Relatos de vida. Facundo Quidam
¡Oh!, mujer,
corona de laureles
que nos lleva a emularnos
compitiendo hasta vencer.
Si hay una flor
bellamente espiritual
no reconocida
y difícil de cultivar
esa flor sin más pensar
es una flor de mujer
con la cual alguna vez
todo hombre ha de soñar./
Mujer maravilla
En los pétalos de una flor
la suavidad de tus labios,
en la soledad de la luna
el secreto de tus ojos,
en la oscuridad de la noche
el color de tus cabellos,
en la magnitud de la aurora
percibo lo bello de tu rostro,
en las melodías de Mozart
escucho la música de tus palabras,
en el vuelo de un pájaro
miro el andar de tu silueta,
el la profundidad del cielo
se refleja tu forma de mirar,
en las montañas de Cuyo
reconozco las curvas de tu cuerpo,
en el amor sincero
tu amor al mundo,
sin tapujos,
sin recreos./
Pensando en mi novia
Te elegí por tu sonrisa
dulzura y simpatía
y sin pedir tu libertad
te hice mía.
Te preferí por tu sinceridad
y siento tu presencia confiable y certera
irradiando bondad por doquier.
Tu dotes son:
tu mirada de mujer enamorada
tu ternura de mujer madura
tu silencio oportuno en las horas necesarias
tu optimismo hacia la vida
que me ayuda a vivirla
con significancia.
Tus pacientes advertencias
antes mis tozudas insistencias
en el error, el dolor y la indiferencia.
Te elegí por tantas cosas
pero por sobre todas
por tu voluntad de comprensión
y tu perseverante intención
de dar tu propio ser.
Por eso, por todo
por tu calidad y condición de mujer,
por eso te elegí
para compartir mis días.
De allí este holocausto mío
por conservarte mía, mi novia,
mi amante, mi amiga,
mi sensación de vida. /
Mujer total
Espíritu santo
que habitas en mi conciencia,
ayúdame a ver a una mujer
en su integridad humana
y no como un objeto sexual.
Haz que valore sus ojos
y que comprenda su cuerpo
no como un juguete de placer
sino como un instrumento
del espíritu.
Haz que me preocupe más
por su sonrisa, que por sus senos,
más por sus manos que por su cola.
Más por su simpatía que por su intelecto.
Más por sus sentimientos
que por sus piernas.
Más por sus palabras
que por sus labios.
Más por su amor
que por su sensualidad.
Porque al verla como mujer
la amaré como a mi madre
como a mi hija o mi esposa.
Al valorar la expresión de sus ojos
comprenderé el espíritu humano.
Al comprender su cuerpo,
creceré en sabiduría.
y le daré el lugar que corresponda,
a sus senos, sus labios
sus manos, sus piernas
disfrutándolos
en su máxima expresión
y verdadero significado.
Al ver su sonrisa sentiré mi alegría,
al entender sus manos
veré a una trabajadora.
Al escuchar sus palabras
estrechará su vibración mi corazón.
Al sentir su amor,
sabré que Dios habita
el cuerpo de esa mujer./
Capítulo II
RELATOS
DE DESENCUENTROS AMOROSOS
Impactante frustración en el intento
No pude aquella noche contigo,
mi mente me jugó una traición maquiavélica
y solo quiero sacarte de mi cabeza
cual estaca en mi corazón.
Frustrante fue la situación
de haber fracasado en el intento,
es como haber conseguido un premio
que no pude o supe disfrutar,
es un dolor interno, subjetivo y profundo.
Es un pensamiento que hiere mis sentimientos
es un recuerdo que entristece
mientras la idea permanece
en mi conciencia
derrumbando todos los pensamientos
del sentido común
por haber tenido lo mejor y
haber hecho lo peor.
Es un despropósito que no justifica
el perdón y la compasión.
Con un resultado que jaquea
mi paz interior y mi confianza.
eran tanto el deseo y la felicidad
que no parecían ser reales.