El caballero escocés. Miranda Bouzo
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.
www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47
Editado por Harlequin Ibérica.
Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
© 2021 Silvia Fernández Barranco
© 2021 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
El caballero escocés, n.º 288 - febrero 2021
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
® Harlequin, HQÑ y logotipo Harlequin son marcas registradas propiedad de Harlequin Enterprises Limited.
® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.
Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.
Imágenes de cubierta utilizadas con permiso de Dreamstime.com.
I.S.B.N.: 978-84-1348-905-6
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Capítulo 1
Año 1588. Costas de Irlanda e Inglaterra
Alistair Murray, como se hacía llamar ahora, creía haber visto lo más cruel de la guerra. Nada, absolutamente nada, era comparable al infinito mar teñido de sangre y fuego que se extendía ante sus ojos. Gritos sobrecogedores, hombres arrojándose al agua para no morir calcinados a los que al final el mar tragaba y estampaba contra los cascos de las naves. Por primera vez en años elevó su mirada al cielo gris. El viento agitaba por encima de su cabeza la espuma de las olas a la espera de que, quizá, las nubes se abrieran