Sol y Luna. Tamara Gutierrez Pardo
Tamara Gutiérrez Pardo
SOL Y LUNA
© Tamara Gutiérrez Pardo
© Kamadeva Editorial, 2018
ISBN papel: 978-84-949519-4-7
ISBN epub: 978-84-949519-5-4
Impreso en España
Editado por Bubok Publishing S.L.
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A mi mayor tesoro, a mi vida, mi niña preciosa. Julia, tú eres luz. Una luz blanca, impoluta, brillante, pura, cálida, que ilumina esa fría oscuridad llamada soledad que a veces quiere apresarme. Tú me das vida. Tú me das esperanza. Tú eres la ternura, la inocencia, la travesura y la alegría que da calor y fuerza a mi corazón. Tú eres el fuego que aviva mis alas de ave Fénix para hacerme resurgir de mis cenizas siempre, pase lo que pase. Tú me haces infinitamente fuerte e invencible. Tú eres una parte de mí, de mi alma, nuestro vínculo es irrompible. Tú eres el amor de mi vida. Te adoro, mi amor. Te quiero.
ÍNDICE
AYUDA. SOKA
LA CAZA NALA
EL RITO
CIUDAD PERDIDA. SOKA
EL ROBO
QUIERO. NALA
RAYOS
LAS BRUJAS. SOKA
ESCUDO
EN SECRETO. NALA
LAS CAISTRAS. SOKA
ENJAULADA. NALA
MAR Y LUNA
¿AMAR?
LA OFERTA. SOKA
LA VERDAD
FIERA. NALA
CONFESIONES. SOKA
AHORA
SIN INTERMEDIARIOS
LA RANA Y EL DIOS DEL AGUA. NALA
EL PLANO. SOKA
EL TERRITORIO DE JEDRAM
HA LLEGADO EL MOMENTO. NALA
EL ENCUENTRO. SOKA
NEGOCIACIÓN. NALA
LA GUERRA
SACRIFICIO
OCÉANO
LA ORDEN
EL TRATADO
UNA LUZ. SOKA
NO ES UNA DESPEDIDA
EPÍLOGO. NALA
SOKA
PRÓLOGO PRIMER BESO
Llovía. Una cortina de millones y millones de gotas se desplegaba desde el cielo encapotado, atravesando el verde paisaje con su manto húmedo y semitransparente, transformándolo en algo lánguido y triste. Como solía pasarme cuando el día se empapaba, me aburría encerrada en la cabaña.
Por enésima vez, suspiré mientras observaba esa estampa por una de las aberturas que cedía el entramado de la choza, con la cabeza apoyada sobre los brazos.
—¿Por qué no nos ayudas? —me propuso Soka con su voz dulce de siempre.
Ni me moví. Hice girar los ojos para estudiar la situación de soslayo. Mamá y Soka estaban limpiando el pescado para la cena. ¡Uf, aj! Odiaba limpiar pescado.
—No lo hará —refunfuñó mamá solo con verme la cara—. Hacer las tareas propias de las mujeres no es algo que case con ella. Nala prefiere hacer cosas de hombres. Eso sí, para comerse el pescado no tiene ninguna pega.
—Eso es porque todavía es muy pequeña. Solo tiene doce años, ya aprenderá —me defendió Soka, dedicándome una sonrisa.
Agradecía su gesto, pero no tenía pensado cambiar.
—Tú solo le sacas un año y ya cumples con tus responsabilidades sin que nadie tenga que recordártelo a cada rato —siguió mi madre, arrancándole las tripas a uno de los peces—. Yo también cumplía con mis responsabilidades a su edad. Y mi madre. Y su abuela y bisabuela.
Y mi tatarabuela. Y la tatarabuela de mi tatarabuela…
Bostecé y me despegué del diminuto agujero.
—Voy a buscar a papá —dije, estirándome.
—Pero llueve mucho, y pronto se hará de noche —se preocupó Soka.
—He cambiado de opinión.
—¿Lo ves? —protestó mamá sin hacer caso de la preocupación de mi hermana—. Prefiere ir junto con los hombres, hacer cosas de hombres.
Pues sí.
Me encaminé hacia la puerta circular y la abrí.
—Ten cuidado. ¡Y ven antes de que anochezca! —escuché al salir.
Dejé a Soka con la parte