Tratado general de fútbol. Jorge Castelo
positiva de la acción ofensiva a través de acciones individuales que soportan la fase de finalización (desmarque-remate) con el objetivo de obtener el gol. Perseguir continuamente este objetivo venciendo la resistencia organizada del adversario supone la tarea más importante de todos los jugadores de los dos equipos y se debe tratar de cumplir con la mayor frecuencia posible.
• Mantenimiento de la posesión del balón
La concreción de este objetivo significa evitar el riesgo irracional presente en algunos jugadores que, en diferentes circunstancias del juego, pierden de forma irresponsable la posesión del balón, cuestionando con ello todo el esfuerzo colectivo que determinó su recuperación, así como todos los procedimientos de carácter ofensivo ejecutados hasta ese momento. «Si las acciones individuales o las circulaciones tácticas utilizadas en la construcción y creación de situaciones de finalización no se concretan, se recomienda que se reinicien y no se transformen en una lotería.» (Teodorescu, 1984.) En función de un conjunto de circunstancias inherentes al propio juego, independientemente de la dimensión estratégica y de las tácticas del equipo para ese partido, la resolución de los diferentes contextos situacionales debe prever la imposibilidad temporal de progresar o de atacar la portería adversaria en condiciones que posibiliten un éxito mínimo de las acciones técnicas y tácticas de los jugadores. En este sentido, habiendo o no percibido esas condiciones mínimas, los jugadores deben mantener la posesión del balón con el objetivo de temporizar el proceso ofensivo hasta que esas condiciones existan. Por ello, la maximización de este objetivo presupone:
1. La necesidad de resolver los diferentes contextos situacionales evaluándolos en función del binomio riesgo/seguridad. En este caso, el jugador en posesión del balón tendrá que percibir y evaluar pronosticando de forma realista cuándo hay ventajas e inconvenientes para los objetivos tácticos de su equipo y para la ejecución de este o de aquel comportamiento. Por esto, dentro de un amplio abanico de opciones, es preferible una acción técnicotáctica «de más» antes que otra que entregue el balón al adversario. Una determinada acción técnico-táctica puede no constituir la solución más adecuada para una situación dada del juego, pero permite al equipo mantener la posesión del balón, que es siempre un aspecto positivo.
2. Sentido táctico de los jugadores de que en ciertas situaciones de juego tienen que romper el ritmo de juego del adversario imprimiendo otro más conveniente a su propio equipo o creando una falsa noción de ritmo que proporcione una acentuación de la iniciativa del ataque.
3. Mantenimiento de la iniciativa del juego con el objeto de sorprender a los adversarios y cansarles físicamente obligándoles a jugar bajo una gran presión psicológica y, por último, creando condiciones para que se establezca una crisis de raciocinio táctico.
VENTAJAS-INCONVENIENTES
La iniciativa y la sorpresa creadas por las acciones ofensivas, cuyo riesgo puede terminar en la concreción del gol, constituyen las grandes ventajas del ataque, que se derivan del proceso ofensivo, donde se utiliza mayor movilidad por parte de los jugadores (pudiendo rodear y envolver) en relación con las posiciones más o menos fijas y concentradas de los defensas. En contrapartida, el inconveniente del proceso ofensivo lo constituyen las dificultades presentadas por la ejecución de las acciones técnico-tácticas específicas con el balón que sugieren la necesidad de su protección y conservación contra las acciones agresivas del marcaje de los adversarios.
ETAPAS
Antes de analizar individualmente las diferentes etapas del proceso ofensivo es importante resaltar estos dos aspectos fundamentales:
1. El proceso ofensivo se inicia antes de la recuperación de la posesión del balón. En este sentido, los jugadores que no intervienen directamente en la fase defensiva de su equipo deben prepararse mentalmente para la acción ofensiva en la búsqueda de espacios libres que puedan emplearse para el desarrollo del ataque y obligar a sus adversarios directos a preocuparse más por la defensa de su propia portería que por el ataque a la contraria.
2. Durante el proceso ofensivo. Independientemente de la etapa ofensiva de este proceso y del nivel organizacional del sistema defensivo adversario, dos aspectos asumen fundamental importancia:
A. Los desplazamientos de los jugadores sin balón, cuya intención táctica es la de crear las situaciones que contribuyen constantemente a proporcionar el mejor apoyo al compañero que posee el balón aumentado las posibilidades de resolución de la situación táctica con el máximo de eficacia y la creación de desequilibrios puntuales y temporales en la organización defensiva adversaria.
B. Los jugadores que poseen el balón, que deberán tener visión, lectura y análisis correctos de las situaciones tácticas del juego para jugar rápidamente buscado aprovechar los movimientos de los compañeros mejor colocados, es decir, en los espacios más peligrosos para el equipo adversario, y asegurar la posesión del balón esperando el momento más favorable para la solución táctica escogiendo, decidiendo y ejecutando la acción técnico-táctica más apropiada (y no la más fácil).
En un análisis estructural del juego del fútbol podemos establecer tres etapas fundamentales en el proceso ofensivo: la construcción, la creación y la finalización.
• La construcción del proceso ofensivo
Busca asegurar, en un último análisis, el desplazamiento del balón de la zona y la recuperación hacia las áreas vitales del terreno de juego. Esta etapa presenta las siguientes características esenciales:
1. Es la fase del ataque más fácil y frecuentemente observable y utiliza igualmente el mayor tiempo para su concreción.
2. Consta de circulaciones, combinaciones y acciones tácticas individuales y colectivas que buscan la progresión del balón hacia las zonas propicias para la finalización.
3. La circulación del balón por los diferentes jugadores se realiza de forma continua, fluida y eficaz, evitando al máximo su interrupción (pérdida de la posesión del balón).
4. Se busca crear continua o puntualmente situaciones de inestabilidad y consecuentemente desequilibrios en la organización defensiva adversaria.
• La creación de situaciones de finalización
Es la etapa del proceso ofensivo que busca fundamentalmente asegurar en las zonas predominantes de finalización los presupuestos más ventajosos para la concreción inmediata del objetivo del juego. Esta etapa presenta las siguientes características esenciales:
1. Se culminan las combinaciones «más ricas» desde el punto de vista táctico (binomio espacio-tiempo) porque sólo así es posible provocar las rupturas necesarias para implementar la siguiente fase, de finalización.
2. Se concentra en un espacio de juego donde se encuentran un gran número de jugadores, esencialmente con actitud defensiva, y que requiere por parte de los atacantes mayores riesgo y eficacia en la ejecución de las acciones técnico-tácticas individuales y colectivas con el objetivo de desorganizar el proceso defensivo en determinados espacios vitales del juego y ángulos de la portería.
3. Es fundamental que se observen acciones que exijan gran movilidad y flexibilidad de la organización en el ataque del equipo para crear, explorar y ocupar los espacios vitales de juego.
4. Se buscan y provocan situaciones de juego que llevan a los defensas a fallar y a cometer infracciones de las reglas del juego. En función de su gravedad, existe siempre la posibilidad