Diccionario del español ecuatoriano. Fernando Miño-Garcés

Diccionario del español ecuatoriano - Fernando Miño-Garcés


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corresponden al sustantivo; las que corresponden al adjetivo con acepción análoga deben ser deducidas de aquéllas por el usuario del diccionario. Así, por ejemplo, la palabra jodón, -a significa, como sustantivo, ‘Persona que suele molestar o fastidiar a los demás continuamente’ y, como adjetivo, ‘que suele molestar o fastidiar a los demás continuamente’. La correspondiente definición para el adjetivo, “Ref. a una persona: que suele molestar o fastidiar a los demás continuamente”, puede fácilmente deducirse de la definición “Persona que suele molestar o fastidiar a los demás continuamente”, presentada para el sustantivo y el adjetivo juntos, y que corresponde formalmente solo al sustantivo.

      Muchas definiciones que se ofrecen en el DEEc para explicar acepciones de verbos y locuciones verbales no son tan unívocas como puede parecer a primera vista. Lo mismo ocurre en todos los diccionarios monolingües que presentan definiciones. En este diccionario, como en otros diccionarios modernos, dicha ambigüedad de las definiciones correspondientes a verbos y locuciones es en gran parte compensada por la información que se presenta acerca del régimen verbal (véase 12). Con el fin de evitar en lo posible que el comentario sobre la relación entre las definiciones y las indicaciones del régimen solo resulte comprensible o convincente para quien adopte una determinada teoría semántica y esté familiarizado con una determinada terminología científica, las siguientes explicaciones parten directamente de algunos ejemplos, mediante cuyo análisis se destaca, por una parte, la ambigüedad de las respectivas definiciones, y se demuestra, por otra parte, cómo esta ambigüedad va remediada con ayuda de la información sobre el régimen verbal. Los ejemplos que se aprovecharán a continuación son los artículos dedicados a las unidades léxicas abonar y tomar.

      Primer ejemplo:

      abonar v ⊕ 1 {alguien abona} Ingresar dinero en una cuenta bancaria. | 2 {alguien abona una cantidad de dinero} Ingresar dinero en una cuenta bancaria [E: ingresar; E, Ec: depositar]. | 3 {alguien abona una cuenta} Ingresar dinero en una cuenta bancaria para amortizar un crédito.

      Quien lea las tres definiciones que contiene este artículo se sorprenderá, tal vez, por el hecho de que la primera definición coincida literalmente con la segunda y no descubrirá ninguna diferencia entre los contenidos de las dos formulaciones. Sin embargo, a pesar de que de las propias definiciones no puede deducirse la diferencia de uso, las sendas indicaciones sobre el régimen verbal nos indican que se puede decir tanto: Pedro abona como Pedro abona cien dólares y de la tercera acepción Pedro abona su cuenta. La indicación del régimen verbal ayuda en la comprensión del uso de la unidad léxica.

      Segundo ejemplo:

      tomar v ⊕ 1 {una persona toma} Ingerir una persona bebidas alcohólicas [E, Ec: beber; Ec: libar;  aceitar la máquina; alzar el codo; alzar pesas; chupar; empinar el codo; traguear]. | 2 {una persona toma} Tener una persona el hábito de ingerir bebidas alcohólicas [ chupar, darle a la botella, traguear]. Obs: En E, sólo verbo transitivo.

      El uso de la palabra tomar descrito por la definición citada no se observa en el español peninsular. Sin embargo, una persona no familiarizada con el español americano, sino solo con el peninsular, podría pensar que el uso descrito por la definición es un uso que puede observarse también en el español peninsular, en el que pueden formarse frases como, por ejemplo, Pedro toma vino. Pero lo que en el presente diccionario se concibe como acepción propia de tomar ajena al uso de este verbo en el español peninsular, es el uso intransitivo del verbo, como en A Pedro le gusta tomar. En casos como este, el usuario del diccionario, si leyera solo la definición, podría pensar que el registro de la unidad léxica respectiva, usada tanto en el español del Ecuador como en el de España, se debe a un error por parte de un redactor no lo suficientemente familiarizado con el español peninsular. Para prevenir dudas de este tipo, la respectiva diferencia de uso se destaca con frecuencia en una observación como aquella con la que termina el artículo dedicado a tomar.

      En 10 se presenta una lista de diversos tipos de acotaciones que se refieren, por ejemplo, al valor estilístico de elementos léxicos o a restricciones de uso determinadas por factores situacionales. Es evidente que muchas definiciones explican solo parcialmente el significado de una unidad léxica. Este es el caso especialmente en las definiciones mediante paráfrasis, que aclaran solo el valor referencial que corresponde a la respectiva voz, pero no su potencial expresivo. Con frecuencia, el valor expresivo de un elemento léxico o su función pragmática (insulto, eufemismo, etc.) es tan importante como el valor referencial que le corresponde, o incluso más importante. Esto es lo que ocurre, por ejemplo, con la palabra cojudear, para la que se distinguen dos acepciones en el siguiente artículo:

      cojudear 1 {una persona cojudea} coloq! Pasar el tiempo una persona sin realizar ninguna actividad productiva [E: estar tomando el sol, perrear; Ec: cainar, estar de agache, estar en la desocupación, estar en plan de joda, pasar de agache; E ≈ tocarse los huevos;  darle al rasquimbol; estar en el rasquimbol; huevear]. | 2 {una persona cojudea a una persona} coloq! Considerar a una persona tonta o débil de carácter y tratar de aprovecharse de ella [Ec: ver la huevas  ver la cara; ver las costuras].

      La acepción definida en primer lugar en este artículo corresponde a un uso en el que no se percibe ningún rasgo semántico de índole referencial. Pero en la acepción que se define en segundo lugar se observa la función de referencia a personas con determinadas características. El valor referencial de cojudear, con esta acepción, se explica mediante la paráfrasis “Considerar a una persona tonta o débil de carácter y tratar de aprovecharse de ella”. La información sobre el valor referencial de cojudear es, sin duda alguna, insuficiente como información sobre el significado de esta palabra. Casi más importante, aunque también a todas luces deficiente sin la información sobre el valor referencial, es la información sobre su marcación como voz considerada como grosera (“coloq!”). Solo la lectura combinada de la definición y de las acotaciones formalizadas que abarcan información sobre componentes de significado que no pertenecen al valor referencial de la unidad léxica permite al usuario del diccionario, en casos como este, formarse una idea suficientemente precisa sobre la acepción definida.

      Ejemplos como el de la palabra cojudear podrían llevar a la conclusión de que la información que se brinda mediante acotaciones como coloq! o desp atañe siempre a características inherentes a la respectiva unidad léxica como tal. Pero acotaciones de este tipo se refieren solo al uso de la respectiva unidad léxica con la acepción a cuya explicación preceden (lo que no excluye la posibilidad de que a una unidad léxica corresponda la misma marcación en todas sus acepciones registradas en el diccionario o incluso también en aquellas que no están consignadas en este por pertenecer tanto al uso lingüístico peninsular como al ecuatoriano). Una palabra cuya marcación estilística cambia en el español del Ecuador según la acepción con la que se use es, por ejemplo, manuela:

      manuela f ⊕ 1 coloq Mano de una persona. | 2 coloq! Masturbación masculina [E, Ec: paja; Ec: jalada de tripa, pajazo].

      La primera de las definiciones que contiene el artículo citado corresponde a un uso estilísticamente marcado como coloquial y la segunda a un uso considerado como grosero (coloq!).

      Las definiciones encabezadas por “Se usa [...]” o “Es usado por [...]” tienen la función de explicar acepciones que consisten primordial o exclusivamente en el papel gramatical o pragmático que desempeña la respectiva unidad léxica con la acepción que es objeto de explicación (véase 9. 2. 5). Podría pensarse que en casos en los que ya la definición se refiere al valor pragmático de una voz, resultan redundantes las acotaciones que informan sobre rasgos no referenciales del significado; pero, como puede apreciarse en los siguientes dos ejemplos, no es así (“hum”: “humorístico”):

      ¡ticinco! interj ∅ coloq hum Se usa para contestar una pregunta sobre la propia edad, evitando una respuesta exacta y expresando tan solo que es entre los 25 y los 95 años.

      ¡vetu! interj ∅ coloq hum Se usa para expresar plena ignorancia de aquello


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