El cerebro adicto. Fernando Bergel
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Fernando Bergel
EL CEREBRO
ADICTO
LA ADICCIÓN COMO CAMINO
Bergel, Fernando
El cerebro adicto : la adicción como camino / Fernando Bergel. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Vértice de Ideas, 2020.
Libro digital, EPUB
Archivo Digital: descarga
ISBN 978-987-47314-4-9
1. Adicciones. 2. Prevención de Adicciones. 3. Tratamiento Holístico. I. Título.
CDD 613.8
Diseño de interior y de cubierta: Julio Parissi
©2020, Fernando Bergel
Derechos de la edición en castellano
reservados para todo el mundo:
©2020, Ediciones Deldragón
ISBN 978-987-47314-3-2
ISBN 978-987-47314-4-9 [e-book]
Queda hecho el depósito que prevé la ley 11.723
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o trasmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor.
Agradecimientos
Quiero agradecer al equipo de Doce Casas, compuesto principalmente por Laura Méndez y Eugenia Cabrera, y también a María Vidal, quien digitalizó el borrador original. A mis padres y a mis hijos, a quienes les queda como legado el contenido de esta obra. Al equipo editorial integrado por Diego Mileo, Julio Parissi y Rodolfo González Arzac. También a mis pacientes y familiares que me dieron la materia prima para la investigación durante veinticinco años. Al movimiento de Recuperación de la Adicciones Doce Casas que, como dice el eslogan, «fundando vidas», donde se resuelve para tantos seres humanos el flagelo de la enfermedad de la adicción, llevándolos desde el barro a la flor en un proceso de transformación y remisión de la enfermedad, proporcionando esperanza a cientos de personas y dando testimonio de que sí se puede sanar.
Prólogo
A través del tiempo, observé que uno de los eslabones que faltaba en los pacientes y familiares de adictos era la información. Por esa razón, decidí hacer este libro que condensa lecturas, tanto en las áreas de la sociología como en la de la antropología, ya que la humanidad atraviesa desafíos desde el principio de los tiempos, pasando por la Edad Media, la Edad Moderna hasta la Posmodernidad, lo cual coloca al ser humano y a un cerebro adicto como resultante de un proceso social, una situación que en el siglo XXI está llegando a niveles de pandemia muy por encima de la pandemia del coronavirus, ya que las muertes por adicción al alcohol, a las drogas a través de disfunciones orgánicas, suicidios, accidentes, femicidios y demás provienen del abuso de sustancias y, en ese sentido, los gobiernos no toman ningún recaudo y la financiación para detenerlas es mínima. La alarma de la población frente a esto es nula, comiéndose generaciones enteras y, aunque el final no sea la muerte inminente, se transforma en millones de personas con el cerebro deteriorado. Las adicciones también suceden a través de las pantallas de los juegos electrónicos. En los niños se expande más que una pandemia ya que el 100 % de la población entre 3 y 20 años se expone frente a pantallas cuatro horas al día promedio. Por lo tanto, podemos afirmar que la pandemia del 2020 del COVID 19 está estadísticamente muy por debajo del promedio de la pandemia silenciosa de la enfermedad de la adicción.
El abordaje neurológico y psicológico, tanto del problema como de la solución, le da al texto un carácter alentador, ya que la solución es posible cuando la enfermedad es reconocida. Esto se puede concretar tanto desde la mirada de los programas de doce pasos, pasando por las terapéuticas utilizadas por las psicologías más dinámicas, como desde la diferenciación entre lo genético y lo epigenético, que tiene en cuenta las influencias del medio ambiente, tales como el grupo familiar, donde se da, como parte de la solución, la mirada de la biodecodificación, y de las constelaciones familiares de Bert Hellinger, entre otras.
Tomamos en cuenta —también como parte de la información vital y desde la investigación más rigurosa— el daño que produce cada una de las sustancias en el caso de la drogadicción y el alcoholismo, sin dejar afuera a las adicciones no tóxicas que destruyen el núcleo del individuo y que son tan devastadoras como las tóxicas. Esta mirada nos enseña que las sustancias no son las que causan adicción, sino que hay un cerebro adicto que utiliza las múltiples circunstancias para autodestruirse. De este modo, brindamos una información, no con la finalidad de hacer un tratado científico, sino para llevarle al lector —es decir, a las personas sin formación académica— una mirada completa de esta problemática en la que estamos todos incluidos.
Fernando Bergel
Introducción
Esta obra, en términos generales, puede interpretarse como un ensayo filosófico o ser leída para obtener contenidos de soportes técnicos sobre la adicción como enfermedad, centrándose en un cerebro adicto y en una sociedad construida por estos cerebros adictos.
Tomaremos en cuenta la diversidad de grupos de recuperación en todo el mundo —desde alcohólicos anónimos, narcóticos anónimos, jugadores anónimos y overeaters anónimos hasta fumadores y demás—. Por ejemplo, solo en los Estados Unidos aproximadamente 23 millones personas se hallan en recuperación con programas de doce pasos, mientras otros tantos miles se tratan dentro de diferentes marcos terapéuticos en los cuales se dan grandes procesos de transformación a nivel personal, algunos muy exitosos y otros no tanto.
Por este motivo, en esta obra sentí la necesidad de explicar que la adicción no está relacionada con los tóxicos, porque el alcohol no produce alcoholismo, las drogas no producen adicción y las tortas no producen trastornos de alimentación, sino que es el propio individuo, por una serie de factores, quien termina en respuestas emocionales que concluyen con la autodestrucción, utilizando las drogas, el alcohol, la comida o el juego como los medios para ese aniquilamiento.
Luego, tenemos al cerebro como el organizador de factores —que también estudiaremos con una mirada sencilla para poder comprender la complejidad de su funcionamiento—, ya que la neuroplasticidad y los factores epigenéticos, sus equilibrios y desequilibrios dinámicos, sus receptores nerviosos y sus funciones endócrinas, van a ser elementos clave a la hora de determinar la enfermedad de la adicción y, por ese motivo, tienen un rol preponderante, tanto en el cerebro adicto como en el cerebro en recuperación.
Todo esto ha generado un contexto de desarrollo en la historia de la humanidad que se remonta desde los imperios y las tiranías hasta la Edad Media y la Inquisición, pasando por la Modernidad, que comienza en el siglo V con la caída de Constantinopla y llega al tercer cuarto del siglo XX, donde se inicia la Posmodernidad que desata una serie de factores sociológicos y, por qué no, antropológicos, dándole al ser humano un carácter de individuo, lo que deviene en un contrato masivo con los tóxicos.
Esta última generación —es decir, nosotros, los contemporáneos— debe ver que el desafío madurativo, para evolucionar como especie y no extinguirnos, consiste en romper el contrato con los tóxicos. El libro echa una mirada a todo este modo humano que existe en forma de sombra, ya que, en palabras de Jung, «todo lo que se niega en el inconsciente se transforma en una situación en el destino». Y todo destino es el desafío evolutivo a resolver para completarnos como personas, como grupo o como especie.
Luego de más de veinte años de trabajo con adictos en todos los niveles, puedo afirmar que la adicción es una enfermedad de