Un viaje sin viajero: relato de extranjeras en Calcuta. Lorena Botero Carvajal
1.5 En busca de las reglas del relato
1.5.1 El Durgá Puyá en el relato de Anabel Reina
Segunda parte
I. El relato: experiencia de extranjeras Choco Krispis en Banglanatak
II Sintiendo el tedio
III Descubriendo un nuevo universo
IV Banglanatak
V Creencias
VI Sobre mi hogar y otros demonios
VII El trabajo
VIII Perseguida
IX Cristina y Noriko
X Samuel
XI Los trenes
XII Timo
XIII El Himalaya y Durgá Puyá
XIV Saptarshi
XV El amor como escape
XVI Creyente
XVII De partida
XVIII Ansiedad
Bibliografía
Notas al pie
figuras
Figura 1. Proceso de construcción del relato en la perspectiva de la investigación cualitativa
Figura 2: Enfoque biográfico narrativo
Figura 3. Uso de estrategias de la etnografía
Figura 4. Versiones de Durgá
Figura 5. Prácticas en el rio Ganges
Figura 6. Adoraciones a Durgá
Figura 7. Primeras impresiones
Figura 8. Los alrededores de mi casa
Figura 9. Impresiones de calle
Figura 10. Mi vereda
Figura 11. Carrozas
Figura 12. Rasgos de calle
Figura 13. Rickshaw
Figura 14. Aspectos de creencias religiosas
Figura 15. Tráfico
Figura 16. Aspectos de la escuela
Figura 17. Tuhin Kamar
Figura 18. Contexto urbano
Figura 19. Prendas
Figura 20. Presentaciones en escuelas públicas
Figura 21. Campaña cambio climático
Figura 22. Intervención en sector rural
Figura 23. Limpieza
Figura 24. Sin cuchara
Figura 25. Trenes
Figura 26. Durgá Puyá
Figura 27. Acariciando el Himalaya
Figura 28. Vestigios de calle
Figura 29. Pinceladas de la travesía
Figura 30. Otros rostros
Figura 31. Matrimonio
Figura 32. Mis desayunos callejeros
Figura 33. Legados de proyectos
Figura 34. Rajastán: Jaipur, Jaisalmer y Jodhpur
Figura 35. Taj Mahal, Agra, Uttar Pradesh y el desierto dorado
Agradecimientos
• I •
Esta publicación es el resultado del apoyo institucional de la Universidad Autónoma de Occidente, en especial, nuestro agradecimiento a la doctora Magdalena Urhan (Q.E.P.D. 2018) por su comprensión al acoger y haber hecho viable esta iniciativa, alentando horizontes de oportunidad para apostarle a lo aparentemente “no útil”. Su visión y amplia hospitalidad para forjar caminos, más allá de las “presiones” y afanes utilitaristas que atrapan el diario vivir de las organizaciones, en el engranaje del sistema universitario; se convirtió en el aliciente para embarcarnos en esta ruta de aprendizajes. También apoyaron este proceso las siguientes personas; Delly Johanna Bueno, Karen Tatiana Ledezma Aguirre, Lina Marcela Caicedo, Adriana Anacona y María Eugenia de Jesús Sánchez Jiménez. Diego Fernando Otero, quien con su ilustración para la carátula supo interpretar a través de una metáfora gráfica los avatares del viaje sin viajeros. A todas ellas nuestra gratitud.
• II •
Agradecer a las personas que de alguna u otra forma estuvieron involucrados con este proyecto desde sus inicios. Gracias a Alex Sterling, por su trabajo de edición. Gracias por sus ideas y sugerencias. De modo similar, agradezco a quienes “me leyeron” por medio de esbozos de versiones preliminares: Clara Palacio, Álvaro Martínez, Elizabeth Carvajal y Álvaro Botero. Los últimos, mis padres a quienes les agradezco tantos sacrificios y esfuerzos incansables por darme siempre lo mejor. Gracias a mi tía Brenda por contribuir a hacer de mi viaje a India, una realidad. Maira Martelo, por ser mi bastón en momentos de debilidad. Gracias por aconsejarme durante mi experiencia en Calcuta. Agradecimientos a Mauro Montoya por siempre apoyar esta idea y ser testigo directo de mis frustraciones en el camino. Agradezco su compañía y la de su familia mientras escribía retazos de Anabel.
Finalmente, gracias a Orlando Puente, co-autor del libro, por su fe intacta en volver la experiencia de Anabel Reina, una publicación valiosa con miras a proyectar su uso en aulas universitarias. El haber elevado la idea de una vivencia en este lejano país hasta viabilizar y convertirla en un proyecto editorial; ha sido él quien ante la exaltación de una inquietud inicial de mi paso por Calcuta me animó a desalojar el estado de indignación de un desafortunado episodio vivido, contribuyendo a encausarlo en un ejercicio reflexivo de escritura, sin perder de vista el carácter controversial, para recuperar y colmar de tonalidades los aprendizajes de la experiencia del viaje. Agradecer, su empeño permanente en los ires y venires del proceso y posibilitar el intercambio de saberes e ideas que labraron este andar; que aunque largo y dispendioso, estuvo acompañado de matices, enseñanzas y “luces en el camino”.
A modo de prólogo
Un viaje sin viajero es, además de un trabajo de investigación social consciente y meticulosamente realizado por Lorena Botero —protagonista de la experiencia— y Orlando Puente —docente, director académico del proyecto y su publicación—, el fragmentado relato reconstruido