Ni contigo ni sin ti. Lety Vázquez
qué lo hace? Su intención es “educarte”, “adiestrarte”, te está moldeando a su manera, pronto dejarás de ser tú misma.
Viene la tercera y aquí es un parteaguas: o te sales de la relación o sigues en ella.
Cuando llegan a mi consultorio mujeres que viven con una persona así, les pregunto cuántas veces las han agredido. No saben, perdieron la cuenta; no es que me digan “ya van 324 veces”, no es eso, significa que ya no hay límites. Alguien que aguanta o pasa la tercera agresión, ya pasó el límite y está vulnerable a soportar cualquier cantidad de agresiones, desde psicológicas hasta físicas.
En una relación de pareja, ante la primera agresión es: “te explico que no me gusta que me traten así y que no estoy dispuesta a soportar eso”.
La segunda: “te aviso que es la última”, tal vez algo no le quedó claro; y la tercera: “ya no estoy para escuchar explicaciones y menos para decirle que así no se trata a nadie”.
Claro, esto no aplica cuando hay agresión física, a la primera te vas.
Una no está para “enseñarle” cómo se trata a la gente. Para empezar, cuando él se presentó contigo y los primeros meses del noviazgo, te trataba extroardinariamente, ¿y ahora resulta que ya no sabe hacerlo? ¿Se le olvidó tan rápido?
Sabe hacerlo perfectamente bien, pero ahora ya no le conviene tratarte así y cada vez será más espaciado este tipo de trato.
La mayoría de las veces lo que hacemos es “explicarle cómo se trata a la gente” una y otra vez, esta fue función de sus padres o quién haya estado a su lado de pequeños, pero de adulto, ¿tú crees que es falta de información? Sabe perfectamente tratarte bien, pero también tratarte mal.
¿Hasta cuándo aguantar? ¿Hasta cuánto aguantar? Y sobre todo, ¿para qué?
La respuesta que por lo general damos: “es que lo amo y él a mí, pero a veces (viene la justificación, aunque sea absurda) no sé qué le pasa, pero en el fondo es lindo”.
Llega un momento en que te hartas, y decides irte de su lado, no puedes más. ¿Qué sucede? Llora, te dice que te ama como nunca ha amado, eres el amor de su vida, te pide perdón, te suplica que no te vayas. Te convence y te quedas, te conmovieron sus lágrimas.
Aquí se completó el círculo:
Primera etapa: el hombre carismático, lindo, amable, tierno.
Segunda etapa: el que te juzga, te evalúa y no te aprueba, te reclama, te agrede.
Tercera etapa: te suplica, te llora y pide perdón, pero no te vayas.
Es hora de ponerle nombre a este personaje: MISÓGINO.
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