Historia de los abuelos que no tuve. Ivan Jablonka

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como medida de prevención, decretó la vigilancia policial con la obligación de presentarse todas las semanas a la comisaría”.21

      El prontuario de Mates se carga aún más cuando este es arrestado por colgar pancartas la noche del 19 de diciembre de 1933. ¡Villano desenmascarado! Por fin los sabuesos de Parczew han echado mano de ese noctámbulo intrépido que se escabulle por las calles para lanzar por encima de los cables eléctricos las banderolas que esconde debajo de su abrigo. A lo largo de 1933, Mates tiene éxito repetidas veces en esa misión llena de peligro y encanto. ¿Qué sentirá en plena noche sin luna, al apuntar a los cables negros sobre ese cielo negro de la calle de la Sinagoga, arteria mustia y jalonada por postes eléctricos que hoy transito con cierta tristeza junto a Marek y Audrey? ¿La sensación de jugarles una buena pasada a los burgueses reaccionarios? Louis Gronowski, nacido en 1904 cerca de Wloclawek, que entró al jeder a los 6 años y a las Juventudes Comunistas a los 17 señala: “Ciertos camaradas eran expertos lanzando una bandera roja por encima de los cables eléctricos, y así se divertían al día siguiente mirando a los bomberos activándose en sus escaleras” (Gronowski-Brunot, 1980: 43). ¿O se enorgullecería, como Moshe Zalcman, a quien le toca en suerte distribuir folletos y panfletos a los soldados en los cuarteles la noche previa al 1 de mayo? “El honor de haber sido escogido para esta misión no consiguió calmar mi espanto. En cada sombra, imaginaba a un policía al acecho. ¡Pero qué sensación de felicidad procura el cumplimiento del deber!” (Zalcman, 1977: 28-29).

      Como un árbol generoso, la familia Winawer ha dado políticos liberales, periodistas, escritores, eruditos, médicos. Ex asistente de Teodor Duracz, el defensor de los comunistas en los juicios de la entreguerras (y, por tal motivo, acusado de recibir dinero de los rusos), Karol Winawer ejerce en Varsovia, en su estudio de la calle Szczygla 6. Junto con la Liga de Derechos Humanos (disuelta en 1937), defiende la libertad de expresión, combate los tribunales excepcionales, reclama la amnistía de los presos políticos, es imbatible a la hora de poner de manifiesto la vacuidad de los expedientes o de reducir a la nada el testimonio de los soplones. Su sucesor en el despacho de Duracz lo describe en estos términos: “Alto, joven, muy seductor, con nariz prominente y sienes levemente entrecanas, siempre prolijamente afeitado, con ojos risueños y un gran sentido del humor, era uno de los hombres más agradables y acaso el mejor abogado político que yo haya conocido”. En 1934, año en que defiende a Mates, Winawer interviene en el proceso de Lutzk, Ucrania Occidental, en favor de militantes comunistas encarcelados y maltratados desde hace tres años (Winawer, 1994: 158 y sigs.).

      El último juicio de mi abuelo se inicia el 3 de diciembre de 1934 ante al Tribunal Regional de Lublin. Cargo: adhesión al KPP con vistas a derribar el régimen por la vía de la violencia. Lamento no poder decir nada acerca del estado de ánimo del acusado. Para paliar esta laguna, recurriré a las Memorias de un revolucionario judío de Hersh Mendel, nacido en la miseria judía, en Varsovia, y detenido en 1912 por la Okhrana, policía secreta del zar. Bundista de 20 años, Mendel espera su proceso con el corazón palpitante: “Y con razón. Iba a hablar en público por primera vez en mi vida, debía negar sistemáticamente y, al mismo tiempo, salir de la situación con altura, ¡como corresponde a un joven revolucionario!”. En su celda, Hersh Mendel piensa en la gente que está afuera. ¿Sabrán que hay hombres y mujeres que renuncian voluntariamente a su libertad para conquistar la de ellos y la de todo el mundo? Previendo el juicio, el joven se afeita con el broche de un saco. El gran día, en su cubículo, luce guapo, con cuello de camisa y corbata (Mendel, 1982: 107-110).


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