Lecciones de natación. Lili Reinhart
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Para Nana, a quien siempre
le gustó mi voz.
Introducción
Pienso que leemos poesía para comulgar con el mundo.
Vemos nuestras vidas a través de las palabras de un poeta cuando somos incapaces de expresarnos por nosotros mismos.
Empecé a leer poesía como forma de consuelo durante periodos de depresión. Descubrir versos que reflejaban análogamente los pensamientos que rondaban en mi cabeza, me transmitió tranquilidad en un momento en el que me sentía profundamente incomprendida.
Es difícil imaginar que alguien ahí afuera pueda sentir las mismas cosas que tú, con la intensidad que tú las sientes. Ahí reside la belleza y la sorpresa de la poesía.
Una vez que descubres que alguien entiende tus sentimientos, entonces ya no vuelves a estar solo.
Hace cosa de un año decidí que quería compartir mi propio poemario con la esperanza de que pudiera traer consuelo a quien lo estuviera buscando.
La inspiración de esta colección proviene de experiencias personales, así como de vivencias que no son mías. La emoción se puede explorar y sentir a través de la construcción de una historia, y algunos de estos poemas fueron creados a partir de empatía por aquellos que me rodean.
Cada uno de nosotros lleva vidas muy diferentes y, sin embargo, todos nosotros podemos identificarnos con los sentimientos fundamentales de felicidad y dolor.
Espero que tú, lector, puedas verte reflejado en mis palabras.
Parece que no puedo escribir
palabras perfectas
o hacerlas fluir como
debieran.
No suenan
particularmente profundas.
No puedo pintarte
imágenes hermosas
o mezclar los colores como
lo hacen otros artistas.
Mis acuarelas no
sangran bellamente.
Pero puedo decir te amo
en tantos idiomas
como lo necesites.
Puedo tener fluidez
en amarte.
Ha pasado una temporada desde que tuve un
momento para echarte de menos,
y llorar.
Esta cálida brisa de verano
en mi balcón me recuerda a
Cape Cod,
y tus bañadores de flores.
Cómo nunca usaste protector solar pero
siempre nos dijiste que debíamos hacerlo.
Incluso en esta ruidosa ciudad,
existen momentos de silencio donde tu
espíritu está presente.
Y siento como si estuvieras sentada
a mi lado en la playa otra vez.
Así que esperaré a que se ponga el sol
antes de volver a entrar.
Por ahora, podemos sentarnos a escuchar
el rumor del océano.
“Te amo, cariño”, fueron las últimas palabras
que me dijiste.
Y aunque no las tengo grabadas,
y aunque olvidé guardar tus mensajes,
nunca olvidaré el sonido de tu voz.
Te veo en cada flor y en cada colibrí
que me rodean.
Me gustaría pensar que es tu espíritu, saludándome.
Aquí estás, siempre.
Te extraño.
Yo también te amo.
Así es como sé
lo mucho que te amo.
Cada vez que veo algo
hermoso, quiero
que tú también lo veas.
Parece que soy tu nueva
novela favorita.
Una que te mantiene despierto
por la noche,
pasando mis páginas.
Tus dedos me acarician, a mí se aferran
para que no te sientas
perder el hilo.
podrías pensar que el
sonido de esta playa
provoca una sensación de déjà vu,
pero no es así.
tal vez porque se trata de un
océano diferente al que
solíamos visitar.
tal vez porque es noviembre
y sólo conozco el Atlántico
en verano.
oigo las cosas de forma diferente
en estos días.
las olas suenan más
solitarias que tranquilas.
me gustaría pensar que
si estuvieras aquí,
el sol brillaría
a través de la niebla
con más luz
que ahora.
Me encuentro extrañándote
antes incluso de que te hayas ido,
Sabiendo que existe un espacio
sin ti a mi lado.
Un lugar donde nunca quiero
sentirme demasiado cómoda.