Re-apasiónate. Betsy Reuss

Re-apasiónate - Betsy Reuss


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y las personas con las que estamos nos hacen también felices, nos apasionan.

      Espero que lo que encuentres aquí te ayude tanto como me ha ayudado a mí. Todo lo que te comparto es el trabajo que hice yo misma para encontrar lo que me apasiona y, sobre todo, para no permitir que se pierda el fuego en mis relaciones. Y ahora esta información está en tus manos… Re-apasiónate.

      Mucho de lo que nos han contado acerca de la pasión a veces se parece más a una leyenda antigua que a lo que nos sucede en la realidad.

      Historias de pasión

      Mucho tiempo pensé que no sentía pasión por nada en la vida. Veía a otras personas que, de un momento a otro, dejaban su trabajo, comodidades y hasta el lugar donde vivían por perseguir su verdadera pasión. Pero yo nunca he sentido ese impulso por dejarlo todo para perseguir algo. Tampoco siento que practicar lo que me gusta me haya cambiado la vida, como otras personas me cuentan en sus experiencias.

      Me costó mucho trabajo y autoanálisis encontrar cuáles eran mis pasiones. Y no porque no las tuviera en ese momento, sino porque tenía una idea equivocada de lo que era la pasión. Pensé que necesitaba ver fuegos pirotécnicos y que mi vida tenía que cambiar completamente para perseguir mis sueños. Pero poco a poco entendí que en mi caso no funcionaba así.

      Fue a mis quince años, cuando veía un programa de televisión en donde una sexóloga resolvía dudas, que supe lo que quería hacer con mi vida. Quería ser como ella, quería hablar sobre sexualidad en televisión y, a partir de ese momento, todo lo que he hecho ha sido con el fin de cumplir ese objetivo.

      Para mí no son fuegos pirotécnicos. O tal vez sí los sentí, pero de una manera sutil y no tan escandalosa. Lo único que sé es que después de eso no he vuelto a sentir nada parecido. En mi camino a cumplir con mi deseo de ser sexóloga, las cosas han ido pasando. Incluso podría decir que ni siquiera fui consciente de que hasta cambié el lugar donde vivía por estudiar sexología y trabajar en televisión.

      Entonces, ¿cómo estoy tan segura de que ser sexóloga es mi verdadera pasión? Pues porque desde ese momento no me pude imaginar haciendo otra cosa. He tenido muchas ofertas de trabajo que, de haberlas aceptado, me habrían llevado a otros lugares, como a trabajar fuera de la televisión o a seguir siendo conductora, pero de otros temas que no tenían que ver con sexualidad.

      También tengo que aceptar que muchas veces he pensado en dedicarme a otra cosa, porque llegar adonde estoy no ha sido fácil. He tenido que estirar el dinero que tenía ahorrado por varios meses en lo que llegaba otro programa de televisión en el que tuviera un sueldo. Pero el amor por lo que hago no ha dejado que me salga del camino, a pesar de todo.

      A veces la pasión se presenta así, sin tanta emoción, sin tantos cambios ni explosiones. Pero si pones atención, te empiezas a dar cuenta de que hay algo en tu vida que hace que despiertes con gusto y no te imaginas haciendo algo más o estando con alguien más.

      En las relaciones de pareja sucede lo mismo. Nos han vendido la idea de que tenemos que sentir fuego por alguien para saber que realmente nos gusta. Y quizá en muchos casos es así al principio: no puedes dejar de pensar en el otro, mueres de ganas de verlo en todo momento y, cuando están juntos, no pueden dejar de tocarse. En algunas parejas esa llama permanece por muchos años; en otras, va bajando con el tiempo; y, en muchas otras, como me pasó a mí con mi carrera, no es tan escandaloso lo que sientes, pero sabes que es con esa persona con la que quieres estar y no imaginas tu vida sin ella.

      La pasión se da de muchas maneras porque es diferente para cada persona. Lo que sí es importante es que identifiques qué es lo que te apasiona y si esa pasión necesita que la alimentes, que la hagas crecer o si, por el contrario, es tan intensa que necesitas aprender a dosificarla, encontrar otras cosas que te apasionen y buscar el equilibrio.

      Lo que nos han dicho de la pasión

      He visto muchas conferencias, videos en YouTube y en redes sociales y he leído libros sobre encontrar tu verdadera pasión. Pero muchos de ellos me dan la sensación de que todo lo que tengo en mi vida está mal porque todavía no encuentro la “pasión verdadera”.

      Hablando con muchos amigos sobre este tema, me he dado cuenta de que otros se sentían como yo: me decían que no tenían una pasión y se les notaba inconformes, incluso avergonzados. Cuando en todos lados nos dicen que hay que encontrar nuestra verdadera pasión, entonces algo debemos estar haciendo muy mal si no la tenemos, o bien algo importante debe hacernos mucha falta en nuestra vida.

      Pero cuando les contaba a mis amigos mi experiencia, que no siempre fue intensa y que no cambié mi vida radicalmente al encontrar mi pasión, me decían que entonces eso no era pasión. En otras palabras, nos han metido tanto en la cabeza una específica forma de vivirla que creemos que todas las demás no son reales.

      Y ni hablar de la pasión en pareja. Es todavía peor, porque empezamos a hacer que nuestras relaciones dependan de esa pasión y, en el momento en que baja, entonces la relación “ya no funciona”.

      En todos lados nos dicen que hay que encontrar nuestra verdadera pasión.

      Tanto queremos sentir esa llama intensa todo el tiempo, ese deseo por él o por ella que cuando tenemos relaciones sexuales esperamos que en lugar de orgasmos empecemos a ver fuegos pirotécnicos estallando en la habitación. Y, además, que todo suceda sin ningún esfuerzo, porque creemos que la pasión tiene que explotar sola.

      Muchas veces las relaciones comienzan de esa forma y, en muchas otras, esa pasión al inicio ni siquiera se siente tan intensa. Pero con el tiempo esa llama empieza a perder fuerza y esto no quiere decir que nuestra relación ya no funcione o que estemos condenados a una vida sin pasión. Simplemente tenemos que aprender a recuperarla y a aceptar la forma en que la sentimos.

      Por eso resulta tan difícil dar una definición clara sobre pasión, porque cada persona la siente diferente. Y me parece que haber intentado dar definiciones tan específicas es lo que nos ha confundido. Nos dicen que la pasión es de una forma y, entonces, la que sentimos nosotros, que tal vez es diferente, queda invalidada.

      A lo largo de tu lectura te daré diferentes ejemplos de la manera en que algunas personas sienten la pasión. Puede ser que te identifiques con alguna o puede ser que ninguna de ellas se parezca a tu forma de sentirla, pero de eso se trata. Cada uno la siente distinto y, por lo tanto, cada uno posee su propia definición.

      De todas maneras, me parece importante contarte lo que yo pienso que es la pasión para que puedas entender a qué me refiero: la pasión es la energía que te mueve. Esa energía se podrá presentar de maneras diferentes, a veces constante, a veces intermitente, a veces muy intensa o a veces muy suave. Pero no importa cómo la sientas, te darás cuenta de que lo es porque te da la motivación necesaria para volver a sentir fuego por tu pareja, para levantarte de tu cama e ir al trabajo o para gritar gol con tanta emoción durante un partido.

      La pasión es la energía que te mueve.

      Podrás estar pensando: “A mí no me apasiona mi trabajo, pero igual me levanto con motivación y energía”. Y está muy bien. Tal vez no es tu trabajo esa energía que te impulsa a levantarte, pero seguro sí tu familia, la idea de tener una mejor vida, viajar, etc.

      La pasión sube y baja

      Vayamos ahora a las relaciones de pareja. Aunque seguramente te frustre un poco porque no sabes cómo aumentarla, lo primero que quiero decirte es que no te asustes si la pasión con tu pareja ha disminuido. También es posible que por esa baja se hayan originado problemas en otras áreas y que por eso se hayan separado también en lo sexual. Pero no te preocupes, es normal. La pasión no permanece siempre en el mismo nivel.

      Imagínate


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