El mensaje de los profetas. Darío López
Sinopsis
Los profetas del Antiguo Testamento fueron, sin duda, hombres inspirados y con una clara conciencia de que Dios era quien les hablaba y se consideraban ser portavoces del Señor. Fueron también hombres públicos que en el cumplimiento del deber de transmitir la palabra de Dios estaban en contacto con la gente. Cumplían su función no en lugares de retiro o reflexión, ni en los espacios limitados del templo sino en la calle y en la plaza pública. Es decir, en los lugares donde las personas solían reunirse, donde el mensaje que anunciaban era necesario y la problemática humana era acuciante. El mensaje profético era pronunciado en contacto directo con la realidad social, económica, política y religiosa y con pleno conocimiento del discurso de los políticos, las intenciones de los gobernantes, el mundo lujoso de los poderosos, el clamor de campesinos pobres y la indiferencia de muchos sacerdotes.
El autor de este libro nos ofrece un atento y diligente estudio de una selección de mensajes de los profetas que fueron dirigidos tanto a los dirigentes como a todo el pueblo con la finalidad de confrontarlos en función del propósito de Dios para la vida humana. Convoca a los lectores a formar parte de una conversación sobre asuntos cruciales de la actualidad y movilizadora de la vocación profética y voz pública de las comunidades de fe.
El mensaje de los profetas
Una verdad pública
© 2020 Darío López Rodríguez
© 2020 Centro de Investigaciones y Publicaciones (cenip) – Ediciones Puma
Primera edición digital: julio 2020
ISBN N° 978-612-4252-44-0
Categoría: Religión - Estudios bíblicos - Estudios del Antiguo Testamento
Primera edición impresa: febrero 2020
ISBN N° 978-612-4252-37-2
Editado por:
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Edición: Jim Breneman
Diseño de carátula: Eliezer D. Castillo P.
Diagramación: Hansel J. Huaynate V.
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All rights reserved
Prohibida la reproducción, almacenamiento o transmisión total o parcial de este libro por algún medio mecánico, electrónico, fotocopia, grabación u otro, sin autorización previa de los editores.
A los pastores Roberto Aldana y Carlos Napoleón Canizalez, dilectos amigos, compañeros de misión y profetas del Dios de la vida en la patria grande: América Latina.
Prólogo
Si el propósito hubiera sido expresar grandes ideas
Ia profecía tendría que haber sido aclamada como un gran triunfo.
No obstante, el propósito de la profecía es conquistar a la insensibilidad,
cambiar al hombre interior así como revolucionar la historia1.
— Abraham J. Heschel
Ya quisiera que todos los del pueblo del Señor fueran profetas
y que el Señor pusiera su Espíritu sobre todos.
— Nm 11.29 (ntv)
Con la excepción de una pequeña selección de textos, las palabras de los profetas bíblicos casi no se oyen desde los púlpitos evangélicos. Quizás en ocasiones se oye un pasaje que anuncia el arribo del Mesías prometido. O tal vez algún bocadillo inspiracional sobre cómo el justo vivirá por su fe. Las palabras de los profetas no son fáciles de domar y de convertir en prédicas que entretengan y arrullen a una congregación en busca de afirmación y pertenencia.
Pero el autor de este libro trata de manera muy diferente a las palabras de los profetas y a las personas a quienes dirige su mensaje. Como buen predicador (en el sentido del que escribió Escobar hace tantos años2), Darío López escucha muy atentamente, y con la ayuda del Espíritu del Dios de la Vida, las palabras inspiradas de los profetas y, a la vez, a las esperanzas y experiencias de sus oyentes. Con profunda percepción pastoral de su propio tiempo y lugar, los exhorta a reconocer su vocación profética y pública.
Porque los profetas fueron personajes públicos y sus discursos fueron —y deben seguir siendo— mensajes públicos, dirigidos a confrontar y movilizar no solo a los dirigentes, sino también a todo el pueblo de a pie (tomando prestada una frase de Darío López). Para su momento, fueron mensajes urgentes de Dios, mensajes punzantes que buscaban recordarle a un pueblo adormecido cuál era su identidad y su propósito. Ese mensaje también es urgente hoy.
De verdad hay que valorar cómo el autor invita a sus oyentes —y ahora a nosotros, sus lectores— a ser parte de una conversación actual y movilizadora acerca de nuestra vocación profética y la voz pública de nuestras comunidades de fe.
Un mensaje que “arde en el corazón”. Eso es algo que entendieron muy bien los profetas del Antiguo Testamento. Y es eso precisamente lo que este autor busca compartir con nosotros en esta serie de exposiciones y prédicas. Con claridad y lujo de detalle explica las palabras incisivas de los profetas e ilumina el contexto en el cual las pronunciaron: nos pone a andar en sus zapatos y a ver su mundo a través de sus ojos. Pero insiste en que esa forma de mirar también la dirijamos hacia donde andan nuestros propios pasos.
Debemos contagiarnos de lo que ha escrito Darío López: “todos los creyentes son misioneros naturales empoderados por el Espíritu, cuya tarea indeclinable consiste en proclamar en todos los auditorios humanos lo que han visto y oído. Tienen un mensaje que les arde en el corazón, un mensaje liberador que ha transformado su vida, y un encargo misionero que no puede ser postergado ni subastado en ningún momento”3
Al leer este libro de Darío López uno no puede —y quizás no debe— dejar de notar cómo resuena con otros de sus libros.4 Este libro sobre los profetas y su mensaje continúa y extiende las reflexiones y exhortaciones del autor acerca de nuestro testimonio cristiano en la sociedad.
Ciertamente corresponde agradecer a Darío López por su excelente trabajo y celebrar la oportuna publicación por parte de Ediciones Puma. Confío en que será un gran aporte para todos aquellos que anhelan ver, en la conducta y voz pública de los cristianos de hoy, un reflejo más genuino del “propósito del Dios de la Vida de una vida plena y justa para todas las personas”5.
Jim Breneman
1 Abraham J. Heschel, Los profetas
2 “La predicación es un acto público por excelencia. Predicar es anunciar la Palabra de Dios y en esa naturaleza de anuncio está su carácter público. Quizás nosotros los evangélicos, refugiados en nuestra situación minoritaria