Imperio Digital. Raimon Samsó
del mundo (una americana y otra española). Rechacé ambas ofertas sin pestañear. Y te diré por qué lo hice. El mundo editorial está siendo hackeado por Amazon y yo no tengo ninguna intención de hundirme en la cubierta del Titanic editorial mientras suena la música desafinada de su orquestina. Prefiero ser un escritor 2.0; vamos, un autor freelancer rico (no uno pobre). Un autor autopublicado (indie).
La razón por la que no escucho ofertas editoriales se debe a que, si bien las editoriales necesitan autores, los autores ya no necesitamos a las editoriales. Me parece increíble que aún no lo entiendan. Este fenómeno se debe a que Amazon ha dinamitado la cadena de distribución: elimina al agente literario, elimina a la editorial, elimina a la imprenta, elimina al distribuidor y elimina a la librería… Adiós a los intermediarios, solo quedan: el autor, Amazon en medio y el lector. Bye, bye editoriales. Yo he trabajado con cinco, les agradezco y respeto, pero ha llegado la hora de los adioses.
Otro ejemplo de hackeo memorable: los canales de TV convencionales que suelen ser los voceros del gobierno de turno. Su credibilidad e independencia es inexistente y sus índices de audiencia caen en picado debido a su falta de honestidad informativa. ¿La alternativa al adoctrinamiento programado? El hackeo proviene de la diversidad de canales de TV online que emiten noticias y programas de opinión en YouTube, donde se proporciona información crítica. Esto no solo irá a más, sino que acabará con las desprestigiadas televisiones guiñol. Ver un noticiario, ahora mismo, es como asistir a un mitin político: aburrido de muerte.
Todo esto ¿es justo o injusto? ¿Es bueno o malo? No lo sé, tampoco pierdo el tiempo preguntándomelo, solo sé que el gran hackeo ya empezó y que mi tiempo como autor acabará (por eso aprovecho bien el que me queda). Como escritor sé que tarde o temprano también seré hackeado, y caeré en la irrelevancia (no seré necesario y sobraré). Doy por descontado que un programa de IA escribirá los libros que yo podría escribir. Y lo hará mejor y más rápido. Amazon se deshará entonces de los autores, y se bastará por sí solo para dar de leer a sus lectores. Eso ocurrirá algún día, de ahí que asuma que solo podré jugar unas manos más en esta partida antes de que un ordenador, con algoritmos infinitamente superiores a mi cerebro, me desplume.
Y lo mismo sucederá contigo.
Es el Gran Hackeo, un tsunami imparable.
Hasta aquí el problema (ojo, según cómo se mire) y este libro podría ser parte de la solución (ni siquiera estoy seguro).
Si vas a abrir un negocio trata de cumplir algunas pautas:
Mínima estructura.
Máxima tecnología.
Más digital que convencional.
Vender conocimiento en lugar de horas.
Todo lo que necesitas aprender para lanzar tu negocio lo vas a aprender en estos tres proveedores estratégicos:
1 Amazon - libros
2 YouTube - videoformación
3 TED Talks - conferencias
Conviértelos en parte de tu vida como si te fuese el futuro en ello, porque así va a ser.
Te aconsejo que te enamores de un proyecto que quepa en tu laptop. Olvida alquilar despachos, locales, tiendas… demasiado riesgo y coste para una era de incertidumbre. No te quiebres. No dispones de un ejercito imperial pero puedes crear tu Imperio Digital con la guerra de guerrillas. Oriéntate a un negocio basado en la venta de conocimiento, que sea escalable, digital, sistematizado y algo automatizado. Pequeño en su estructura pero grande en alcance y resultados.
Recuerda, de nuevo, tu negocio debe ser casi como un algoritmo, modela al hacker de tu industria, crea un negocio que quepa en tu laptop.
Hoy las oportunidades de vender en Internet son crecientes, cambiantes y sospecho que infinitas. Puedes vender al abrigo de plataformas como Hotmart, Ebay, Amazon, ClickBank, Etsy, Libre Comercio, Udemy, Wallapop… productos propios y de otros… o puedes optar por vender tus propios productos de la información basados en el conocimiento. Lo que se suele llamar infoproductos.
Soy un fan de este tipo de emprendimiento porque mi valor principal en la vida es el conocimiento. Pero es que además, es la industria que exige menos inversión y cuyos márgenes son mayores. ¿Puede pedirse más? Pasión, Sencillez y Rentabilidad.
En mi caso, hace unos cinco años sentí la inquietud de dinamitar mi modelo de negocio, no porque no me funcionara bien, sino porque intuía que iba a estallar por los aires tarde o temprano. Perdí interés por llenar mi agenda con más conferencias, formaciones presenciales, viajes de trabajo y escribir para las editoriales convencionales. Todo eso requería mucha energía y, aunque aportaba un buen dinero, cada mes estaba empezando de nuevo desde cero. No me parecía nada inteligente seguir con el pan para hoy y hambre para mañana.
Por aquel entonces, ya me había deshecho de mi despacho en el centro de la ciudad y me obsesioné en reducir mi estructura hasta el punto de que si al día siguiente debía abandonar mi país por alguna causa, podría hacerlo sin que mis ingresos lo notaran. Quería entrar en la dimensión de la ubicuidad, la libertad y los ingresos pasivos extremos. Ser como una onda cuántica que está en todas partes y en ninguna.
Dicho y hecho: voladura controlada del viejo negocio. ¡Boom! Adiós a lo casposo.
Empecé a trabajar desde casa (por eso me hice con una amplía y con vistas al mar), renuncié a trabajar como coach (así no necesitaría un despacho donde recibir clientes), desestimé mil y una propuestas de colaboración, de entrevistas aburridas, de conferencias pagadas o gratuitas, de presentaciones de libro absurdas y sin sentido… y me centré en crear “propiedades digitales” basadas en el conocimiento espiritual y financiero, temas en los que soy experto.
Soy un autor 2.0. El algoritmo soy yo.
En seguida descubrí que cada infoproducto me suponía un esfuerzo (comparable a levantar una propiedad inmobiliaria), pero una vez construido, me devengaba rentas cada mes. Sí, cada mes, perpetuas y crecientes. Poco a poco, construí un imperio de propiedades digitales. Un Imperio Digital. Hoy soy propietario de un centenar largo de infoproductos (ebooks, libros, audiolibros, videocursos). Vamos, un imperio digital que me ofrece unas rentas mensuales que te ponen los ojos en blanco. Me siento como un magnate digital (un terrateniente pero de conocimiento).
Me hackeé a mí mismo, destruí un negocio convencional que funcionaba bien para construir otro encima basado en múltiples propiedades intelectuales y en lo digital que funciona mejor. No iba a permitir que la evolución del mercado destruyese mi negocio, lo haría yo mismo pero de forma ordenada y con la antelación suficiente como para crear un nuevo negocio sobre los cimientos del anterior. Fue como volar controladamente un edificio que estaba destinado a derribarse a corto plazo.
Hoy, en medio de la crisis económica, veo cómo caen edificios a mi alrededor de profesionales que no fueron previsores, no se reinventaron porque creían que todo seguiría funcionando como hasta la fecha. Es como ser testigo de la extinción de los dinosaurios.
Paralelamente a mi reconversión 2.0, me incursioné en el mercado inmobiliario, invirtiendo en pequeños apartamentos para alquilarlos. Era divertido al principio, era como jugar al Monopoly (ya sabes: compro, compro, compro…), pero todo eso me ocupaba mucho tiempo y acabó estresándome. Además, me di cuenta de que puedo ganar tanto dinero, o más, con un buen libro como con un apartamento alquilado. Y entendí que el riesgo e inversión es infinitamente inferior creando infoproductos. Decidí que no iba a comprar más inmuebles, ya estaba bien.
Ahora prefiero coleccionar infoproductos, son más agradecidos, menos problemáticos y rentan igual. Cambio de rumbo: del imperio inmobiliario al imperio digital. En fin, me reconvertí. Menos tochos y más bits. Fue un camino largo, y de muchas horas, delante de un ordenador. Pero hoy siento una satisfacción y una paz indescriptibles cuando miro atrás.
Pero basta de hablar de mí mismo. Lo que importa es cuánto estás tú invirtiendo en reinventarte y anticiparte a lo que