Meditación integral. Кен Уилбер
despertar, las estructuras con los estados, la plenitud con la libertad y los medios hábiles con la sabiduría última. Este es el núcleo mismo del mindfulness integral.
Pero… ¿cómo puede ayudarme el mindfulness integral a ser más sano, feliz y productivo?
Aunque ya hemos hablado algo de esto, añadamos ahora que la teoría integral ha logrado desenterrar muchos de esos mapas ocultos (y permítame añadir que no se preocupe si no entiende muy bien lo que significan esos «mapas ocultos», porque lo ilustraremos con muchos ejemplos y de un modo que, se lo aseguro, lo dejará meridianamente claro) utilizando lo que se denomina una «metodología integral». El enfoque integral –un nombre quizás demasiado rimbombante para una idea muy sencilla– sostiene que casi cualquier disciplina humana –desde la ciencia hasta la moral, la literatura, la economía y la espiritualidad– encierra algún grado de verdad y tiene, por tanto, ideas «verdaderas pero parciales». Consideremos, por ejemplo, el caso de la literatura a la que a veces se compara con la ciencia y se dice que esta nos desvela verdades fundamentales, mientras que aquella tiene que ver con mundos imaginarios, mundos ficticios, mundos que no son reales. Pero… ¿significa eso acaso que la literatura no sea real? De ninguna manera, la literatura tiene que ver con el modo en que los seres humanos hacen interpretaciones; y recordemos que la interpretación es una verdad esencial de la condición humana que afecta incluso a la ciencia. La literatura, pues, no es algo exclusivamente imaginario, sino algo «verdadero pero parcial». Y lo mismo podríamos decir con respecto a las demás disciplinas que forman parte del quehacer humano. No se trata, por tanto, de determinar cuál de estos enfoques es verdadero, sino de descubrir cómo está organizado el mundo para que todos esos enfoques encierren algún aspecto de la verdad… porque «todo el mundo –dicho en otras palabras– tiene una parte de la verdad». La teoría integral no está interesada en saber quién está en lo cierto, sino en cómo dar sentido a todo esto. Recordemos que la palabra «integral» significa comprehensivo, inclusivo, abarcador y envolvente, es decir, que une cosas anteriormente separadas.
La teoría integral empezó recopilando todos los mapas que los seres humanos han creado a lo largo de la historia (desde los tiempos premodernos hasta los modernos y los postmodernos), colocándolos encima de la mesa y componiendo un mapa completo, un mapa global o supermapa que, utilizando cada mapa para llenar los huecos dejados por los demás, incluye los aspectos verdaderos, aunque parciales, de todos ellos. El resultado de ese intento es un mapa compuesto que contiene los elementos básicos de casi todos los mapas creados por los seres humanos en cualquier momento y lugar de la historia, no un mapa microscópicamente detallado (algo probablemente imposible), sino una visión panorámica, una imagen global que incluya los rasgos fundamentales y señale los aspectos básicos y las áreas del ser-humano-en-el-mundo.5 Nosotros llamamos OCON (acrónimo de «omnicuadrante, omninivel, omnilínea, omniestado y omnitipo») a este supermapa, a este mapa compuesto, a este mapa integral, y, créame, no tiene que aprenderse estos términos porque, cuando llegue el momento, los explicaremos detenidamente. El asunto es que la naturaleza inclusiva de este marco de referencia compuesto permitió a la teoría integral buscar mapas ocultos en casi cualquier dominio de la actividad humana, ya que casi todas ellas se vieron incluidas en este mapa de un modo que pone claramente de manifiesto sus deficiencias.
Explicaremos simple y llanamente este mapa compuesto a medida que avancemos y luego lo utilizaremos para detectar los mapas o marcos de referencia ocultos que rigen diferentes aspectos de nuestra vida. Basándonos en la versión sana de los mapas esbozados por el enfoque integral, le ayudaremos a identificar esos mapas ocultos y a prestarles una atención plena, para liberarnos de su presa y reemplazarlos por versiones más adecuadas, completas, inclusivas y sanas.
Existe un viejo dicho en informática que afirma «si entra basura, sale basura», lo que significa que, si introducimos información inexacta o pobremente diseñada en nuestro sistema (es decir, si introducimos basura), obtendremos resultados inexactos y pobremente diseñados (es decir, obtendremos basura). Así es como, de hecho, funcionan los mapas ocultos. Pues poco sentido tendrá lo que decimos si nuestra gramática está muy distorsionada. La mayoría de los idiomas, de hecho, tienen dialectos pobremente formados que se toman como prueba ipso facto de una educación deficiente o de pertenencia a una clase inferior (como ilustran, por ejemplo, las afirmaciones: «Me sa olvidao de trael.lo», «Que no haiga de disítelo más vese» o «Estas moscas se han llenao de pastel»). Los sistemas gramaticales de los mapas ocultos de muchas personas no están mucho más elaborados que esas frases y sus resultados dejan también, en consecuencia, mucho que desear. El mindfulness integral rescata estos mapas, los expone a la luz de la conciencia pura y los reemplaza con versiones mejor formadas y cuya influencia afecta a todos los dominios de nuestra vida. Así es como contribuyen a enriquecer y aumentar nuestra eficacia y productividad en todas las áreas de la vida.
Dos tipos de espiritualidad
¿Es mindfulness una práctica religiosa o espiritual y, en tal caso, de qué manera?
Tenemos que ser muy cuidadosos y avanzar, paso a paso, porque todo depende del modo en que utilicemos el término «espiritual» y el sentido que le demos. Así que todavía tenemos que discutir exactamente lo que entendemos por cosas como «religión» o «espiritualidad» (y a qué se refieren las personas que afirman ser «espirituales pero no religiosas»). De modo que, si usted es una de esas personas a las que sencillamente no les interesa la espiritualidad ni la religión (al menos, del modo en que actualmente se presentan), quizás encuentre interesantes estas definiciones. Porque quizás, en tal caso: 1) su noción de «espiritualidad» no sea la acepción «buena» de esta (es decir, la acepción que considera la espiritualidad como el camino que conduce directamente al despertar), y 2) también es muy probable que, una vez que descubra esta acepción, se interese por ella.
Empezaremos repitiendo que existen, al menos, dos formas muy diferentes de religión o espiritualidad y de lo que tratan de lograr. Los eruditos califican de narrativa a la primera, cuya forma más habitual es la «mítico-literal». La religión, desde esta perspectiva, consiste en una serie de historias, cuentos y relatos míticos que tratan de explicar la relación del universo y el ser humano con un ser Divino (y la serie de reglas o «leyes» que gobiernan el modo en que tiene que comportarse el ser humano para mantener una relación «correcta» con Dios). Este enfoque tiende a tomar esos relatos míticos como algo literal y absolutamente cierto (de ahí la denominación «mítico-literal») en los que suelen basarse las versiones fundamentalistas de las distintas religiones. El fundamentalista cristiano, por ejemplo, cree que Moisés separó realmente las aguas del mar Rojo; que, mediante el diluvio universal, Dios acabó literalmente con todos los seres humanos exceptuando la familia de Noé (que, por cierto, logró subir a su arca a una pareja de cada especie animal; ya sabe, un par de bacterias, un par de virus, y así hasta cerca de 180 000 especies de insectos diferentes… ¡espero que llevasen consigo un buen repelente!). Si usted cree en esa narrativa mítica –que suele incluir la afirmación de que un representante del ser divino es el salvador único de la humanidad–, acabará viviendo en la morada celestial y en presencia de ese ser divino por toda la eternidad, mientras que, si no cree en ella –es decir, si no acepta a ese salvador uno y único–, acabará ardiendo por los siglos de los siglos en el fuego del infierno (o se verá obligado a atravesar un número interminable de espantosas reencarnaciones). Ese es un tipo de religión centrada en las estructuras de conciencia, a menudo muy poco desarrolladas, que representan los estadios más rudimentarios e infantiles del desarrollo, con mapas correlativamente rudimentarios e infantiles (es decir, centrados en los estadios más tempranos del desarrollo de la línea espiritual).
El otro tipo de espiritualidad no es un sistema de creencias, sino una tecnología psicológica que apunta a la transformación de la conciencia. Esta espiritualidad aspira a cambiar el estado de conciencia valiéndose, para ello, de distintas prácticas meditativas y contemplativas destinadas a reorientar la conciencia hacia estados de conciencia nuevos y superiores, como la sensación directa de unidad con todo el universo, lo que los sufíes denominan «Identidad Suprema» (o, dicho en otras palabras, el Despertar puro). Estas prácticas incluyen mindfulness, que originalmente fue una práctica de meditación