Enséñales con diligencia. Lou Priolo

Enséñales con diligencia - Lou Priolo


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      Repetidas veces en la Biblia, el corazón ( es decir, el verdadero “yo” en el interior) es el encargado en contra del cuerpo y sus miembros (lo que hace en el exterior). Es difícil pasar por alto el paralelismo entre el hombre exterior y el hombre interior. El corazón está conectado y en contraste con la carne (Salmos 73:26), las manos (Ec. 7:26), los pies (Prov. 6:8), la boca (Salmos 19:14), los labios (Prov. 12:2), la lengua (Prov. 10:20), los ojos (Prov. 21:4), la cara (Prov. 15:3) y hasta el cuello (2 Cr. 36:13). Esto, en parte, es la razón por la cual el rey Salomón dijo, “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él [mana] la vida” (Prov. 4:23). Así que cuando Dios dice que Su Palabra se ponga en “el corazón de usted,” Él quiere decir que toda su vida (interior y exterior) sea controlada por la Palabra.

      La enseñanza de la Biblia es imperativa

      En el análisis final, no es responsabilidad del pastor, líder de jóvenes o maestro de escuela dominical adoctrinar a sus hijos en la Biblia. ¡Ese trabajo es suyo! Los líderes de las Iglesias no pueden estar siempre con sus hijos en esos momentos en que debe ser enseñada la Escritura (hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes). Incluso cuando ellos aumentar la educación de bíblica de sus hijos, lo hacen solo como representantes de usted. “Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo; sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo señalado por el padre.” (Gal. 4:1 2).

      Enseñar las Escrituras a sus hijos no es opcional. Se le ha dado la responsabilidad de adoctrinar a sus hijos con las Escrituras. La pregunta no es si va o no a enseñar la Palabra de Dios a ellos, sino si va o no a obedecer la Palabra de Dios. Independiente de cuáles cree usted que son sus funciones como padre, nada que haga para ellos o por ellos, es más importante que esto.

      Enseñar la Biblia es un imperativo explícito

      Enseñar la Biblia a hijos es un imperativo explícito para padres cristianos. “Y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.” (Deut 6:7).

      En su libro, Back to the Blackboard [Volver a la Pizarra], Jay Adams detalla el significado del verbo más importante de este versículo.8

      “La palabra “repetirás” traducida como “poner profundamente” en la versión de Berkley es un solo verbo hebreo que significa “decir algo dos veces”. Luego, viene a significar “Dígalo otra vez” o “repetir”. Se utiliza para afilar una espada porque en el proceso la espada es repetidamente o se frota con la piedra rectificadora… El segundo factor en la palabra se aleja de la idea de la repetición como el aprendizaje meramente memorístico, a la idea de aplicar la verdad a la situación después de la situación a la que corresponde. Sin duda, uno debe aprender la verdad, pero repetidamente debe mostrar su aplicación a diario, en circunstancias de la vida real. La verdad debe ser integrada con nuestra vida.”

      Los niños deben ser enseñados como relacionar las Escrituras a cada aspecto de su vida. La meta no es simplemente enseñar la historia de David y Goliat pero también explicar como la narración se relaciona con la relación entre Dios y el niño, sus padres, hermanos y compañeros de escuela. Usted debe, no solamente enseñar la interpretación de cada pasaje, también enseñar su aplicación. Cada pasaje de la Escritura tiene solo una interpretación la cual fue destinada por el Espíritu Santo cuando se produce a través de autores humanos (2 Pedro 1:20-21). Pero cuando el salmista infiere cuando dice, “He visto que aun la perfección tiene sus límites; ¡sólo tus mandamientos son infinitos!” (Salmos 119:96, NVI), prácticamente no hay límites a la aplicación de las Escrituras a la vida.9

      Tomemos, por ejemplo, el mandamiento bíblico de “Háganlo todo sin quejas ni contiendas (Fil. 2:14 NVI). Su tarea es enseñar a sus hijos no solamente el significado de quejas y contiendas, sino también aplicarlas a una variedad de situaciones que puedan ocurrir en su vida diaria:

       “No puedes quejarte o contender cuando no te gusta tu desayuno.”

       “No puedes quejarte o contender cuando debes dejar de jugar.”

       “No puedes quejarte o contender cuando se te envía a la cama.”

       “No puedes quejarte o contender cuando se te indica que realices tareas.”

       No puedes quejarte o contender cuando tu voluntad tiene conflicto con la del Señor.”

      La enseñanza en el entorno

      Ahora bien, ¿Qué realmente significa enseñar y aplicar las Escrituras a sus hijos “hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes?” ¿Quiere Dios que tenga un itinerario de cuatro citas diarias de catecismos con ellos? Pues, no. ¡Hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes significa en todo lugar! No solamente debe enseñar con diligencia las Escrituras a sus hijos, debe también hablar de (o sobre) ellas continuamente. Dios quiere que usted le enseñe y aplique las Escrituras a sus hijos en todo tipo de lugar y todo tipo de circunstancias, cuando sea y donde sea que lo lleve la vida. Usted debe enseñar en el entorno de su vida, tratar desde las Escrituras las situaciones actuales que sus hijos enfrentan en la mañana, tarde y noche. En otras palabras, debe discutir con sus hijos la importancia de la Escritura no solamente en todas las situaciones del diario vivir, sino que estando usted y ellos actualmente en el entorno de esas situaciones. Milieu (literalmente medio) es un término francés que significa medio ambiente o entorno o alrededores. Mientras que ellos están en medio de las circunstancias, o cuando ellos estén rodeados de ellas es el mejor tiempo para enseñar y aplicar las Escrituras a sus niños.

      Ahora bien, que significa con exactitud, “¿Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas?”

      Aunque algunos han tratado de aplicar estos versículos literalmente, lo más probable es que se tiene previsto tomar metafóricamente. Debemos enseñare a nuestros hijos que las Escrituras son para regir todo nuestro comportamiento. Y “las atarás como [note la metáfora] una señal en tu mano” habla de que las Escrituras rigen nuestras acciones. “Y las escribirás en los [misma metáfora] postes de tu casa y en tus puertas” implica que las Escrituras deben regir nuestros pensamientos. Una vez más el mensaje es claro: Debemos enseñare a nuestros hijos que las Escrituras son para regir toda la vida.

      “Y las escribirás en los postes de tu casa” significa que debe usar las Escrituras “en la casa o en la ciudad.” (compare 2 Tim. 3:16) Ya sea que vaya usted por la puerta hacia fuera o regrese a casa de una actividad del día, la Palabra de Dios tiene importancia en lo que usted hace. El mandamiento de “[las escribirás] en los postes de tu casa”10 lo más probable es que haga referencia a la necesidad de aplicar las Escrituras no solamente cuando esté con su familia y amigos, pero también cuando esté fuera de la ciudad. ¡Donde sea y en todas las circunstancias las Escrituras son para ser aplicadas a su vida!

      ¿Cuáles son los beneficios de enseñar en el entorno?11

      Todos aprendemos mejor, más rápido y con más ganas cuando podemos ver el valor de lo que aprendemos en nuestra vida (cuando estamos personalmente motivados en aplicar la verdad a nuestra vida). Me ha sorprendido siempre cómo mi deseo de aprender alguna nueva verdad se intensifica cuando me doy cuenta de cuánto la necesito. Lo que dijo Salomón de nuestro apetito físico es también verdadero en nuestro apetito espiritual. “El hombre saciado desprecia el panal de miel; Pero al hambriento todo lo amargo es dulce” (Prov. 27:7). La Palabra de Dios nunca parece tan relevante como cuando estamos espiritualmente hambrientos-es decir, cuando reconocemos lo mucho que necesitamos ser alimentados. Por supuesto, debemos leer y estudiar la Palabra de Dios estemos o no hambrientos de ella, del mismo modo debe usted instruir a sus hijos en las Escrituras estén o no interesados. Pero cuando se aplican en medio de las providencias de la vida, por lo general son atendidas y comprendidas


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