Vivir ordenadamente. Julieta Diaco
objetivos o no seamos precisos a la hora de definirlos.
Antes solía creer que al momento de ordenar iba a necesitar previamente disponer de elementos para tal fin, por ejemplo, cajas, divisores, perchas, nuevos estantes, o más muebles. Sin embargo, todas esas cosas son temas cosméticos cuando pensamos realmente cuál es el valor que se quiere lograr al ordenar. Podemos utilizar todos los elementos que queramos, pero también podemos arreglarnos con lo que tenemos en casa.
Se dice que las personas organizadas son simplemente demasiado perezosas para poner orden todo el tiempo, por lo que prefieren aplicar el sentido de la organización en todo momento y, por consecuencia, viven en el orden sin mucho esfuerzo.
Sin poder visualizar qué estilo de vida queremos, no lograremos hacer efectivo ningún método. Basta con solo visualizar las metas que deseamos conseguir, hacer un plan de acción, perseguirlo y cumplirlo, pero fundamentalmente debemos convencernos de que lo que hacemos tiene sentido.
Según el método Konmari (Marie Kondo), lo primordial es el mindset, más que la técnica. Tener una mentalidad que acepte una nueva forma de hacer las cosas y que crea que uno puede ser ordenado es parte clave.
Para Simon Sinek, reconocido escritor y motivador inglés, lo importante no es tanto “qué” es lo que hacemos, sino “por qué” lo hacemos, antes de comprometernos con los esfuerzos involucrados. El paso posterior será el “cómo”. Cómo desaprender viejos hábitos para aprender nuevos.
6. ORGANIZACIÓN VS. ORDEN
“El orden es el más hermoso ornamento de una casa”.
—Pitágoras
Organizar no es lo mismo que ordenar, aunque sean compatibles y existan simultáneamente. Podemos estar ordenando toda la vida, pero si no estamos organizados, no servirá de nada. Una adecuada organización nos puede permitir dos cosas: ahorrar tiempo y ganar en eficiencia. Es un sistema para conseguir el resultado deseado.
La organización tiene el propósito de abrir espacio o camino a experiencias nuevas. Es un suceso especial. No se hace todos los días. Solo tenemos que establecer la metodología y decidir una vez dónde guardar las cosas. Una vez que nuestra casa está organizada, el proceso de ordenar nos llevará cada vez menos tiempo. Al organizar utilizamos nuestra creatividad en la búsqueda de soluciones y creamos sistemas que facilitan nuestro día a día.
Por su parte, ordenar es aplicar secuencias o patrones. El orden por sí mismo no es rentable. Es simplemente el acto de recorrer las cosas y ponerlas en su sitio. Como mucho establecer una jerarquía. Cuando organizo, decido “qué” poner “dónde”. Cuando ordeno, decido “cómo” poner “qué”.
El propósito de organizar también consiste en reducir la carga cognitiva sobre el cerebro. Se dice que nunca antes se le había pedido al ser humano que maneje tantos datos como en estos tiempos. Vivimos en la era de la sobrecarga de información y nuestro cerebro se satura porque tenemos una energía mental limitada. La mente consciente puede ocuparse de hasta tres cosas a la vez. Por lo tanto, para mejorar la efectividad debemos hacer un uso eficiente de nuestra energía.
Daniel Levitin, neurocientífico y psicólogo cognitivo, autor del libro The Organized Mind (La mente organizada) nos explica: “Estamos intentando internalizar más de lo que nuestro cerebro puede manejar. Las neuronas que se encargan de ayudarnos a tomar decisiones son células vivas con metabolismo, necesitan glucosa y oxígeno para funcionar y no distinguen entre tomar decisiones importantes y no importantes. Absorben casi la misma cantidad de energía y nutrientes para procesar decisiones triviales o importantes”.
La sobrecarga de información también conduce a algo que se llama “fatiga de decisión”. Si nos sobrecargamos nos bloqueamos. Es por eso por lo que Albert Einstein casi siempre es representado con un traje gris, Steve Jobs solía usar una polera negra y Mark Zuckerberg elige el color gris liso para sus remeras. Ellos no están o no estaban dispuestos a perder energía valiosa para tomar decisiones intrascendentes sobre su ropa.
David Allen, creador del método GTD® (Getting Things Done), hizo famosa la Regla de los Dos Minutos. ¿Cuál es el objetivo? No cargar con tiempos administrativos tareas que no lo merecen. Entonces, él propone que, si la próxima acción puede hacerse en dos minutos o menos, la hagamos en el momento, aunque no se trate de nada urgente ni prioritario. No tienen por qué ser exactamente dos minutos; pueden ser tres o cinco. Esto es importante porque hay actividades relacionadas únicamente con el orden que consumen recursos cognitivos y no aportan valor alguno a la organización ni, por lo tanto, a la efectividad.
En conclusión, la organización nos disciplina, el orden nos ahorra tiempo y esfuerzo. Debemos diseñar nuestros propios sistemas de organización que sean acordes con las personas que utilizan ese espacio, dando un paso por vez, evaluando todos los aspectos, empleando el sentido común y teniendo en cuenta las necesidades de todos. Para ello habrá que controlar tres aspectos fundamentales: la organización, el orden y la gestión del tiempo.
Lo importante es que el método de organización que elijan se adapte bien a sus necesidades y les haga la vida más fácil. Tengamos presente que no es necesario gastar una fortuna para poder organizar nuestro hogar o espacio de trabajo.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.