El psicoanálisis en la revolución de octubre. Enrique Carpintero
sus hijas.
4.-El sexismo, la discriminación que se monta sobre las diferencias de género dentro de las instituciones psicoanalíticas.
5.-La relación de concordancia o de complementariedad entre la represión sexual y el desempeño intelectual de las mujeres.”
Hay un estereotipo fijado por el capitalismo de los bolcheviques: extremistas violentos y precursores de los gulags. Esta visión paradójicamente coincide con la del estalinismo: Lenin siempre aparece serio, con cara de enojado y con las manos siempre cerradas en forma de puño. Los dirigentes de la revolución siempre fueron presentados como hombres duros y desprovistos de contradicciones. No es lo que cuenta Hernán Scorofitz en “León Trotsky, el freudiano de la revolución de octubre”. Allí plantea que “Trotsky comienza a interesarse por la obra freudiana desde los años inmediatos posteriores a la Revolución de 1905 en su exilio vienés -gracias a sus tertulias en el Café Central de Viena junto a intelectuales y exiliados socialdemócratas como Ioffé, Karl Renner, Otto Bauer, Max Adler entre otros -. Sin embargo, la devoción de Trotsky con Freud nunca fue un amor correspondido.” Luego de destacar su papel en los diferentes debates sobre la necesidad de construir una “Ciencia psicológica” Scorofitz sostiene que “Las reflexiones del revolucionario de Octubre sobre la ‘efectividad’ del psicoanálisis no resultaron solamente de elucubraciones teorizantes sino también producto de las experiencias clínicas de sus propias amistades camaraderiles más cercanas y hasta de su hija Zina. El trágico desenlace de ésta última (quien terminaría suicidándose luego de un extenso período de “padecimientos mentales”) seguramente influirían en Trotsky en relación a un balance pesimista sobre la practicidad de la clínica freudiana, como modalidad de abordaje de móviles inconscientes singulares al sujeto por fuera del determinismo sociohistorico.” Sin embargo estas contradicciones de Trotsky no le impiden afirmar que “Por la mano genial de Sigmund Freud, el psicoanálisis levantó la envoltura del pozo nombrada poéticamente el “alma” del hombre. ¿Y qué nos ha revelado? Nuestro pensamiento consciente no constituye más que una pequeña parte en el trabajo de las oscuras fuerzas psíquicas.”
En el apéndice transcribimos el “Prólogo a la traducción rusa de Más allá del principio de placer de Freud” escrito en 1925 por Lev Vygotski y Alexander Luria. Este texto fue traducido por Juan Duarte, quien en la introducción dice “Luria (1902-1977) fue uno de los principales promotores del psicoanálisis en el naciente Estado obrero soviético durante la década del 20, fundando la Asociación Psicoanalítica de Kazán en 1922, mientras que, ya graduado en ciencias naturales, cursaba estudios de medicina. Participando de los debates de la Sociedad Psicoanalítica Rusa, de actividades clínicas y de investigación psicoanalítica, llegó a sostener un intercambio epistolar con el mismo Freud. Este interés se extendería hasta comienzo de los años 30, período durante el cual las discusiones sobre psicoanálisis y marxismo alcanzaron su pico previo a la censura estalinista.” En relación a Vygotski dice que “En este prólogo encontramos una valoración positiva sobre Freud, que no parece haber cambiado a lo largo de su obra, describiéndolo como ´una de las mentes más intrépidas´ y con más coraje de nuestro tiempo, en contraposición al conservadurismo y la chatura de los círculos académicos, lo cual se expresa tanto en la audacia de las hipótesis de Más allá, como en las intenciones materialistas del vienés.”
A cien años de la Revolución de Octubre nos encontramos con un mundo que ha cambiado radicalmente. Pero también un mundo atravesado por la crisis de un sujeto que hace necesario seguir sosteniendo la esperanza de un proyecto emancipatorio social y político. En este sentido, debemos entender que la esperanza permite la búsqueda de una verdad en permanente construcción, es decir, de una verdad que articula sentidos, que posibilita la elaboración, al construir el pasado dando cuenta en el presente de la historia que la constituye para de esta forma permitir la memoria. Por ello, la esperanza es una forma de la memoria. Esta última nos recuerda nuestros logros y fracasos, nuestros límites y posibilidades, nuestros sueños y realidades, nuestros deseos y fantasías. Es que recordar no es una actividad que nos lleve solamente al recuerdo fáctico, sino al recuerdo de las razones por las cuales esos valores no forman parte de nuestra cultura. Por ello la frase de Benjamin: “La historia es objeto de construcción cuyo marco no es el tiempo homogéneo y vacío, sino un ámbito lleno de ´tiempo actual´”. En este sentido es la actualidad de nuestro tiempo lo que hace necesario recordar: este es el propósito de los textos que presentamos.
Enrique Carpintero
Nota aclaratoria
En los diferentes trabajos el lector va a encontrar grafías diferentes para algunos nombres propios rusos. Los nombres propios se transliteran, es decir pasan del alfabeto cirílico a otro alfabeto, en este caso al castellano. Los autores de los textos tomaron diferentes bibliografías, las cuales responden a configuraciones fonemáticas que no coinciden. Por ejemplo, el psiquiatra ruso Osipov se lo puede encontrar también como Osipove.
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