en la historia del tango. Se trata de Recuerdos de bohemia, el tango de Enrique Delfino, sobre arreglos de Argentino Galván, en la que Nichele ejecuta con excepcional brillantez un extenso solo de violín, antes de la breve intervención al final del tema del cantor Alberto Marino.
Integró también la agrupación del pianista Francisco Rotundo, aunque únicamente para participar como refuerzo en algunas de las grabaciones que ésta realizó para los sellos Odeon y luego para su subsidiaria Pampa entre los años 1948 y 1957, compartiendo la fila de violines, entre otros, con Hugo Baralis y Mauricio Misé.
Desde 1956 hasta 1959, conformó junto con Carlos Arnáiz, Armando Ziella, Eduardo Mataruco, Nito Farace y Rodolfo Fernández la fila de violines de la orquesta de Carlos Figari, quien contaba con los cantores Enrique Dumas, Ricardo Argentino y Héctor Omar. Con esta formación realizó catorce grabaciones para el sello rca Victor, participando también en la que bajo la dirección de Armando Cupo acompañaba a Alberto Morán.
En 1956, constituyó un cuarteto con Eduardo Rovira en bandoneón y arreglos, en