Manual de terapéutica odontológica. Miguel Ángel Guzmán Téllez

Manual de terapéutica odontológica - Miguel Ángel Guzmán Téllez


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       Boca: edema de los labios o de la lengua, angioedema, sensación de prurito.

       Garganta: prurito, dificultad para la deglución, inflamación de la glotis y de la orofaringe.

       Tórax: disnea, tos, sibilancias, broncoconstricción, dolor torácico o sensación de opresión.

       Piel: prurito, salpullido o parches en la piel de color rojo brillante, inflamación, habones o ronchas.

       Cardiovascular: pulso débil, hipotensión, signos de shock.

       Sistema nervioso: mareo, desmayo o alteración del estado de conciencia.

       Tubo digestivo: náuseas, vómito o diarrea.

      Para lograr una reacción de estas características, el paciente debió de haber estado en contacto, al menos una vez, de forma previa con el alérgeno, y este contacto debió de haber sido suficiente para que se produjera el reconocimiento inmunitario (el cual produce la IgE específica para esta sustancia). Así, cuando nuevamente la persona entra en contacto con este alérgeno, este se adhiere a la IgE, que se encuentra expuesta en la superficie de los mastocitos, lo que crea una unión antígeno-anticuerpo y desencadena la liberación masiva de histamina y de otros mediadores inflamatorios.

      Figura 1. Reconocimiento inmunitario

      Fuente: elaboración propia

      La histamina es la sustancia que produce las diferentes acciones en los órganos que se van a ver afectados, teniendo en cuenta que su principal efecto es la vasodilatación y el broncoespasmo. El manejo de la emergencia dependerá de la intensidad de la reacción.

      La vasodilatación es el efecto que favorece el aumento de la permeabilidad capilar (el agradamiento del tamaño de los microporos que se tienen en los vasos sanguíneos), lo que facilita la salida de líquido y proteínas a los tejidos adyacentes. Ello genera edema y causa, por lo tanto, un déficit relativo del volumen intravascular con disminución del gasto cardiaco, lo cual se convierte en la causa de los signos de shock.

      El efecto broncoconstrictor induce una disminución del diámetro de los bronquiolos y aumenta, por el efecto vasodilatador, la secreción mucoide en el interior de estos conductos, creando un efecto sumativo que al final es el responsable de la disnea y de la disminución del volumen de aire que llega a los alvéolos pulmonares, lo que limita el intercambio de oxígeno.

      Casos clínicos

      Caso 1

      El caso corresponde a un niño con 18 kg de peso, quien presentó prurito en la piel y salpullido, 7 min después de haber sido infiltrado con media cárpula de lidocaína para la resección de un quiste mucoide. No se evidenciaron otros cambios importantes en el examen físico. No hubo alteración de la conciencia ni hubo alteración respiratoria.

      Caso 2

      Este caso corresponde a una mujer de 33 años de edad, quien después de una infiltración ligamentaria refirió una sensación de desvanecimiento y náuseas, con aumento de la frecuencia cardiaca a 110 latidos por minuto, tensión arterial de 85/60 mm Hg (antes del procedimiento sus signos vitales eran frecuencia cardiaca de 85 latidos por minuto y su tensión arterial era de 120/75 mm Hg). Se le observó con moderada palidez generalizada y sin buen patrón respiratorio.

      Contraindicaciones y advertencias

      En el uso de antihistamínicos se debe tener precaución cuando el paciente toma medicamentos con efectos sobre el sistema nervioso central, como antidepresivos (tipo amitriptilina), opiáceos (como la codeína) o sedantes o tranquilizantes (como las benzodiacepinas tipo diazepam o el alprazolam). A veces, estos medicamentos se formulan para tratar la ansiedad, las reacciones agudas de estrés y los ataques de pánico. Es posible que en estos pacientes se presente adición de efectos y, por lo tanto, una mayor sedación.

      Los medicamentos no benzodiacepínicos utilizados para el inicio o el mantenimiento del sueño, como el zolpidem o la eszopiclona, aunque tienen una estructura química diferente, actúan en algunos de los mismos receptores que tiene el cerebro para las benzodiacepinas, lo que favorece la sumatoria de efectos sedantes.

      Medicamentos

      Con los siguientes medicamentos es posible manejar las alergias de severidad leve a moderada.

      Loratadina

      La loratadina es un antihistamínico de amplio uso en el manejo ambulatorio de las alergias, cuyo efecto farmacológico inicia unos 20 minutos después de haberse ingerido. Puede producir sedación y somnolencia, por lo que se le debe advertir al paciente que no conduzca o realice actividades riesgosas durante su uso. Tampoco es recomendable que el paciente ingiera bebidas alcohólicas de forma concomitante, debido al efecto sumatorio depresivo en el sistema nervioso central.

      Viene en presentación de tabletas de 10 mg y en jarabe o suspensión de 5 mg en 5 ml. La dosis recomendada para el adulto es de una tableta al día. En niños, la dosis es de 0,1 mg por kilogramo de peso, distribuidos en una o dos dosis.

      En un niño de 18 kg se administran 0,1 mg por kilogramo, es decir, 1,8 mg divididos en una o dos dosis.

      Este valor se aproxima a 2 ml. Se le debe suministrar 1 ml cada 12 h o 2 ml en una sola ingesta

      Cetirizina

      Al igual que la loratadina, la cetirizina es un antihistamínico de amplio uso en el manejo ambulatorio de las alergias; comparte los mismos usos y advertencias, y la formulación es similar teniendo en cuenta que también viene en las mismas presentaciones de tabletas de 10 mg y en jarabe o suspensión de 5 mg en 5 ml.

      Hidroxicina

      Aunque es un antihistamínico y su uso tiene plena indicación en esta patología, también se utiliza en el manejo de la sedación leve, por lo que igualmente se encontrará en ese capítulo. Viene en presentación de tabletas de 50 mg y jarabe o suspensión de 12,5 mg en 5 ml.

      En el adulto se prescriben 50 mg cada 8 h. Se le debe informar que este medicamento puede causar mucha somnolencia y que, por lo tanto, no puede conducir vehículos ni realizar actividades riesgosas.

      En el niño se administra 1 mg por cada kilogramo de peso por dosis, cada 8 h. Si tomamos el ejemplo del caso clínico, tenemos que para los 18 kg le vamos a suministrar 18 mg por dosis.

      Este valor se aproxima a 7 ml. Se le indica que deben suministrarle, vía oral, 7 ml. medidos con jeringa, cada 8 h.

      Fexofenadina

      La fexofenadina es un antihistamínico menos conocido; pero no por esto deja de ser útil en el manejo de la alergia. Comercialmente se encuentra en presentaciones para adultos de tabletas de 120 mg y de 180 mg. Para niños, la presentación es de jarabe o suspensión de 30 mg en 5 ml. Se utiliza una tableta al día en el adulto.

      En pediatría se utilizan 30 mg (5 ml) cada 12 h en niños de 2 a 11 años de edad, y la mitad de la dosis, es decir, 15 mg (2,5 ml) cada 12 h en pacientes de 6 meses a menos de 2 años de edad.

      Reacción alérgica severa

En caso de presentarse una reacción alérgica de marcada severidad, que pueda inducir alteración respiratoria o afectación hemodinámica, se recomienda solicitar apoyo médico, activando el sistema local de emergencias, manteniendo la vía aérea despejada y brindando soporte vital básico, en caso de requerirse.

      Eventualmente, y si se dispone de un corticoide inyectable de rápida acción, podría utilizarse. Por ejemplo:

       Dexametasona. Ampolla de 8 mg. Se debe aplicar una ampolla intramuscular lo más


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