Elige solo el amor. Sebastián Blaksley

Elige solo el amor - Sebastián Blaksley


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a reconocerlo, tu corazón bailará de alegría y cantará un canto perfecto en el que se dice eternamente: "quien tiene a Cristo en su corazón lo tiene todo". Y tu mente se unirá a ese canto en la plenitud de la verdad y proclamará jubilosamente: "solo Dios basta".

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      Madre del Cristo viviente

      Un mensaje de la santísima virgen María

      I. Preludio

      Amada del cielo, hija amantísima, hoy he venido en la persona divina de mi maternidad santa. Soy la madre de Dios. He venido rodeada del coro de ángeles, arcángeles, serafines y bienaventuradas almas que, en innumerables multitudes, te rodean de amor a ti que recibes mis palabras y a todo el mundo. Deja tus preocupaciones a un lado. Deja afuera las obligaciones del mundo. Deja todo pensamiento a un lado. Quédate conmigo en esta hora santa de unión, amor y verdad. Quédate un tiempo a solas con tu madre celestial. Esta madre que se deshace toda en amor hacia ti y hacia el mundo entero. Esta madre tierna como no la habido jamás en el mundo y nunca la habrá. Soy la ternura de Dios hecha maternidad. Soy María.

      Hoy es preludio de la celebración de navidad. Antesala de la ceremonia de conmemoración de la divinización del universo físico y con ello de la naturaleza humana. Tiempo de alegría y de paz. Tiempo de remembranza del amor misericordioso del Padre para con sus hijos. Ya está a las puertas el recuerdo de la fiesta de la alegría del alumbramiento en la que toda la creación participa. He venido a invitarte a vivir esta navidad de un modo diferente. Quiero que en unión recordemos el amor y la gratitud que el alma siente ante semejante milagro del amor de Dios que es el nacimiento de Cristo. Hoy no celebramos el nacimiento de mi hijo Jesús propiamente dicho como persona histórica. Esta no es una fiesta de celebración de contenido social. No, eso ya lo sabes bien. Es una celebración precisamente porque en ella participa el amor. Haz que estas navidades sean para ti, y, por ende, para toda la humanidad, el medio perfecto para abrir tu mente y corazón a un mayor conocimiento del amor de Dios.

      Observa al mundo en estos tiempos de la navidad y verás cómo los ánimos cambian. Multitud de seres humanos se mueven por el mundo para reunirse en la noche buena. Gran parte del mundo queda afectada por esta celebración. Esto no se debe a cuestiones sociológicas ni psicológicas exclusivamente, sino más bien a un afecto de la conciencia universal. El nacimiento de mi divino hijo Jesús no fue un nacimiento en la forma que no tuviera impacto en la totalidad. Su nacimiento fue la manifestación física del nacimiento de Cristo en la conciencia del universo material. Lo cual incluye a la conciencia humana y a cada aspecto de la creación material e inmaterial. Esto incluye desde luego al tiempo, al espacio, a las infinitas relaciones que existen y dan forma al universo físico. Nada quedó igual desde ese momento en la dimensión del tiempo y espacio.

      La ansiedad y el crecimiento en el ajetreo que se manifiesta claramente en el mundo durante lo que los hombres llaman el tiempo de la navidad, estado emocional que se puede comparar al movimiento ondulante de un oleaje de sentimientos, que se eleva hasta llegar muchas veces a su cenit en noche buena. No es otra cosa que un movimiento del alma universal y particular. Movimiento que procede del recuerdo del movimiento creativo inefable que ha sido el acto creador de Dios, que llevó a la divinización de la humanidad. Dios, por puro amor de gratuidad y en el eterno gozo de crear en el amor, crea ahora al Dios humanado en el nacimiento de Cristo. Mantén el recuerdo de que somos una sola mente, un solo corazón. Recuerda que se ha dicho que somos el amor del Padre extendiéndose eternamente. Y que todos unidos somos océano insondable de amor y verdad.

      II. Amor en la forma

      Precisamente desde las profundidades del océano de amor infinito que es el ser, cuya vastedad no tiene principio ni fin y es pura potencialidad sin límites, es desde donde surge el Cristo viviente en el plano físico. O, dicho de otra manera, se extiende hacia la forma la identidad crística. Desde las profundidades del ser que Dios es, Cristo se extiende y esa extensión es la forma de Jesucristo. Este movimiento de expresión o manifestación ocurrió hace dos mil años en el tiempo, pues así debía ser. Ocurrió en el momento perfecto, en el lugar perfecto y en la forma perfecta, conforme lo establecía el plan de Dios en unión con todos nosotros. Nada sobra, y nada falta en la creación de Dios. Nada ocurre antes, ni después de la hora señalada. Dios no hace nada en vano. Esto es lo que se quiso dar a entender cuando se dijo que hay un tiempo para todo. No existe un solo aspecto del plan divino que no sea perfecto. Recuerda que en Dios todo es unión, por lo tanto, nada ocurre en la creación universal, incluyendo en tu vida como parte de ella, que no esté sujeto a su voluntad divina, es decir, al amor. Esto es lo mismo que decir que no cae ni un solo cabello de vuestras cabezas sin el consentimiento del Padre celestial. Dicho llanamente, no hay dos voluntades. No hay dos planes. Solo existe una totalidad de la cual tú, en unión con tus hermanas y hermanos, sois una parte inseparable. Recuerda una vez más que la voluntad de Dios no impone, dispone.

      Dentro del plan de Dios existía desde siempre el plan del nacimiento de Cristo en la forma. Es decir, la extensión del "yo soy divino" en el plano de la materia, el tiempo y el espacio. El amor extendiéndose en la forma es parte del designio del Padre. El plan no quedó alterado por el hecho de que sus hijos se hubieran dispersado y buscado maneras contrarias al diseño original para llegar al mismo destino. En primer lugar, porque la idea de la separación o de la rebelión es simplemente una idea que, aunque haya tomado forma y haya costado tantas lágrimas, no es la totalidad de lo que el hijo de Dios es, ni tiene el poder de trastocar la verdadera creación. En efecto, esa parte de ti que pensó la separación y buscó experimentar un ser separado y lo opuesto al amor es una diminuta y casi imperceptible parte de ti. Esa idea es, a la mente de Cristo, menos de lo que es una minúscula gotita de agua en comparación con el océano. O si prefieres, es menos, mucho menos, que un granito de arena en relación con todos los desiertos del mundo juntos. El otro motivo por el que esa idea de separación no pudo alterar nada del plan de Dios en verdad es simplemente porque no ocurrió, salvo en sueños.

      Dicho en otras palabras, lo que estamos intentado recordar, valiéndonos de símbolos humanamente comprensible, a pesar de estar hablando de lo inefable, es que el nacimiento de Cristo es un hecho concerniente a la consciencia universal en el todo y en la parte. Este hecho ocurrió. Fue un acto creativo sin igual, concebido por la mente divina desde toda la eternidad. Fue una nueva fase en el plan creador de Dios. Sin importar qué tanto hayas sido consciente o no desde el punto de vista de la mente humana. Pues en la mente de Cristo, que es tu verdadera mente, sí que eres plenamente consciente y en ella sabes a ciencia cierta, en la perfecta certeza de Dios, que esto que se dice aquí, o mejor dicho que se recuerda, es verdad.

      En efecto, el oleaje emocional que se manifiesta en estos tiempos de celebración de la navidad en el mundo así lo atestiguan. ¿Acaso el hecho de que no recuerdes las circunstancias de tu nacimiento en el plano físico hace que ese hecho no haya ocurrido? ¿Acaso dejas de respirar por no ser consciente de tu respiración? ¿Acaso el sol brilla en forma intermitente por causa de que tú cierres los ojos al pestañar?

      III. Una historia de amor

      El espíritu de Dios sopló sobre la tierra yerma y dijo hágase la luz y la luz se hizo. Y luego la creación comenzó a florecer y manifestarse en una explosión de vida y abundancia que llenó todo de colores, belleza y diversidad. Esa exuberancia creativa de multiplicidades cuyo número de seres es incontable es la expresión viva del canto que la creación entona por la alegría de ser. Es la expresión observable de la gratitud del creado al creador. Canto de gratitud que siempre se canta. Alegría de ser que siempre se manifiesta, pues es eterna. Y nace el tiempo. Nace el espacio. Nacen las aguas y el firmamento. Y también la humanidad representada en Adán y Eva. Todo ello surge desde un diálogo permanente pues eso es lo que la creación es, diálogo.

      Aquí se intenta decir lo que en muchos mitos de la creación ya se ha dicho utilizando diversos símbolos y alegorías. Aquí y en esos mitos se intenta expresar en palabras humanas lo que ocurrió al momento de la creación de todo lo creado y también del nacimiento de Cristo en el plano de la forma. Esta


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