La gran fórmula. Marie Barraco
vida carece de sentido. ¿Qué sentido puede tener? Si no comprendemos el vacío... Considera el cielo, un enorme vacío azul intenso, donde nosotros solo vemos nubes, estamos condicionados a la forma, al observar paredes, jamás podemos percibir el vacío.
Científicamente se ha llegado a ir dentro de la materia, y dentro de ella, lo que existe es el vacío, más allá de las moléculas, los átomos, los electrones, más allá de todo lo único que queda es vacío, quiere esto decir que aun las paredes de esa casa, las paredes de ese recipiente del que hablábamos anteriormente, ellas también son vacío, lo llamado materia no es otra cosa que vacío, que no materia... una vez más nuestros ojos no ven las cosas como son.
En este mismo momento sé que tu pensar es: ¿es que entonces no soy nada?, tú puedes seguir pensando desde el intelecto condicionado, desde ese ego de antaño que nos fue enseñado, traspasado desde las raíces mismas de las que venimos, desde el autoengaño y seguir viviendo una vida que al contrario de vacío, está llena, llena de fracasos, de preguntas sin respuesta, de infelicidad, de desánimos, de soledad, de angustia, de un infinito sin sentido. No es la intención de este libro imponer, ni siquiera enseñar, ya que la verdad no se puede trasmitir con palabras, o con lenguaje y permanecer pura, pero si te abres quizás una fragancia de vida llegue a tu esencia, la que sí entiende y sabe que el vacío, muy lejos de ser algo negativo, es la única verdad. Quizás esa fragancia se impregne en todo tu ser, hasta tal punto que tú mismo comiences a experimentar la vida como en verdad es, un misterio que está delante de ti, tan solo que mientras tus ojos estén empañados de formas, no podrás alcanzar a ver.
Tenemos que ir sacando capa a capa hasta llegar al mismo centro, desde el exterior en un viaje hasta el interior, este viaje es la misión de este libro, te invitamos a realizar el viaje más importante de tu vida...
Estás acostumbrado a viajar al exterior, empeñas todas tus fuerzas, tu dinero, en hacer un viaje a un lugar soñado, esas vacaciones tan anheladas. Las programas, las proyectas, y entonces llega el día. Allá comienza tu viaje, llevas contigo la cámara fotográfica, quizás tu ser más amado te acompaña, todo parece ser de ensueño, pero de inmediato te encuentras con que no vas solo, vas con todo ese paquete tan pesado que llevas encima siempre, donde todo tu pasado, tu memoria, tus desdichas, tus pérdidas, tus preocupaciones, tu futuro, con todos sus miedos, sus inseguridades, también salen de viaje contigo... A su vez la persona amada que te acompaña lleva su propio paquete, con todo su sobrepeso, no van en el mismo viaje, aunque parecen las mismas vacaciones, aunque parecen tan unidos están muy distantes, cada uno en su encierro como el de todos los días, entonces comienzas a ver diferentes paredes, paisajes, colores, formas, sonidos. Podía ser un lugar mágico si pudieran ir vacíos, podrían estar unidos si fueran vacíos, pudieran absorber la belleza de ese bello lugar si estuvieran vacíos...
Se sabe de una historia, donde un hombre ya sin ganas, sin fuerzas, cansado de una vida sin sentido, buscó a un gran sabio que vivía en algún sitio, en la distancia, en total silencio, en un valle entre las cimas, en alguna parte, un hombre que en verdad conocía el vacío. El vacío le rodeaba y le habitaba, un hombre tan vacío que todo cabía en él, en un entorno vacío y silencioso que tan solo la belleza desbordaba por todas partes, infinitamente vacío, solamente estaba infinitamente colmado...Así un día este hombre llegó a su lado, queriendo que este tan solo le diera la manera de ser feliz, de vivir una vida plena, ya todo lo había experimentado, una vida de sinsentidos, llena de experiencias, de conocimientos, pero sin llegar a ser un ínfimo de plena. Ansioso en cuanto le vio le dijo: “Sé que eres un hombre sabio, por favor, dime algo que sea relevante acerca de la existencia...”. El sabio tan solo sonrió... luego le invitó con una taza de té, un sabio solo podrá darte una taza de té... eso es todo lo que debes saber. El hombre, cansado y sin fuerzas por el largo viaje de varios días, aceptó, pero su ansiedad le tenía en un temblor, solo deseaba una verdad, no una taza de té, entonces el sabio trajo dos tazas, y una tetera, colmada de té... Para sorpresa de este hombre que ansiaba algo nuevo, una taza ya estaba llena, entonces el sabio al comenzar a llenarla de té, comenzó a desbordar y desbordar, pero no se detenía, continuaba sirviendo...
Así que pensando que el sabio no se daba cuenta le llamo la atención diciendo: “Esa taza está llena, y tú sigues sirviendo, ¿es que no te das cuenta de que se está volcando?”, con su inamovible sonrisa lo miró y dijo: “Tú eres esta taza...”.
Estás lleno y a no ser que te vacíes, nada puedo hacer por ti, vuélvete vacío, eso es todo...
CAPÍTULO 2
COMENZAR EL VIAJE
Pues es hora de comenzar el viaje, capa a capa, desde lo más externo, veremos entonces de qué está compuesta la pared externa.
Por fuera tenemos una forma, la cual consta de esta autoimagen que tenemos de nosotros mismos, esa que vemos en el espejo, esa que distinguimos como bella o fea, a través de nuestro engañado mirar. Incluida la ropa con la que nos dibujamos, el peinado, el cuidado que el sistema ha impuesto como moda, lo que se usa, se acostumbra, eso nos hace estar a tono con este mundo. Ahora ahondaremos en esta imagen de nosotros mismos, veremos de qué se trata.
Si yo te pregunto, ¿quién eres?, tú comenzarás a relatarme tu historia, tu pasado, entonces dirás, yo soy Juan, Juan Pueblete, suponiendo un apellido, obviamente ya veremos por qué ese apellido... soy hijo de..., nací el..., estudié en el colegio..., luego me gradué en la universidad, me recibí, por lo tanto soy un gran médico, trabajo en el importante centro hospitalario..., tengo muchísima gente que acude a mi consulta, me dedico a hacer el bien, y mayormente lo logro, siempre quise ser alguien importante, me dedico a mi trabajo y a mi familia, por cierto tengo una excepcional, mi esposa, una gran mujer, mis chicos, hermosos, inteligentes, nada les falta, tenemos una casa hermosa, un auto muy bueno, una cuenta bancaria...
Si te vuelvo a preguntar: ¿quién eres?, si te quedaras en silencio, pensarás: pero esta mujer es tonta o es sorda, ¿acaso no me prestas atención?, te acabo de describir quién soy y tú me preguntas ¿quién eres?...
Lo que tú me has dicho es tan solo una recopilación de datos, una historia, por cierto muy interesante, tan interesante como tu apellido, pues es la misma a la que llamo Pueblete, pues es la misma con un ingrediente más, un ingrediente menos, de la de cada ser humano, pero eso no me dice quién eres...
¿Eres acaso tan solo tu nombre y un paseo por tu memoria?... También sé que eres de pelo color café, ojos oscuros, piel clara, de un metro y ochenta centímetros, de complexión delgada... eso puedo verlo perfectamente, ahora contéstame: ¿quién eres?...
Intenta entender, tómate unos minutos, observa y ve...
Imagínate que no puedo oír, que tampoco puedo ver... ahora dime: ¿Quién eres?... ¿Cómo te definirías si tu imagen no puedo verla, si el lenguaje no existiera?...
Esta es la primera capa, la que nos tiene estancados en un “esto soy”, y esto es la vida. Sigamos un poco más profundo. Si hay una persona ciega delante de ti y te preguntara: ¿qué es el color azul?, ¿cómo se lo podrías explicar?, de nada te servirá decir que es el cielo, el profundo mar en calma, tampoco servirá que le digas que es un color primario, que no se crea con mezcla de colores. ¿Cómo explicarlo con lenguaje?, a no ser que se pueda experimentar por uno mismo, no se puede conocer.
En otro aspecto, debemos saber que hay cosas que hasta que no crecemos, no podemos comprender, así es que hasta que no avanzamos en este viaje al interior, no comprendemos desde las capas exteriores. Si tu hijo cumpliera años en el mes próximo, y te pidiera de regalo una hermanita, cosa que suele ser muy común en un hijo único, tu respuesta no le gustará, de hecho le dirás que no se puede, quizás te diga cómprame una, quizás si ha visto algo más de televisión te diga hazme una con mamá... ¿Cómo explicar al niño que no es cuestión de comprar o hacer?, que esa no es la naturaleza de las cosas, que deben pasar nueve meses... se quedará triste, ninguna explicación le responderá, hasta que ese niño crezca, de hecho cuando crezca, no será necesario explicarle, por sí solo entenderá.
Cuando crecemos entendemos, no necesitamos lenguaje, no hay ya ese tipo de preguntas. Lo mismo nos sucede cuando comenzamos a ir en este viaje al interior capa por capa, hasta