Tratado general de fútbol. Jorge Castelo
ejecutar el remate.
4. Rematar raso y fuera del alcance del portero. Las acciones técnico-tácticas de remate más eficaces son normalmente las que se dirigen hacia el poste más alejado de la posición del portero, es decir, fuera del alcance del mismo. De ahí la necesidad de seleccionar el área de la portería más vulnerable y rematar con una trayectoria rasa con el objetivo de forzar al portero a que se mueva de su posición de base para defender el balón.
5. Crear el espacio para rematar. Las aglomeraciones de jugadores en las inmediaciones de la portería son frecuentes y no facilitan, en estas circunstancias, la ejecución del remate. De hecho, los atacantes deben ejecutar desplazamientos ofensivos de ruptura para desorganizar y «arrastrar» a los defensas hacia otras posiciones menos eficaces, y, de esta manera, crear el espacio suficiente al compañero que posee el balón para que pueda tener tiempo y espacio para rematar.
6. Desplazarse inmediatamente después del remate. Muchos goles se consiguen debido a las paradas incompletas de los porteros, quienes, al intentar evitar que el balón entre en su portería, lo desvían hacia un espacio frontal del juego, exponiéndose fácilmente a un nuevo remate (menor distancia, mejor ángulo y menor organización defensiva).
7. Existen tres situaciones en las cuales los jugadores no deben rematar: cuando el adversario está tan cerca que bloqueará la trayectoria del balón, cuando la distancia es tan grande que el porcentaje de éxito resulta inaceptable y cuando el ángulo de remate es muy reducido.
• La técnica del portero
Entendemos por «técnica del portero» todas las acciones técnico-tácticas específicas ejecutadas durante el proceso ofensivo de su equipo.
Las acciones de los porteros comprenden técnicas que buscan fundamentalmente el reinicio del ataque de su equipo.
El comportamiento técnico-táctico del portero se beneficia de un estatus especial, ya que puede utilizar todas las partes de su cuerpo (siempre que se halle dentro del área grande) y, especialmente, por la posibilidad de intervenir con las manos. Se concreta de esta forma una mejor protección y conservación del balón, y también destaca que no debe ser nunca presionado en sus acciones por los adversarios. En este sentido, el portero expresa su influencia directa sobre el ataque de dos maneras, que en términos pragmáticos se concretan en el reinicio del juego o en el desarrollo del proceso ofensivo. Además, se evidencia que en algunos momentos del juego los porteros (que encierran algunas particularidades especiales, como la envergadura, la capacidad de salto, etc.) «suben» en el terreno de juego y participan en las situaciones de balón parado (en especial en las que son ejecutadas cerca de la portería adversaria, como saques de esquina, saques libres, etc.) buscando finalizar la acción ofensiva de su equipo. Finalmente, a partir de su posición de base, el portero puede observar todo el espacio de juego y, en relación con las circunstancias del partido, aumentar o disminuir el ritmo específico del mismo mediante el reinicio o el desarrollo (rápido o lento) con pases (largos o cortos) hacia zonas o compañeros que le puedan dar mejor continuidad al proceso ofensivo.
LAS ACCIONES INDIVIDUALES DEFENSIVAS
• La entrada
Entendemos por «entrada» la acción técnico-táctica efectuada por el defensa buscando interferir sobre el balón y respetando las reglas del juego en la lucha directa con el atacante que posee el balón.
La acción técnico-táctica de la entrada busca fundamentalmente la recuperación de la posesión del balón o la temporización del proceso ofensivo del adversario interceptando momentáneamente el balón.
Existen dos formas fundamentales de entrada:
1. Frontal. Es la situación en la que el defensa bloquea la trayectoria del atacante que posee el balón en la lucha por su conquista. En casos extremos esta acción puede ser ejecutada con caída al suelo.
2. Lateral. En la imposibilidad de bloquear de frente al atacante que posee el balón en su trayectoria, el defensa podrá buscar entrarle lateralmente, utilizando para eso dos tipos de ejecución técnica en función de la situación del juego: desplazándose un poco y colocándose al lado del atacante buscando el momento propicio para intervenir sobre el balón, usando el contacto corporal e interponiendo uno de sus miembros inferiores en la interceptación del balón y, cuando no resulta posible desplazarse o colocarse al lado del atacante, poniéndose un poco más atrás, buscando en un momento concreto, con una caída (tirándose al suelo), intervenir sobre el balón. Esta forma de ejecución técnica debe emplearse como última opción, por dos razones: una vez que el cuerpo está en el suelo, el defensa jamás podrá controlar debidamente su deslizamiento (en especial en los terrenos mojados), provocando así el choque o que el atacante tropiece, con lo que podría originar una infracción de las reglas del juego; además, después de la ejecución técnica el defensa se encuentra en el suelo y es incapaz durante breves momentos de proseguir con la lucha defensiva, si la acción ejecutada fue ineficaz, o de relanzar el proceso ofensivo rápidamente, si ha recuperado el balón.
• La interceptación
Podemos entender por «interceptación» la acción técnico-táctica que consiste en que el jugador se apodera del balón o lo despeja cuando es enviado en dirección a su propia portería (interceptación de un remate) o entre los adversarios (interceptación de un pase).
Análogamente a la entrada, la acción técnico-táctica de la interceptación busca fundamentalmente la recuperación del balón o la temporización del proceso ofensivo del contrario interviniendo momentáneamente sobre él.
La acción técnico-táctica de la interceptación contiene fundamentos básicos difíciles de sistematizar porque presupone diferentes formas de actuación relacionadas con las cualidades del jugador y las situaciones momentáneas del juego.
• La carga
Es la acción ejercida por dos jugadores que buscan el contacto físico (carga), en zonas del cuerpo permitidas por las reglas del juego cuando están en lucha directa por la posesión del balón.