La noche de los asombros. Ramón López Reina
NOTA ACLARATORIA DEL AUTOR
Ruego me disculpen si algún lector o lectora se siente identificado con algún capítulo, hecho o caso determinado. Siempre he velado por la privacidad de las personas que protagonizan los artículos, es por ello que nunca se nombran ni se dan datos específicos. Salvo los que fueron de índole publica al ser divulgado en diferentes medios de comunicación.
A mis mayores y a los testigos del misterio por el conocimiento aportado.
A mis padres por su apoyo.
A Mónica por su cariño.
A Iker Jiménez y su programa
Cuarto Milenio por ser tan evocador.
Y a mi Hermana Rosa María por su ayuda y su inconmensurable amor a los libros.
AGRADECIMIENTOS
Al grupo de Facebook “Cosas Antequeranas que se han perdido con el paso del tiempo”, a todos sus respetables miembros y especialmente a Juan Campos Rodríguez y Manuel Rodríguez García por su labor de aportación al grupo y ponerme sobre la pista del misterio.
Introducción
Podríamos imaginarnos en el salón de una vieja y humilde casa de Antequera, ¿o por qué no?, cualquier pueblo que sintamos como nuestro. En una tarde noche fría y lluviosa de invierno, al calor de una mesa camilla y su brasero de cisco o picón sentados frente a una amable persona mayor que nos habla de relatos y vivencias en tiempos antiguos degustando un café. En esa entrañable velada no se enciende aquel televisor aún en blanco y negro, que poco menos servía de mero elemento decorativo. Tan solo se escuchaba el agua de lluvia caer por los canales y las ráfagas de viento pegando en los cristales de las ventanas que casi parece que se fueran a romper.
Aquel anciano o anciana nos brinda una paz especial al hablar y nos cautiva con la magia de sus palabras. En el transcurso de la noche podemos escuchar todas aquellas historias fantásticas, inverosímiles, que en nuestros días de plena era tecnológica ya no tienen razón de ser. Historias o leyendas que ya no se cuentan, que parece ser que a nadie interesan y, que por desgracia se pierden en la noche de los tiempos.
Esa es precisamente la esencia de este nuestro libro, estimado lector. Recuperar todos los relatos que pude oír de mis mayores y que con fundamento documental o no, con veracidad histórica o tratándose de simple tradición oral formaron parte del folklore y la vida de nuestros antepasados.
Podemos sumergirnos en la historia olvidada, en algunas supersticiones y supercherías que nadie recuerda, en extraños sucesos que se contaban al fuego de la hoguera, narraciones de fantasmas, aparecidos y hechos insólitos.
Todo por volver a ponernos en la piel de un niño al que le fascinaban estos relatos causándole no menos inquietud y miedo.
Quiero advertir que muchas de las narraciones no tienen base documental y que al ser fruto de la tradición oral, pudieran ser ciertas o no. Cada cual juzgue de la manera que crea oportuna. Siempre he intentado buscar algún fondo o fuente documental que avale la narración en sí, muchas veces sin conseguirlo, ya que mi investigación al caso no dio para más.
Todos los relatos, aunque no se produjeran en Antequera, sí que se contaban como si hubieran ocurrido en la localidad haciéndose eco en ella, de hecho es muy probable que se tomaran como nuestras narraciones pertenecientes a otros lugares de Andalucía y España. Así que no es raro encontrar hechos insólitos similares acaecidos en distintos lugares.
He puesto todo mi empeño e ilusión en este libro sobre todo para que no se pierda la memoria de la tradición, para que no se pierda todo aquello que no se quiere o no se sabe contar y que un día fue perdido en la memoria.
Bienvenido a este viaje a través del tiempo, ¡muchas gracias!
¡Qué fluya la energía!
Antiguos pozos, túneles y pasadizos ocultos
«… en la dicha çibdad ay algunas casas que tienen balcones e salidas sobre las calles publicas a cuya cabsa las fasen oscuras e paresçen mal para el ornato e bien publico desa dicha cibdad. Por ende… derribasedes los dichos balcones e salidas que salen sobre las dichas calles, e mandase qe se puedan tomar a justo preçio algunas casas pequennas… para ensanchar… desta manera la dicha çibdad será mas noblecida… que agora ende aquí adelante… non edifiquen en las calles publicas… pasadizos ni saledizos, corredores ni balcones, ni otros edificios algunos que salgan a la dicha calle fuera de la pared en que estuviese el tal edificio… por manera que las dichas calles principales queden esentas… de ningun pasadizo ni saledizo y esten alegres y limpias e claras e puedan entrar y entren por ellas el sol e claridad…».
(Doña Juana, reina, en Segovia a 27 de noviembre de 1515).
(Tomado de Francisco Alijo Hidalgo).
(Cortesía de Juan Campos Grupo de Facebook Cosas Antequeranas que se han perdido con el paso del tiempo).
Así se instaba al cabildo civil de la ciudad de Antequera a no utilizar ni construir pasadizos, para la salida hacia los arrabales, y adecentar el viejo recinto amurallado con motivo de ennoblecer la ciudad y darle amplitud. No me cabe la menor duda que al ser Antequera ciudad protegida por la alcazaba no existiesen vías de escape o subterfugios ocultos utilizados por las huestes militares en la misma. Así como también podríamos encontrarnos antiguos pasadizos entre edificios eclesiales o religiosos. Todos ellos ya destruidos o desparecidos en su mayoría.
Cierta vez expuse en el grupo de Facebook Cosas Antequeranas que se han perdido con el paso del tiempo tal tema y era muy curioso cómo la gente opinaba sobre los pasadizos ocultos de la ciudad según leyendas infundadas o no.
Pasemos a conocer según las creencias populares algunos de ellos, debo aclarar que tales afirmaciones pudieran no ser exactas o simplemente tratarse de una leyenda sin fundamento ni rigor histórico o veracidad:
Los pasadizos de la alcazaba
El pasadizo que comunicaba la alcazaba con la zona conocida como Fuente de la Mora. Donde se dice que por las noches una mujer árabe se aparecía cuan espectro para recoger agua de alguna fuente aledaña. Un túnel encontrado gracias a unas reformas en una vivienda de la calle Cuesta Infante, y que supuestamente llevaba a las murallas del castillo, obviamente fue tapado inmediatamente por el dueño. Se dice que se encontraron restos de diversa índole.
Se tiene constancia, al menos por la tradición oral de las gentes que viven desde mucho, de aquella zona de túneles ocultos comunicantes entre la alcazaba y barrio de san Juan, Cuevas de Jesús y barrio del Carmen.
Los pasadizos de conventos e iglesias
Alguna fuente comentó que existían pasadizos descubiertos tras las obras de calle el Plato —esquina Taza y Porterías— una vez que se hundió el terreno salió a la luz un embovedado que comunicaba la iglesia de la Trinidad hasta la iglesia de san Isidro, actualmente desaparecida y que se encontraba en la esquina de la calle Taza con Vega.
El pasadizo del palacio de los marqueses de la Peña hasta el convento de la Victoria
Una leyenda urbana que se comentaba entre los antiguos alumnos del colegio de los Carmelitas y que desataba la imaginación de los jóvenes al creer que pudieran haber sido utilizados por los religiosos para cualquier fin.
Un pasadizo que atravesaba la ya desaparecida capilla de la humildad, que fue construida por orden de los marqueses de la Peña que fueron los que sufragaron