¿Quién hace la cama?. Viola Edward
es importante para la autoestima, y para potenciarla tienes que mirar hacia adentro, entender tu personalidad y liberar traumas, además de desarrollar armonía con tu imagen externa. Así es la visión holística. Cuando tu estilo exterior resalta tus cualidades naturales y representa tu personalidad, se nutre poderosamente tu presencia holística en la intimidad de las relaciones.
Somos criaturas de cuerpo, emoción, mente, espíritu y significado. Atender a todos estos aspectos de nuestra existencia es lo que crea equilibrio en nuestra vida.
Para sentirte bien contigo mismo, seguro, cómodo y satisfecho con tu cuerpo y tu apariencia, encuentra un estilo con colores y prendas que te favorezcan. La ayuda de un asesor de estilo puede contribuir a que te veas y te sientas estupendo. Él sabrá que colores y formas te benefician, y elegirá artículos que potenciarán tu estilo y personalidad, y complementarán lo que ya eres.
Dejarás de adquirir ropa que rara vez usas; tu vestuario disminuirá, pero será mucho más efectivo y sostenible. Hay estudios que muestran que usamos un pequeño porcentaje de nuestro armario durante el 85 % del tiempo, lo que significa que posemos mucho más de lo que necesitamos o que compramos prendas que en el fondo no nos gustan. Un vestuario particular puede verse fantástico en un maniquí, pero no necesariamente sobre tu cuerpo. Un vestuario inadecuado puede hacer que parezcas mayor, descolorido o fuera de lugar, por lo que tendrás que esforzarte más para mostrar quién eres en realidad.
Si entendemos qué es el color, sabremos por qué con ciertos colores nos vemos bien y con otros no. El color es el efecto visual de las diferentes frecuencias de la luz. La luz monocromática es de una frecuencia particular, mientras que la luz blanca es la mezcla de todas las frecuencias. Un ejemplo de esto es el arco iris que se crea sobre las gotas de lluvia por la luz del sol, que se refracta al atravesar el agua y se separa en diferentes frecuencias.
Al observar distintos colores, percibimos los diferentes niveles de energía de la luz. Cuando nos miramos los unos a los otros, percibimos los colores del rostro, los ojos y el cabello, y la energía de luz que transmiten. Tenemos un tono de piel y un color de ojos únicos, por lo que algunos colores estarán en armonía con nosotros y nos harán lucir genial; mientras que otros tendrán el efecto opuesto. La combinación de colores adecuada es aquella cuya frecuencia de luz está en armonía con nuestros ojos, cabello y la pigmentación natural de nuestra piel. El color de la ropa que llevas llega a los demás como energía reflejada de la luz.
Un vestuario idóneo mejora tu aspecto y se convierte en parte de ti; te otorga una apariencia saludable y vibrante, porque favorece tu silueta (sea cual sea) y destaca los rasgos positivos de tu personalidad; con lo que potencias tu yo más auténtico y logras una comunicación más eficiente. También transformas positivamente la manera con la que tú mismo te percibes. Así, emanas una energía de seguridad que también ayuda a transformar la forma con que los demás te perciben. Por ejemplo, según un estudio, el color azul sugiere conocimiento, poder, integridad y seriedad; además de evocar una sensación de calma y estimular la creatividad.
Con frecuencia, los colores oscuros se asocian a autoridad, y por ello muchas mujeres visten de negro en reuniones de negocios, porque sienten que la uniformidad del traje minimizará la dispersión de los participantes (además de la creencia popular de que el negro adelgaza); pero el negro no favorece a todo el mundo, en ocasiones puede envejecerte y hacerte pasar inadvertido. Para resaltar tu presencia, alinea el color de tu cabello, de los complementos (joyas, pañuelos, corbatas…) y de tus gafas, si es que llevas. Toma en cuenta también tu postura y la forma con que sostienes tu cuerpo; independientemente de la edad y el peso, la belleza siempre está presente. Seguro que encuentras el equilibrio para trasmitir autoestima y armonía.
Puedes destacar y mostrar tu personalidad sin necesidad de vestirte alineado con las personas que te rodean. De hecho, disfrazar tu autenticidad puede llevarte a parecer distante, severo o inaccesible.
Tener un fondo de armario pequeño es liberador, porque cuando todo lo que tienes te sienta bien, tener menos se vuelve más útil. Comprar y vestirse de forma inteligente se convierte en algo divertido y nada estresante. Te gustarás y la gente se fijará en ti por los motivos correctos. Desarrollarás la confianza necesaria para construir los cimientos de la intimidad que buscas en la relación amorosa.
Abracemos nuestra mejor apariencia. La imagen y el vestuario marcan las primeras impresiones. Vestirse seductoramente es un arte y una habilidad que todos podemos aprender. Si sabemos vestirnos de manera cómoda e inteligente, nos sentiremos positivos y llenos de vitalidad, mientras que sentirnos desaliñados nos desanima y altera nuestro estado de ánimo. La imagen es parte esencial de la personalidad, tan importante como ser limpios y ordenados.
Si sientes la necesidad de mejorar aspectos de tu vida, de tu personalidad o de tu apariencia, hazlo. Combina tiempo, espacio y energía para conseguirlo; porque cuanto más abrazas tu verdadero yo, más conectas contigo mismo y con los demás.
Amor y comportamiento
Lo que percibes y te atrae de tu pareja es mucho más que pasión y deseo físico, por eso la amas. Dar amor te otorga una maravillosa sensación de plenitud sin esperar nada a cambio. Amar y sentirte amado es un alimento recíproco para los espíritus de ambos. La alegría y la felicidad aumentan con la atención incondicional, y la intimidad florece cuando dejas caer tus defensas y, sin nada que ocultar, te muestras tal cual eres. Darle amor te llena de placer, y su alegría y su satisfacción son una de tus prioridades. Pero nunca lo hagas a costa de ti mismo. Si elegimos amarnos y amar al otro, ha de ser para ayudarnos a crecer y a construir la autoconfianza necesaria para ser quienes somos.
Si te enfocas en entregar amor, crecerá con fuerza en los momentos de intimidad, y la pasión y el deseo surgirán del compromiso generoso de proporcionar placer al otro. Esta es la «creación» del amor. Por el contrario, si te enfocas en lo que te decepciona o te desagrada de tu pareja, esas características crecerán y tomarán una importancia desproporcionada en tu mente.
No hay en esto una idea subyacente de intentar cambiar la forma de ser del otro. Debes asumir tu responsabilidad. La voluntad de cambio viene de adentro. Quejándote y regañando no conseguirás que tu pareja cambie sus patrones negativos de comportamiento. Más bien, ocúpate de desarrollar amor hacia ti mismo y tomar consciencia de tus necesidades y de tus patrones negativos; trabaja para entender de dónde vienen y déjalos ir. Asume la responsabilidad de transformar tus propios patrones de conducta. Si tú consigues modelar tu comportamiento, podrás ayudar a tu pareja a tomar consciencia de sus hábitos y, entre los dos, lograr desarrollar comportamientos más positivos.
Si cada miembro de la pareja asume sus responsabilidades en lo que respecta a sí mismo y su contribución en los conflictos y desacuerdos, contribuiréis al crecimiento y a la armonía íntima de una relación consciente.
Pedir ayuda
En cierto modo, todos estamos involucrados en alguna forma de relación. Habrá quien busque una nueva relación amorosa, quien trabaje para mejorar una ya existente y quien esté decidiendo entre permanecer en una o dejarla ir. Y habrá otros que estén tratando de salir de su relación, superando la última ruptura o abriéndose hacia un nuevo idilio.
En todos estos casos se puede consultar un psicoterapeuta o un coach especializado en relaciones de pareja para trabajar juntos en el proceso, os ayudará a estar centrados y ser más justos y eficientes. Con ello, a menudo se logra que el proceso sea simple, corto y menos doloroso.
Poseer lo que siempre ha sido mío
¿Qué sería aceptar el cruce de nuestros caminos?
Un incidente normal en un día cualquiera de esta tierra mágica.
Respirar naturalmente sin otro anhelo,
simplemente consciente y sin expectativas.
Empapados en la claridad de la felicidad,
sintiéndonos atraídos hacia situaciones que generan dicha.
La elección, inevitablemente, me deja vulnerable, indefenso,
agradecido y presto para este tipo de encuentros.
Porque