Madre feminista. Agnieszka Graff

Madre feminista - Agnieszka Graff


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volví a los textos que había escrito cuando Staś era muy pequeño. Algunos de ellos me sorprendieron, otros me emocionaron. Algunos me irritaron. Añadí algo por aquí, algo por allá, puse notas a pie de página, quité alguna cosa. Sin embargo, los ensayos siguen siendo los mismos, no los reescribí. Son para mí un testimonio de aquella época. Me parece importante lo que entonces sentía y por qué pensaba así. Por eso todos los ensayos de Niños han sido incluidos en el libro, incluso aquellos que hoy en día me resultan ingenuos o exaltados, así como los más personales, aislados de la política o absortos en la cotidianidad.

      Bueno, quizá estoy yendo demasiado lejos… Porque, al fin y al cabo, es un libro sobre mí, sobre lo que he vivido en los parques de juegos o de camino a la guardería. Sobre mi viaje intelectual y emocional hacia… ¿Cómo llamarlo? Digamos que se trata del feminismo maternizado y la maternidad feminizada. Sobre una cosa y la otra. Por igual. Me he convertido en madre, sin dejar de ser feminista.

      5 En polaco la palabra dziecko tiene género neutro, designa niño y niña. (N. de la T.).

      6 Sylwia Chutnik decidió organizar Kids Block después de que uno de los representantes de Młodzież Wszechpolska, una organización nacionalista juvenil, le tirara una piedra que cayó cerca del cochecito de su hijo Bruno. Este es un fragmento del primer folleto de Kids Block: «Los niños llevan participando en la Manifa desde hace años. [...] Se mueven en cochecitos, los llevan en portabebés o en brazos. Algunos ya saben caminar y suelen desplazarse en todas direcciones, normalmente opuestas a la ubicación de la manifestación. [...] No queremos más quejas “maaamáááá, vámonos a caaaasa”. Queremos que los niños se pasen el año siguiente preguntando cuándo volveremos a ir a esa demostración tan chula». (Gracias a Sylwia por facilitarme este material.)

      7 Más de 250.000, según datos de septiembre de 2013 (cito la Agencia de Prensa Nacional): «En 2012 los municipios pagaban las pensiones alimenticias de 255,2 mil deudores morosos». http://www.dziennikwschodni.DI/aDDs/nbcs.dII/articłe?AID:/20130910/KRAJSWIAT/130919994.

      8 Datos referentes a 2014. (N. de la T.).

      9 En mayo de 2011 las feministas de Varsovia vinculadas con la Fundación MaMa organizaron un happening titulado «La rebeldía de las Madres». Su objetivo era poner el foco de atención en las barreras arquitectónicas: las escaleras, los bordillos altos y los semáforos que se apagan de inmediato, que hacen que la ciudad se convierta para una mujer con cochecito en una carrera de obstáculos.

      10 Datos referentes a 2014. 1 esloti, 0,24 euros; 153 eslotis, 36,08 euros; 620 eslotis, 146,22 euros; 420 eslotis, 99,04 euros. (N. de la T.).

      11 «Padres de niños minusválidos ocupan el Parlamento», Gazeta Wyborcza, 20.3.2014.

      12 Agnieszka Kubik, «Nauczycielka», entrevista a Magdalena Środa, Magazyn Świątczeny, 14.6.2013.

      13 Un ejemplo conmovedor de esa reacción llena de decepción e ira a la citada entrevista fue una entrada en el blog de Zimno, una bloguera popular en aquel entonces.

      14 La Inspección General de Trabajo señaló en 2011 que cerca del 25% de empleados trabaja con un contrato precario. El número exacto es objeto de disputas, ya que todo depende de si se toman en cuenta los falsos autónomos. Los datos sobre la pobreza proceden del informe del Instituto Nacional de Estadística del año 2010. Dos millones de personas vivían por menos de 466 eslotis al mes (el límite de subsistencia establecido por el Instituto del Trabajo y Provisión Social). https://natemat.pl/2457,prawda-o-polskiej-biedzie-w-kraju-zyja-dwa-miliony-ubogich.

      15 Los libros más interesantes sobre el tema son las obras de Eva Illouz: Oprah and the Glamour of Misery. An Essay on Popular Culture, Columbia University Press, Nueva York, 2003; y Saving the Modern Soul: Therapy. Emotions, and the Culture of Self Help, University of California Press, Berkeley, 2008.

      Agradecimientos

      Madre feminista no hubiera visto la luz del día si Justyna Dąbrowska, en aquel entonces redactora jefe de la revista Niños, no me hubiera invitado en mayo de 2010 a colaborar con ella. Justyna es también la editora de este libro y quiero agradecerle todo el apoyo que me ha prestado durante las dos etapas, las conversaciones y los consejos, importantísimos para mí. La segunda persona clave es Elżbieta Korolczuk, cuyo nombre irá apareciendo varias veces en las siguientes páginas: gracias, gracias, gracias.

      Me gustaría dar las gracias también a todos los participantes, invitados e invitadas a mi seminario en el Instituto de Estudios Avanzados en Crítica Política («¿Qué pasó con la segunda ola?», 2012-2013, y «El feminismo de nuestros tiempos», 2013-2014). Gracias a vosotros he leído, he reflexionado y he entendido muchas cosas.

      A mi Madre feminista; obviamente, la he escrito sola… pero a la vez no tanto. Los textos incluidos en este libro han surgido tras incontables conversaciones con amigas y conocidas, madres también. Hablábamos en los parques y vestuarios mientras esperábamos a que acabaran las clases de fútbol o natación. Hablábamos durante las fiestas infantiles y visitas a otras casas que en principio permitían socializar a nuestros hijos, pero nos socializaron también a nosotras—. Hablábamos por correo electrónico porque a veces nos era complicado vernos. Quiero dar las gracias sobre todo a Ania (madre de Zosia y Stefan), Justyna (madre de Jędruś), Klaudyna (madre de Róża), Maja (madre de Tymon y Hugon), Iwona (madre de Nina y Marcin), Ola (madre de Aleks), Ania (madre de Dominika y Filip), Kasia (madre de Maja y Julka), Magda (madre de Hania y Antek), Pola (madre de Bruno y Miron), Monika (madre de Ignaś y Zosia), y también a las madres feministas: a Kinga (madre de Staś), Ania (madre de Bronka) y Sylwia (madre de Bruno). Ya no está entre nosotras Iwona (la difunta madre de Krzyś, Kubuś y Kajtek) pero tuve la suerte de poder compartir largas conversaciones con ella; sobre maternidad hablamos poco porque todavía no había llegado mi hora, pero mientras escribía el libro, muchas veces


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